Porco Rosso

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martes, 9 de septiembre de 2014

EL TRUCO FINAL de Christopher Nolan - 2006 - ("The prestige")


Londres. Finales del siglo XIX. Robert Angier y Alfred Borden son dos jóvenes ilusionistas que trabajan juntos y que sueñan con llegar a lo más alto en su profesión. Pronto, un trágico accidente los divide. Pronto, también, se convierten en rivales en el arte de engañar y hacer soñar a las masas… Y pronto, empiezan a competir por la gloria y por la venganza. Sus vidas se vuelven un infierno de obsesión y de odio.


Desde que alcanzó la fama con la sorprendente “Memento”, Christopher Nolan se ha convertido en un director comercial de culto gracias a su capacidad para crear obras que funcionan a la perfección en las taquillas (o que por lo menos están bien envueltas de cara a las salas comerciales) y que además se pueden considerar plenamente “de autor”. En muchas de sus películas ha expuesto profundos dilemas y ha presentado a personajes llenos de hondura, y hasta lo ha hecho en géneros tan injustamente despreciados por culpa de tontos prejuicios como puede ser el de los superhéroes (al que ha regalado la mejor saga de Batman de la historia). “El truco final” es una de las mejores películas fantásticas de la década pasada. Aderezada con un efectivo toque de thriller de época, desarrolla la historia de dos ilusionistas rivales que luchan por superarse el uno al otro y a sí mismos, lucha que les lleva a la obsesión más enfermiza y que les coloca muy cerca de la perdición. En el combate por conseguir un truco mejor que el de su enemigo, ambos ponen en serio peligro sus relaciones personales y sus propias vidas. Dicho combate da comienzo a raíz de un incidente puramente personal que se acaba tornando en el mencionado duelo de trucos y que termina en el juego de odios más despiadado. Poco más voy a contar sobre la historia de la película porque, si me extiendo demasiado, corro el riesgo de estropearla, ya que “El truco final” es la clásica cinta cuyo poder de impacto se encuentra en un argumento lleno de enigmas y de vueltas de tuerca (escrito por Christopher y su hermano Jonathan) coronado por una vuelta de tuerca final, valga la redundancia, que lo pone todo del revés y que propina una gran sorpresa (que, sin embargo, se puede llegar a intuir de alguna manera sobre la mitad del metraje). 


Nolan lleva la trama con un gran ritmo y consigue que no decaiga un solo segundo. Todo está escrupulosamente hilvanado y no quedan cabos sueltos tras el laberinto de trucos en el que sus protagonistas envuelven a los espectadores. La estructura de esta trama, además, intenta reflexionar sobre la propia estructura del cine y sus “trucos”. Los actores principales (un magnifico Christian Bale y un Hugh Jackman que en aquel momento estaba demostrando cada día más que era un excelente intérprete y que tenía vida más allá de Lobezno) interpretan con carisma a los dos magos protagonistas. Les secundan unos muy destacados Michael Caine, Scarlett Johansson y David Bowie. La representación histórica de un siglo XIX en el que la magia y la ciencia se tocan (el filme lo representa con un acierto tremendo por medio del personaje histórico de Bowie) es otro punto destacado: romántica y evocadora, construida a base de planos cerrados que le dan un aura ocultista y en parte onírica. “El truco final” no es tal vez, en mi opinión, la mejor obra de su autor (que ha dejado el listón altísimo más de una vez, especialmente con “"Memento", "Insomnio" y su trilogía del hombre murciéalgo de DC Cómics”), pero desde luego es una película genial, una obra comercial de esas que ya existen pocas, que divierten mientras también hacen pensar. Entretenimiento con personalidad y de alta categoría.


1 comentario:

  1. Soy fan incondicional de su director!! Pero aún más de Bale y Jackman, cómo me gustan esos dos actores (y, hombres! jajajjajaj).
    - Muy buena película para pasar un momento estupendo. Como tú muy bien has dicho: entretenimiento de categoría. Así, sí!!!

    Un saludOoo enorme!!

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