Porco Rosso

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jueves, 10 de noviembre de 2011

AKIRA de Katsuhiro Otomo - 1988 - ("Akira")


Año 2019. Neo-Tokyo, megalópolis construida sobre la antigua capital nipona destruida tras la Tercera Guerra Mundial. Japón es un país al borde del colapso económico y social enredado en continuas crisis políticas, agobiado por el insostenible nivel de paro y por la corrupción, la delincuencia, las sectas y el terrorismo. Kaneda es un joven sin futuro que se divierte con otros motoristas corriendo en carreras ilegales. Una noche su amigo Tetsuo desaparece misteriosamente tras el choque de su moto contra un extraño niño con aspecto de anciano que estaba solo en medio de la carretera... Una terrible conspiración gubernamental se abre ante ellos, una conspiración que podría desatar un poder capaz de provocar otro apocalipsis.


El japonés Katsuhiro Otomo es uno de los autores de cómics más importantes de la historia de su país y también uno de sus grandes animadores. Su estilo hiperrealista pero habitualmente acompañado de trazos fantásticos y de ciencia ficción retrata universos al borde del colapso o ambientes urbanos deshumanizados en los que los personajes, a menudo rebeldes y valientes de extracción social humilde, luchan contra poderes opresores o contra la destrucción de su mundo. En muchas de sus obras se rastrea sin problemas la crítica al Japón convulso y deshumanizado de nuestros días y la preocupación por el futuro del hombre como poseedor de armas que pueden llevarle a la perdición. Experimentador continuo y amante del ciberpunk y del steampunk, las cintas de animación de Otomo están extraordinariamente cuidadas. En el mundo del manga ha brillado con obras maestras como "Pesadillas", "Akira", "Memorias" o "La leyenda de Madre Sarah" (muchas de ellas han tenido su adaptación al mundo del cine), mientras que en las pantallas lo ha hecho con "Laberinto de historias", la adaptación de "Akira", "World Apartment Horror" (su primera película de actores), "Memories", "Steamboy" y "Mushishi" (nueva película de actores).


Basándose en su legendario cómic homónimo, Katsuhiro Otomo dirigió la adaptación de "Akira" a la gran pantalla realizando la que sería una de las películas clave de la animación japonesa de todos los tiempos, película hito y de culto instantáneo que en su día costó 7 millones de dólares y que deslumbró con unos dibujos (alrededor de 150.000 en 125 minutos) llenos de impresionantes detalles, una animación cuyo realismo y fluidez la acercaban a la minuciosidad de movimientos de la imagen "real", unos escenarios absolutamente asombrosos y unos geniales efectos especiales. Fue, además, una de las primeras películas japonesas en usar el "pre-scoring", la técnica por la cual las voces de los personajes son grabadas antes de comenzar a diseñar la animación. "Akira" narra la misma historia que la del manga, aunque su desenlace varía debido a que fue producida cinco años antes de la conclusión del referido cómic. De esta manera, la línea argumental de las viñetas vira aquí hacia un desenlace para algunos fans precipitado que se sitúa alrededor de la mitad de dicha línea argumental (en la que la historia sigue adelante en un Neo Tokio destrozado de estilo post-apocalíptico). Por ello, se eliminan numerosos personajes, mientras que otros que son básicos en el papel no llegan a ser más que un simple apunte en el celuloide. No quita esto, pienso, calidad al filme, que queda bien cerrado y que mantiene el espíritu, el mensaje y las líneas básicas de la trama del "Akira" original y que cautiva con una genial historia de conspiraciones, de perdición por la avaricia de poder, de disgresiones sobre la evolución humana y de sus problemas derivados, de viaje iniciático juvenil y sobre todo de amistad (la relación entre Kaneda y Tetsuo siempre seguirá conmoviendo a generaciones).


"Akira" fue uno de los primeros grandes éxitos en occidente de la animación moderna asiática (para muchos el primero) y, junto a exitosas series televisivas de finales de los ochenta y de la primera mitad de los noventa como "Dragon Ball", "Campeones" ("Capitán Tsubasa") o "Los Caballeros del Zodiaco" ("Saint Seiya"), fue la película que se encargó de consolidar definitivamente el manga en una época en la que, en Europa o en los Estados Unidos, estos productos todavía no estaban a la orden del día como lo estan ahora (series míticas como "Kimba, el león blanco", "Meteoro", "Judo Boy", "Candy Candy", "Sherlock Holmes", "Heidi" o "Marco" ya habían estado en las televisiones en los setenta u ochenta, pero no existía una "conciencia" de animación japonesa como arte, por decirlo de alguna manera).

4 comentarios:

  1. De acuerdo en parte. Yo soy de los que vió el final de Akira sin llegar a enterarme completamente de nada, y dándome la sensación de no estar del todo cerrado. Eso no quita que la película me encante, de hecho, siempre que puedo, la vuelvo a ver.

    P.D: Sé que no han acabado todavía, y no sé si lo habrás visto ya, pero échale cuando puedas un vistazo al remake que están haciendo de evangelion y ya me dirás que te parece...

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  2. Como animación, me parece una obra maestra. Como historia, floja, porque no está bien cerrada y porque sólo vislumbras lo que quiere explicarte. Es verdad que en 2 horas no vas a meter toda la novela gráfica, pero me daba más la impresión de que Otomo estaba más por la animación que por la historia, de la que ni el mismo sabía el final. De todas formas, la condición de obra maestra no se le discute. Paul

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  3. Ayudame Kaneda, de los creadores de principio credencial.

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  4. Debo volver a verla porque tengo la sensación de que me gustaba más de lo que me gusta hora (no sé si me explico).
    A ver cuando lanzan otra peli de animación en este plan, ya estoy harto de animalitos y de fábulas morales.
    Saludos.

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