Porco Rosso

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martes, 18 de noviembre de 2014

SOMBRAS Y NIEBLA de Woody Allen - 1991 - ("Shadows and fog")


Un peligroso asesino está sembrando el pánico en la ciudad y los vecinos y las autoridades se han puesto en marcha para encontrarlo. Kleinman es uno de estos vecinos y también tiene que vigilar las calles y poner de su parte para atrapar al criminal. Kleinman es un hombrecillo insignificante y cobarde y está a punto de meterse en un lío delirante.


"Sombras y niebla" es otra de esas "rarezas" dentro de su filmografía con las que Woody Allen nos sorprende cada cierto tiempo. Siguiendo la estela de obras como "Interiores", "Zelig", "Septiembre" u "Otra mujer" (aunque sobre todo de "Zelig"), el director neoyorkino se marca una película radicalmente diferente de sus habituales comedias urbanitas y crea una tragicomedia kafkiana que, además de al gran escritor checo, homenajea al Expresionismo Alemán tanto en la estética como en los asuntos que trata. Ni siquiera se ambienta "Sombras y niebla" en la querida Nueva York de casi siempre del autor; por lo menos no claramente (más bien es una indefinida ciudad europea del centro o del norte de la primera mitad del siglo XX; los homenajes están hasta en este hecho). Tampoco, como he dicho, los asuntos habituales de Woody Allen están aquí, por lo menos a un nivel protagónico. El tema central del filme, muy críptico y complejo (de los más simbólicos y metafóricos del autor), pienso que es la relación entre el mundo real y el de los sueños (simbolizada en el mundo del circo, que se contrapone al de la fría y fea realidad) y la lucha del hombre normal y corriente (y hasta mediocre) contra el sistema absurdo y delirante que no entiende (Franz Kafka cien por cien). Y el jazz no es ahora la banda sonora de la película, sino las composiciones de Kurt Weil y Bertol Bretch. Woody Allen es el carácter principal y, aunque se vuelve a dar vida a sí mismo, a su personajillo de casi siempre, en esta ocasión le toca vigilar las calles para atrapar a un asesino al más puro estilo de "M. El vampiro de Dusseldorf".


"Sombras y niebla", basada por cierto una una obra de teatro del propio Allen llamada simplemente "Muerte" y que publicó en 1975, no es una obra perfecta: sus diálogos no son tan brillantes como otros de su autor y su ritmo a veces se resiente ligeramente (se nota que el género de Woody no es el thriller). Su mensaje es por otra parte demasiado críptico y su desenlace, sorprendente hasta cierto punto, a mi me deja un poco descolocado. Sin embargo, es en todo momento una película diferente bien ejecutada y, además, con una ambientación lúgubre, oscura y siniestra perfectamente representada y fotografiada en un preciosísimo blanco y negro. Los actores secundarios, un plantel por cierto extensísimo de caras grandes de la interpretación de todas las generaciones, está genial, y todos dan vida a estrambóticos y carismáticos seres. "Sombras y niebla", un poco "El proceso" y "El castillo", un poco "M. El vampiro de Dusseldorf", un poco "La parada de los monstruos", un poco un filme de la etapa británica de Alfred Hitchcock incluso, es un homenaje sentido y casi experimental por unas ramas artísticas que Allen adora. Una rareza disfrutable aunque no perfecta de su filmografía.


1 comentario:

  1. A mí es una película que me gusta mucho. No es "Zelig" (para mí la obra maestra de Allen), pero es muy curiosa.

    Saludos.

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