Porco Rosso

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jueves, 27 de marzo de 2014

UN RAYO DE LUZ de Joseph L. Mankiewicz - 1950 - ("No way out")


El joven doctor Luther Brooks, muy apreciado por sus colegas, es el único médico negro del hospital en el que trabaja. Una noche en la que está de guardia le traen a dos criminales heridos en un atraco para que los cure. Uno de ellos, por desgracia, muere... Y el otro, su hermano, que detesta a los negros, acusa a Luther de haberlo matado. La vida de Luther se convierte en un infierno mientras en la ciudad estalla una terrible ola de disturbios que enfrenta a negros contra blancos.


Joseph L. Mankiewicz dirigió en 1950 dos de sus grandes obras maestras: "Un rayo de luz" y "Eva al desnudo". La segunda, un clásico inmortal de la historia del cine, eclipsó a la primera en parte en lo que a fama se refiere, por lo menos con el paso del tiempo. Eso no quiere decir que "Un rayo de luz" no sea una de las mejores películas del director. Sydney Poitier, uno de los grandes y primeros actores del "movimiento negro" de los Estados Unidos, debutó como protagonista en este filme (antes había sido sólo extra) para entregar uno de sus papeles principales en un drama que iba precisamente sobre... Racismo. Racismo entre negros y blancos. Mankiewicz entrega una de sus obras más comprometidas para desarrollar el retrato de una comunidad dividida por la mencionada separación entre negros y blancos pero también por la separación entre ricos y pobres, que de una forma u otra es la separación que determina a la primera. Como siempre, los diálogos, inteligentes y lúcidos, son una parte esencial de la película, así como la dirección de actores, entre los que destaca, además de Poitier, un fabuloso Richard Widmark como racista enfermizo y antagonista de la historia en la que es otra de sus grandes interpretaciones.


Mankiewicz dirige además magistralmente una película con ritmo de thriller y ambiente extraído del mejor filme negro que retrata a la perfección un mundo de claroscuros casi oscurantista, en tensión constante y donde el odio se puede palpar en cada esquina. Momentos fascinantes han quedado para la posteridad, momentos de gran cine como la lucha entre los mencionados racistas negros y blancos o como los diálogos con la familia del personaje de Poitier, diálogos que dan fe de la falta total de maniqueísmo de "Un rayo de luz", que expone su problemática pero que se niega a señalar a buenos y a malos. En el racismo, todos son culpables, incluso los negros, perseguidos y marginados durante toda la primera parte de la historia de los USA pero incapaces de dejar a un lado su odio y también presas de prejuicios que se van quedando incluso anacrónicos. Película imprescindible.


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