La organización criminal SPECTRA, indignada tras la muerte del Dr. No, ha decidido acabar con su verdugo: el agente británico 007. Para ello, encargan su caza a dos de sus mejores asesinos; a la malévola conspiradora Rosa Klebb y al monstruoso Red Grant, enamorado del simple placer de matar. James Bond va a enfrentarse a ellos con la ayuda de un nuevo aliado, el espía Kerim Bey, y de una misteriosa mujer que se cruza en su camino llamada Tatiana Romanova. Juntos van a tener que hacerse con una máquina descifradora de códigos secretos con la que SPECTRA también quiere hacerse para destinarla a siniestros propósitos.
Estrenada un año antes de la muerte de Ian Fleming, “Desde Rusia con amor” fue la segunda e igualmente exitosa y divertida película de la saga de James Bond, película que adaptaba fielmente su quinta aventura novelística y en la que el agente británico, tras haber acabado con el Dr. No, sigue indagando en la oscura estructura de la banda criminal SPECTRA, a la que pertenecía dicho villano, para terminar enfrentándose a otros más estrambóticos si cabe. Esta segunda cinta del ciclo del espía 007, en la que Terence Young repite dirección, afianza la estructura creada en la anterior aunque deja ligeramente de lado la aventura exótica con aura de serie B y de ciencia ficción de la que aquella hacía gala para centrarse más en el puro thriller (aunque este thriller viene salpicado con muchísimas escenas de acción, muchas armas delirantes y, también, con localizaciones exóticas –como Turquía, Venecia o la Rusia que menciona el título- y con momentos muy pulp –como todos los del campamento gitano, por cierto bastante denigrantes para esta raza y para la mujer en general-). La trama, divertidísima e interesante desde el primer hasta el último minuto, hace gala de muchos más elementos de misterio que están excelentemente economizados para ir desvelándose progresivamente en su justa medida, mientras que, en el aspecto de los escenarios, los interiores se erigen en importancia por encima de los exteriores.
Los personajes repiten carisma: Sean Connery vuelve a ser Bond y se afianza en el papel (al igual que Bernard Lee con M y Lois Maxwell con Moneypenny), el gran Pedro Armendáriz (que desgraciadamente se suicidó al finalizar la película al saber que un cáncer iba a matarlo en breve) realiza un genial papel como su aliado de turno Kerim Bey (recordemos que, debido al temor de que Felix Leiter superase en popularidad a 007, sus apariciones en la saga serían muy intermitentes), el inventor Q aparece por vez primera caracterizado por el desternillante Desmond Llewelyn (que sustituye a Peter Burton y que se queda definitivamente con el papel) y los villanos de la función son ahora dos y sencillamente de antología: un magnífico Robert Shaw da vida a un gorila nórdico inflado de esteroides frío como el hielo y una inolvidable Lotte Lenya hace lo propio con una vieja lesbiana de reminiscencias nazis y con un zapato que esconde armas blancas. El punto flaco del filme viene de la mano de la chica Bond, una guapísima pero sin trascendencia Daniela Bianchi, chica Bond débil y sumisa que únicamente sirve para contentar al agente en la cama y para estorbarle cuando está en peligro. Y es que “Desde Rusia con amor” es una de las películas más machistas de toda la franquicia que comentamos: no sólo se puede ver claramente en el rol de Bianchi, sino también en la mencionada escena del campamento gitano, que cuenta con una pelea entre mujeres verdaderamente indignante. Cosas (terribles) de su tiempo. Dejando este aspecto a un lado (quien pueda dejarlo), la segunda aventura de James Bond en la gran pantalla es entretenidísima y tan buena en su género como “007 contra Dr. No”. Por cierto, que también cuenta con una escena mítica: la de la lucha entre Connery y Shaw en el Orient Express.
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