Porco Rosso
viernes, 6 de julio de 2012
KILL BILL. VOLUMEN 2 de Quentin Tarantino – 2004 – (“Kill Bill. Volume 2”)
Tras acabar con las feroces O-Ren Ishii y Vernita Green, La Novia se dirige a sus siguientes objetivos: el diestro con las armas de fuego Budd, el hermano de Bill, y la experta guerrera tuerta Elle Driver, que la odia profundamente por desencuentros del pasado. Cuando termine con ellos, será el turno de morir del propio Bill, el hombre que destrozó su vida. Sin embargo, poco a poco, La Novia va haciendo nuevos descubrimientos sobre su vieja existencia y la de su enemigo, descubrimientos que van a volver a desatar su dolor…
En “Kill Bill. Volumen II” se desarrolla la historia a la que “Kill Bill. Volumen I” sirvió como prólogo. La Novia, de la que poco a poco vamos sabiendo más secretos, se enfrenta a los dos esbirros de Bill que le quedan por asesinar: Budd (un muy solvente Michael Madsen), hermano del anterior acabado y alcohólico pero igualmente cruel, y la envidiosa y brutal Elle Driver (una genial Daryl Hahnnah) para, posteriormente, enfrentarse al propio Bill en un duelo dialéctico primero y físico después (aunque acertada y tremendamente breve). La acción frenética que contenía la primera entrega de las dos que conforman el conjunto se relaja notablemente para que la trama se desenvuelva y se muestren las razones de la búsqueda de venganza de La Novia en lo que queda por exponer de su turbio pasado, unido sentimentalmente al de Bill (el recientemente fallecido David Carradine, que es homenajeado por Tarantino y que realiza un papel soberbio y aterrador en todo su cinismo desencantado y asesino). La narración se vuelve a mover entre este pasado y el presente, y el tono épico aumenta hasta un clímax muy bien resuelto y alejado de los efectismos y excesos conscientes del resto del metraje. Por supuesto, no dejan de aparecer constantes referencias culturales de todo tipo y el humor negro inteligente y absurdo característico del autor sigue presente.
El único combate realmente espectacular que muestra “Kill Bill. Volumen II” es el de La Novia contra Elle Driver, lo cual es de agradecer después del enorme y delirante festival de artes marciales de la anterior entrega. Los diálogos mejoran y son más abundantes, y los personajes están más desarrollados que los del primer volumen a excepción del bastante desperdiciado Budd (un notable punto negativo del filme que, sin embargo, no lo hunde), que, la verdad, podía haber dado mucho más juego del que da, especialmente siendo el hermano del antagonista principal y viniendo interpretado por un experto en dar vida a villanos sádicos como Michael Madsen (recuerden su soberbio papel como el Señor Rubio de "Reservoir Dogs"). Las escenas de violencia vuelven a ser completamente desprejuiciadas y de alto voltaje, en especial la mencionada y muy sangrienta lucha contra Elle Driver y el intento de entierro en vida de La Novia agonizante por parte del también mencionado Budd. El desenlace resulta por momentos muy emotivo, lo que demuestra que Tarantino además de la comedia negra y canalla domina bien el drama, y lo hace hasta con una gran delicadeza que ya se mostró en la injustamente subvalorada "Jackie Brown". Otro momento para el recuerdo es el tópico (de manera consciente) entrenamiento de La Novia con su viejo maestro oriental Pai Mei, entrenamiento que aporta las escenas más desternillantes de la cinta. “Kill Bill”, como conjunto, es una producción tremendamente entretenida y que como collage funciona muy bien, ya que Quentin Tarantino es un mezclador de influencias muy bien dotado que además mejora con los años. Es, sobre todo, es un refrito con mucho estilo (y plenamente consciente de su condición de refrito, lo cual no es en absoluto algo negativo) de géneros, y, aunque a mi parecer como conjunto no es la mejor obra de su creador, sí que queda para el recuerdo como el mencionado "tuti-frutti" cargado de buen hacer con desenlace sorprendente e inesperadamente trascendental y hasta lírico.
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Kill Bill, las dos, me parecen sobrevaloradas. Que son muy divertidas no se niega pero tampoco es para que se diga que son obras maestras, que parece que todo lo que toca Tarantino ya tiene que ser oro por la fuerza. A mi me parecen divertidas y normalitas. Creo que este hombre está endiosado de una manera descomunal. Paul.
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