Porco Rosso

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miércoles, 6 de febrero de 2013

TERMINATOR III. LA REBELIÓN DE LAS MÁQUINAS de Jonathan Mostow - 2003 - ("Terminator III. Rise of the machines")



Ha pasado una década desde que John Connor impidiera junto a su madre y al T-800 que le salvó la destrucción de la humanidad a manos de Skynet. Ahora, Sarah Connor ha muerto de leucemia y John vive como un mendigo para no dejar rastro de su existencia. Sin embargo, Skynet se las ingenia para volver a enviar a un nuevo androide asesino con el objetivo de que acabe con él de una vez por todas: al ultrapoderoso T-X. Un nuevo T-800 acude también por suerte en su ayuda. La batalla por el futuro de la humanidad vuelve a comenzar.


Once años después de la inolvidable "Terminator II. El juicio final"”, a la Warner Bross se le ocurrió resucitar el mito del androide del futuro y realizar la tercera entrega de su mítica saga, que hace pocos años se completó con una cuarta. Por supuesto, y como viene siendo habitual en el cine comercial del Hollywood de los últimos tiempos, la destrozó sin piedad y sin miramientos. James Cameron por desgracia se desvinculó artísticamente del proyecto y éste pasó a manos del hasta ahora bastante anodino Jonathan Mostow”. El resultado por desgracia fue mediocre, impersonal, aburrido, repetitivo hasta la extenuación; mucho peor que el de la posterior y también mediocre "Terminator Salvation" (aunque esta por lo menos no copiaba la misma fórmula con este descaro). La historia vuelve a ser la misma: Skynet envía un nuevo robot asesino y el clásico T-800 ha de salvar otra vez a John Connor de la muerte y de paso a la raza humana.


El personaje del mencionado T-800, de nuevo interpretado por Arnold Schwarzenegger (pero ya acomodado y sin ganas de repetir buen hacer en su papel), ni produce el miedo del de la primera parte ni tiene el carisma del de la segunda. Hace lo que debe hacer: proteger y casi conmoverse, pero en ningún momento llega a establecer el vínculo emocional con su protegido de la entrega central. Una lástima teniendo en cuenta los dos anteriores grandes registros mencionados. El John Connor de Nick Stalh tampoco tiene carisma: nadie se cree que hubiera dirigido a la raza humana contra las máquinas. Su papel promete por sus inicios como indivíduo atormentado y autodesterrano del contacto humano, pero se queda a la mitad. El T-X, el nuevo villano, interpretado por Kristanna Loken, es el colmo de la poca originalidad: es una vulgar mezcla de los dos villanos anteriores; mitad metal “normal” y mitad metal líquido. Ni atemoriza ni provoca tensión ni nada de nada. Tampoco el personaje de Claire Dannes llega a alcanzar en carisma a la Sarah Connor de Linda Hamilton de "Terminator II" como comparsa de John Connor: bastante discretito está, y eso que Dannes es una grandísima actriz.


La acción de "Terminator III. La rebelión de las máquinas" es efectiva y hasta cierto punto competente, pero nada más; no emociona y no dice nada. Muy atrás han quedado las agobiantes persecuciones de "Terminator" o las frenéticas escenas de alto voltaje de "Terminator II". Por si fuera poco, la historia, nada aprovechada, tiene lagunas argumentales y es del todo predecible. Sólo me quedo con una cosa de esta película: su desenlace, ciertamente inesperado aunque no venga mucho a cuento y aunque se cargue el mensaje de que el futuro sí puede cambiarse de las otras dos películas y falte a su esencia original. El resto de la cinta es 100% olvidable. Una lástima de retorno de saga.

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