Porco Rosso

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domingo, 9 de febrero de 2014

CRONOS de Guillermo del Toro - 1993 - ("Cronos")


Fernando Gris es un anticuario de México D.F. de edad madura que, siendo un hombre normal, lleva también una vida normal junto a su familia y a la cabeza de su tienda, un negocio como otro cualquiera. Un día, descubre entre sus objetos uno especialmente misterioso y de extraña forma... Un objeto milagroso y a la vez maligno...


El mexicano Guillermo del Toro se ha ganado a pulso el poder contarse entre los mejores directores de cine fantástico comercial de nuestros días. Título a título, ha sabido enfrentarse casi siempre con resultados aceptables a cualquier género (dentro de la fantasía) e imprimirle a cada una de sus obras una personalidad muy marcada. Comenzó en el mundo del cine diseñando y tratando efectos especiales hasta debutar de manera fulminante con la ya hoy de culto “Cronos” a principios de los años noventa. Cimentándose en una estética impactante, efectista y a veces de trazos barrocos, el cine de Guillermo del Toro conjuga la fantasía más lírica y poética con el realismo más descarnado y tétrico. El onirismo es muy importante en su sentir, la relación confusa que siempre existe entre el mundo de la vigilia y el del sueño, que se identifican con la dura realidad y el cuento de hadas. La violencia en sus películas suele aparecer tratada con una crudeza y una suciedad que a veces llega a rozar el gore. Su humor es, también, muchas veces negro. No hay un denominador común para la idiosincrasia de sus personajes, de toda clase y condición y de sentir más hondo unos y menos hondo otros. Muchas de sus historias las ha ambientando Del Toro en un pasado turbulento, pasado que ha utilizado como un marco tremendamente evocador y romántico para desarrollar su habitual narración sobrenatural. Suele alternar trabajos de encargo con otros más personales, y también las buenas películas con otras ciertamente mediocres y hasta con algún sonado bodrio. Su filmografía está desarrollada a caballo entre México, España y los USA.


Guillermo del Toro ha mantenido hasta ahora, en mi opinión, una carrera irregular. “Cronos”, que dirigió después de rodar algunos capítulos de la serie “La hora marcada”, fue una historia intimista de vampiros sombría, delicada y poética, un debut apabullante y para muchos su mejor filme junto a “El laberinto del fauno”. Después dirigió en los Estados Unidos la olvidable cinta de terror “Mimic”, tras la que llegó, en España, la irregular película de terror ambientada en la Guerra Civil española “El espinazo del Diablo”. Vinieron después, de nuevo en los USA, la segunda entrega de la saga del vampiro cazavampiros “Blade II” (en mi opinión una buena película de acción), las dos entregas de “Hellboy”, unas también buenas adaptaciones del comic homónimo, el drama "El Laberinto del Fauno" (excelente) y el filme de robots "Pacific Rim" (que todavía no he podido ver).


"Cronos", el debut de Guillermo del Toro, es una película magnífica, una de esas pequeñas joyitas del cine fantástico que de vez en cuando surgen en un mar de mediocridad y que demuestran que con un presupuesto bajo pero con  un buen guión se puede realizar un producto excelente. El director mexicano hacía en su primer largo una relectura novedosa e interesante del mito de los vampiros y, mientras entregaba un drama familiar cargado de esperanza, también reflexionaba sobre el paso del tiempo, la muerte y el concepto de eternidad. Todo ello dentro de una trama de intriga que atrapa desde el primer minuto, llevada con ritmo y agilidad, con diálogos destacados y justos y con unos personajes bien desarrollados y atractivos (Federico Luppi y Ron Perlman, dos de los actores habituales del director, aparecen ya aquí y se lucen). La ambientación es también genial: preciosa, con el toque justo entre realismo y magia que se introduce de golpe en el mundo cotidiano y lo enrarece, mientras que lo son de la misma manera los efectos especiales, un prodigio de imaginación además que ya dejaba bien patente la adhesión de Del Toro a mostrar en sus obras a los insectos como metáforas variadas. Una película que hay que reivindicar.

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