Porco Rosso

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lunes, 2 de febrero de 2015

SENTENCIA DE MUERTE de James Wan - 2007 - ("Dead Sentence")


Nick Hume es un padre de familia normal que lleva una vida tranquila con su mujer y sus dos hijos. Una noche, tras un partido de hockey, Nick y su hijo mayor, Brendan, paran en una gasolinera para repostar y comprar unas bebidas. Algo terrible ocurre: una salvaje banda les ataca... La vida de Nick no va a volver a ser la misma.


Tal vez por haber dirigido casi a la vez esta "Sentencia de muerte" y la película de terror comentada ayer "Silencio desde el mal" (ambas estrenadas en 2007) ninguna de las dos le haya salido especialmente bien al entonces primerizo y recién salido de "Saw" James Wan. Aunque no es tan mala como "Silencio desde el mal", "Sentencia de muerte" es un thriller de acción del montón con algún buen apunte argumental y paren ustedes de contar. Un buen Kevin Bacon (no lo hace mal como vengador urbano) da vida a un padre de familia que, tras ser atacado por una banda callejera salvaje y despiadada, se dedica a vengarse y a acabar con ellos uno a uno. El filme empieza bien: el contexto social está bien definido y tanto la escena del primer ataque como la del juicio son efectivas. Sin embargo, a partir de ahí todo se desmadra y la película termina siendo una orgía de sangre, muerte, destrucción y disparos delirante sin ninguna trama con un mínimo destacable. Lo que comienza como un thriller dramático termina siendo una película de acción del montón. Porque lo cierto es que "Sentencia de muerte", en sus inicios, se erige como una interesante propuesta que promete hacer al espectador pensar sobre el hecho de tomarse o no el ciudadano de a pie la justicia por su mano cuando esta justicia falla y es incapaz de defenderle.


La propuesta se queda desgraciadamente en eso, en propuesta. La trama tras este inicio de golpe se vuelve lineal, los diálogos empeoran, el retrato social se transforma en algo burdo y simplista y los personajes se tornan planos. Ya sólo importan los tiros, las ostias, las torturas y la sangre. Y la sangre es mucha, y hay bastantes escenas cafres verdaderamente bien rodadas. Pero nada más. La película aburre porque no muestra otra cosa que una sucesión de estas escenas bestias. "Sentencia de muerte" no produce vergüenza ajena ni tampoco es un filme horroroso, pero, partiendo de una base interesante, termina siendo un "quería pero al final no quise", un filme del montón, olvidable y anodino. Por suerte, James Wan volvería a las salas dos años después con "Insidious" y restablecería su carrera.


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