Porco Rosso

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viernes, 9 de noviembre de 2012

TOY STORY III de Lee Unkrich - 2010 - ("Toy Story III")



Andy ya se está preparando para ir a la Universidad y Woody, Buzz y sus amigos, cada vez más olvidados, acaban siendo donados a una guardería para que otros niños jueguen con ellos. Pero no se van a rendir: piensan volver a ver a Andy sea como sea y, para ello, van a enfrentarse a miles de nuevos peligros. El principal: sus siniestros compañeros de su nuevo hogar, dominados por un oso corrupto y malvado con oscuros propósitos...


Pocas películas consiguen hacer que se me salten las lágrimas, y una de estas pocas es "Toy Story III", que, llegada once años después de la segunda entrega de la trilogía y quince de la primera, sabe reciclarse a la perfección para ofrecer una nueva cinta de aventuras, mucho humor (paródico y de referencias, marca de la casa) y un homenaje nostálgico y muy sentido dedicado a todas las generaciones que crecieron con el avance de los estudios de Pixar, las generaciones que estaban en la infancia o que entraban en la adolescencia o en la primera juventud cuando llegó a las salas el primer "Toy Story" en 1995 (a mi generación entre otras, vaya). Y es que en la tercera aventura de los juguetes pixarianos ya se respira, desde el inicio, una suerte de "mal rollo" o de tristeza: Andy se encamina hacia la mayoría de edad, se va a marchar a la Universidad y sus juguetes han sido condenados al olvido y, además, notablemente diezmados (el único pero que le pongo a la película es que faltan personajes clave de la saga como Betty, la novia de Woody, sin que se explique demasiado el porqué -pero es el único "pero"-). Hay una escena que es simplemente soberbia: la madre de Andy entra en el cuarto de su hijo y casi se echa a llorar al ver lo rápido que ha pasado el tiempo (quedará para los anales, seguro). En este panorama, Woody, Buzz Lightyear y sus amigos (los eternos Jessie, Sr. Patata, Slinky, Rex, Hamm...) van a vivir su última aventura para recuperar a su amigo de juegos o, por lo menos, para demostrarle que están ahí y que siempre van a estar para él.


"Toy Story III", aunque tenga un final feliz (esperable y necesario en la franquicia) y aunque cuente con el humor de siempre, es una historia claramente crepuscular que me atrevería a decir que está más orientada a los adultos que a los niños. Su tono es más serio, más crudo incluso, y la situación que pasan los juguetes abandonados en la guardería crea un mal rollo verdaderamente efectivo. Por otra parte, los nuevos villanos son posiblemente los más complejos de toda la saga (víctimas del abandono y del miedo, se volvieron perversos y corruptos). Destaca por encima de todos el "malo malísimo" Lotso, el oso de peluche, toda una explosión de carisma y, también, el desternillante Ken de Barbie, pusilánime y miedoso y mangoneado por Lotso. Y bueno, el final de la hasta ahora trilogía es, sencillamente, genial: pone los pelos de punta y llama directamente a los niños que todos hemos dejado de ser de una forma u otra. Y quedan, por supuesto, las fabulosas escenas de acción y la animación, absolutamente maravillosa. "Toy Story III" es el colofón que esta saga que cambió la animación para siempre se merece, sin duda.

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