Porco Rosso

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sábado, 5 de septiembre de 2015

SOUTHPAW de Antoine Fuqua - 2015 - ("Southpaw")


El joven Billy Hope ha alcanzado la cima de su deporte, el boxeo, y se ha convertido en una de sus más grandes estrellas. Tiene fama, tiene reconocimiento, tiene dinero y tiene una gran casa con una familia que le adora. Un drama inesperado, sin embargo, está a punto de golpearle sin piedad... Billy Hope va a tener que recomenzar su vida y reorientar su relación con el boxeo para poder superarlo.


Antoine Fuqua no ha llegado todavía a repetir la calidad fílmica de la que, por lo menos para un servidor, es su mejor película hasta la fecha: "Training Day", que se acerca ya a sus quince añitos de existencia. Sin embargo, con "Southpaw" se ha acercado algo a ella, por lo menos en comparación con la mayor parte de sus obras posteriores a la mencionada película de 2001, muchas de ellas encargos "al uso" y nada más. Es cierto que es un drama deportivo típico y tópico, con mensaje de superación del Sueño Americano incluido (que no podía faltar, claro, para qué variar), pero también es cierto que está apoyado por unos actores excelentes y que, en manos tal vez de otro director menos inspirado, habría sido un rollazo ñoño y pasteloso cuando no incluso verborréico y demagogo. Jake Gyllenhaal está inmenso. Punto. Lo está. Se come la pantalla, sufre con maestría y entrega un auténtico papelón. Fuqua sabe llevarlo con la dureza justa para no caer en el retrato habitual de perdedor de buenos sentimientos que se habría cargado la película. "Southpaw" es en gran parte él, Jake Gyllenhaal, pero es que es una "película de actor", nos guste o no o más o menos este término. Los secundarios no se quedan atrás aunque tengan menos espacio para lucirse. En especial Forest Whitaker brilla, como siempre. Y el aspecto técnico y narrativo de la cinta destaca, a pesar de lo previsible que es.


Antoine Fuqua sabe rodar con ritmo, con potencia, con garra, y demuestra su buen manejo del drama en todo momento y también de la dinámica de los combates de boxeo en su paso hacia las reglas narrativas de la gran pantalla. Sí, es como he dicho la película previsible: su final lo hemos visto miles de veces y nos lo sabemos de memoria. Sin embargo, está muy bien rodada y, como he dicho, su protagonista principal está inmenso. "Southpaw" no es una obra maestra, pero cumple de sobra. Se le podría haber exigido más, por supuesto, pero a mi tampoco en ningún momento me ha aburrido y me parece a todas luces digna en prácticamente todos los aspectos.


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