Porco Rosso

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viernes, 16 de diciembre de 2011

STAR WARS. EPISODIO II: EL ATAQUE DE LOS CLONES de George Lucas – 2002 – (“Star Wars. Episode II. Attack of the Clones”)


Tras la desgraciada muerte de su maestro, Obi-Wan Kenobi ha afrontado la tutela del joven Anakin, que mejora cada día en su entrenamiento como Jedi pero que también se muestra cada vez más impulsivo y rebelde. Corren malos tiempos para la República: un grupo de poderosos planetas está promoviendo el separatismo y se está llegando a utilizar la violencia. Un nombre está empezando a ser temido en la galaxia: el del Conde Dooku. La bella Amidala ahora es senadora, y, a causa de su férrea integridad, está amenazada de muerte. Anakin y Obi-Wan van guardarle las espaldas. Sin embargo, el primero va a tener que enfrentarse a dos duras pruebas: se está enamorando de la mujer a la que protege y su madre, que se quedó en el planeta Tatooine, está en peligro…


Dos años después de la fantasmada de “La amenaza fantasma” continuaba el destrozo de la saga de las galaxias por parte de su propio creador con “El ataque de los clones”, otro bodrio que echó por los suelos las esperanzas que muchos teníamos de que George Lucas se redimiese artísticamente. Volvemos en ella a encontrarnos con su dirección torpona, con su estética basada en la acumulación de elementos, con sus escenas de acción sin imaginación y con su barroquismo zafio en el campo de los efectos especiales que ya resulta verdaderamente abrumador. Sin embargo, podría el filme haberse salvado a pesar de todo si en esta ocasión hubiese contado con un mejor guión (como les ha pasado a tantos otros). No ha sido así: Lucas ha vuelto a repetir (mejor: a calcar) en su nueva creación todos los defectos de la anterior.


Los personajes vuelven a ser terriblemente anodinos, y una vez más ni el carisma de grandísimos de la interpretación como Natalie Portman, Ewan McGregor o Samuel L. Jackson consiguen aportarles algo de humanidad. Tampoco Christopher Lee, actor mítico donde los haya y experto en dar vida a antagonistas, le imprime la más mínima emoción al villano de la entrega, el Conde Dooku, que se sitúa en poca personalidad por debajo incluso del desaprovechadísimo Darth Maul. Respecto a Hayden Christensen, pienso que físicamente sí que da una imagen aceptable del joven Anakin (que por cierto es junto a Obi-Wan el único personaje de la anterior entrega que ha envejecido -¿alguien me lo explica?-): un acertado cruce entre chico inexperto, rebelde, soñador y agresivo. Esto, sin embargo, no lo exime de una actuación igual de fría que la de sus compañeros de reparto, actuación que únicamente despunta en el momento de su venganza tras el fatal reencuentro con su madre en Tatooine. Estoy de todas maneras seguro de que la culpa no es de los actores, sino del infumable libreto con el que han tenido que cargar. La trama de “El ataque de los clones” se centra en el progresivo despertar de Anakin a la madurez: muestra su enamoramiento de Amidala, su primera atracción hacia el lado oscuro tras la muerte de su madre y sus primeras diferencias con su maestro, que protagoniza en solitario una buena parte de la historia que posee formato de thriller. Todo se desarrolla entre escenas de acción abundantes (y bastante vulgares todas), entre diálogos sin relieve y entre vergonzosos momentos en los que Lucas vuelve a tirar tierra sobre su mítica obra.


Tengo que decir que la relación romántica que se establece entre Anakin y Amidala no me parece mal llevada a pesar de alguna que otra pastelada exacerbada que la envuelve, al igual que tampoco me parece tan terrible el hecho de que Yoda empuñe un sable de luz para enfrentarse a Dooku (aunque el combate provoque la carcajada debido a que el Jedi se vea reducido a una simple bola verde botando de un lado a otro –ejemplo de la poca sutilidad del Lucas de los últimos tiempos para trabajar con efectos especiales-). Lo peor de “El ataque de los clones” está, sin ninguna duda, en su mediocre villano (repito: estoy seguro de que la culpa no es de Lee) y en sus tontos planes, en sus olvidables momentos de aventura, en su poco y descafeinado humor (C3-PO y R2-D2 no son lo que fueron), en que de nuevo aparezcan personajes de la anterior trilogía metidos con calzador (lo de Bobba Fett y su padre me parece otra tremebunda chapuza) y en el delirante momento del coliseo, la peor parte de la película sin ninguna duda por lo predecible y tópico de su propuesta (parte que además es una de las que más metraje ocupa). Sólo le faltaba a la cinta que Jar Jar Binks hubiese vuelto a aparecer haciendo gracietas (aparece, pero muy brevemente por suerte). Para mi “El ataque de los clones” está al mismo nivel que “La amenaza fantasma”: ninguna me parece mejor o peor; ambas me resultan igual de indigestas y decepcionantes.

¿Os pareció mejor “El ataque de los clones” que “La amenaza fantasma”?

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