Porco Rosso

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miércoles, 21 de noviembre de 2012

MEMORIAS DE UNA GEISHA de Rob Marshall - 2005 - ("Memoirs of a Geisha")



Japón. 1929. Hija de un pescador pobre y con una madre moribunda, la pequeña Sayuri es vendida como geisha, la única salida que tiene su familia para ganar dinero y prácticamente la única salida que tiene ella para ascender en la sociedad machista y clasista de su país. Poco a poco, lo va consiguiendo en un mundo cruel y sin escrúpulos: se convierte en una mujer deseada por los hombres y envidiada por las otras mujeres, rica e influyente. Sin embargo, comete un error que le puede costar su carrera: enamorarse. Mientras, Japón se abre a occidente y vive una era tumultuosa.


Después de rodar el musical "Chicago", Rob Marshall realizó esta polémica película basada en el best seller homónimo de Arthur Golden, película que en un principio pensaba dirigir Steven Spielberg, que acabó simplemente produciéndola. Inspirada en las más esplendorosas cintas de los grandes clásicos hollywoodienses, al igual que la mencionada "Chicago" (a Marshall le encanta el homenaje estético a estos clásicos y a los del cine europeo, lo volvió a demostrar en "Nine"), "Memorias de una geisha", para unos buena y para otros horrible, presenta una historia de rasgos intimistas sobre el mundo de las geishas en el Japón de la primera mitad del siglo pasado que comete el error de inventarse un montón de cosas sobre este mundo que, según he leído, no eran de esta forma, para transformar lo que debería haber sido una historia típicamente japonesa en una historia típicamente americana en la que no falta incluso una escenita de corte musical y de cierto aire cabaretero-oriental (muy bonita, por cierto, a pesar de lo descolcoada que está). Bueno, es ciertamente muy criticable este hecho, del que viene la mencionada polémica, más alimentada por el hecho (valga la redundancia) de que la mayor parte del elenco femenino de la película no es japonés, sino chino, lo que en su día generó hasta disputas entre internautas de ambos países por sentimientos nacionalistas, por confusiones entre las definiciones exactas de geisha y prostituta y por el recuerdo de las masacres japonesas en China durante la Segunda Guerra Mundial.


Polémicas y líos aparte, pienso que es cierto que "Memorias de una Geisha" es también como he dicho un homenaje al cine clásico de Hollywood, como lo era "Chicago", y en el que prima tal vez el aspecto estético, primorosamente llevado y cuidadísimo, con unos escenarios portentosos y evocadores, una fotografía brillante y un vestuario lleno de colorido y detalles. No se puede negar que muchas partes del filme son un pastiche con estilo... Pero tampoco tiene prestensiones de ir más allá, y no es perfecto por centrarse más en la forma que en el fondo pero tampoco se trata de una cinta deleznable. Está claro que si quiero ver películas de geishas con veracidad me voy a poner a ver, por poner un ejemplo, las de Kenji Mizoguchi y no una americanada exótica, pero la verdad es que el segundo filme de Marshall no tiene como he dicho muchas pretensiones más allá de su orfebrería visual y, por otra parte, su historia está bien llevada, con ritmo, mientras que sus personajes interesan con solvencia y están muy bien interpretados por un reparto excelente (Zhang Ziyi, Gong Li, Michelle Yeoh, Ken Watanabe... queda todo dicho). Hay muchas películas que son divertidas y que incluso llegan a ser buenas y que se inventan parcial o completamente su trasfondo histórico o cultural, y aunque "Memorias de una Geisha" no es la octava maravilla tampoco es un filme que de vergüenza, que aburra o que insulte a la cultura japonesa (pienso) a pesar de sus muchas imprecisiones.

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