Porco Rosso
lunes, 16 de mayo de 2011
BATMAN de Tim Burton - 1989 - ("Batman")
Gotham es una de las ciudades con el índice de criminalidad más alto de todo el planeta: es un campo de batalla donde reinan la corrupción y la violencia y donde los débiles son aplastados sin piedad por los poderosos. Muy pocos se atreven en ella a luchar por la justicia. Uno de estos pocos es Batman, el misterioso Hombre Murciélago que, tras las sombras, siembra el terror entre los malvados y cuya verdadera identidad nadie conoce. Batman está ahora, sin embargo, a punto de enfrentarse a uno de sus peores enemigos: el Joker, un hombre maquillado como un payaso que ha desatado el caos en la ciudad. Gotham puede estar a punto de sumirse en la miseria más absoluta.
Casi siempre comercial e integrado a la perfección en la industria, Tim Burton ha sido un director que ha sabido bregar con público y productores para, digamos, hacer en todo momento lo que le diera la gana y encima ganar dinero con ello. Es uno de los cineastas más personales del Hollywood actual. Maestro de lo visual, Tim Burton ha creado un universo fantástico propio que bebe de toda clase de mitos y de referencias oscuras y freaks: los relatos de Edgar Allan Poe y la literatura y la estética gótica, el expresionismo alemán, los grandes clásicos del terror de la Universal y de la Hammer, los grandes clásicos de la serie B, los cómics, las viejas leyendas norteamericanas, la poesía romántica, el vodevil… Todo ello lo fusiona habitualmente con un estilo visual particularísimo, retorcido y gótico a menudo, sombrío o colorista según la obra, evocador y onírico como pocos, cargado de humor negro y de seres extravagantes y siempre espectacular y riquísimo en su plasticidad. Sus personajes suelen ser freaks aislados de la sociedad, diferentes del resto, angustiados por su soledad o por el desprecio que los otros les profesan a pesar de que incluso ellos intenten protegerlos o ayudarles (hasta sus personales Batman tienen esta idiosincracia). Expulsado en un principio de Walt Disney Pictures (a la que después volvería parcialmente) por considerar sus jefes que sus cuentos no eran para niños, debutó Tim Burton con dos comedias fantásticas: la floja “La gran aventura de Pee Wee” y la correcta y divertida “Beetle Juice”, en las que ya eran patentes su estilo oscuro y retorcido y sus historias ambientadas en mundos de locura (especialmente en la segunda de ellas, que fue todo un éxito en las salas). La fama definitiva le llegaría a Tim Burton con “Batman”, polémica adaptación del comic homónimo que presentaba a un superhéroe freak atrapado en una Gotham exagerada, opresiva y negra como pocas. Después seguiría su estela con “Eduardo Manostijeras”, cuento de hadas gótico, y con la segunda entrega del hombre murciélago, “Batman vuelve”, en la misma línea estética que la anterior. Tim Burton llegaría a su esplendor total con dos películas muy distintas: el cuento negro “Pesadilla antes de Navidad”, que escribió y produjo y que rodó el animador Henry Selick en stop-motion, y la tragicomedia “Ed Wood”, su obra maestra y su película más particular (y menos conocida), un biopic en blanco y negro sobre la vida de Edward Wood Jr., el considerado peor director de la historia del cine. Con ella, Burton demostró a industria y público que era algo más que un director rarito que creaba ambientes raritos. Después seguiría rodando pero su carrera se tornaría más irregular: parodiaría las películas patrióticas norteamericanas sobre invasiones alienígenas en la fallida “Mars atacks!”, rodaría una genial cinta de aventuras góticas en “Sleepy Hollow”, tendría un brutal patinazo en todos los sentidos con su horrendo remake de “El planeta de los simios”, se redimiría con el bello cuento de hagas “Big Fish”, adaptaría el clásico cuento de Roald Dalh en la irregular “Charlie y la fábrica de chocolate”, volvería a la animación con el también irregular cuento de “La novia cadáver”, adaptaría de manera muy convincente el musical "Sweeney Todd" y tendría una aceptable incursión en el mito de "Alicia en el País de las Maravillas".
Después del tremendo éxito del que gozó en líneas generales la saga de “Superman”, era de esperar que no tardara demasiado, tras el fin de esta después de cuatro entregas y "Supergirl" (hasta la reciente “Superman Returns” de Bryan Singer) en comenzar la del otro gran superhéroe de DC Comics: “Batman” (por diversas razones, a los de Marvel no les llegaría la hora –por lo menos con dignidad- hasta la entrada del siglo XXI). El proyecto, después de que lo rechazaran Joe Dante e Ivan Reitman, fue a parar a las manos de Tim Burton, un joven cineasta por el que entonces nadie daba un duro y que todavía sólo había dirigido dos irregulares comedias familiares: “La gran aventura de Pee Wee” y “Bitelchus”. El resultado fue del todo inesperado. Tim Burton se desligó completamente del concepto de superhéroe que latía en la mente de los productores del filme: un concepto que entroncaba directamente con el del Batman de la mítica serie de televisión de los años sesenta (la de Adam West y Burt Ward, la de los célebres “Boum”, “Crash”, Bang”) y con el de la misma saga de su compañero Superman. Tim Burton no dejó de luchar un minuto contra los que produjeron su filme. Al final, después de muchos quebraderos de cabeza, lo logró: en su “Batman” no habría colorido, no habría trajes llamativos, no habría un héroe perfecto y no habría una cara bonita para él. Su superhéroe fue como iban a ser los personajes de su posterior cine: oscuro, casi monstruoso por momentos y siempre atormentado por un pasado triste y por un presente turbulento. Su Batman se enfrentaría a su enemigo, pero también se enfrentaría a sí mismo, llegando a plantearse si lo que estaba haciendo lo hacía por justicia o por pura venganza. Su Batman iba a ser más creíble y humano que todos los Superman y todos los Batman que había habido hasta la fecha, e incluso más creíble y humano que muchos de los superhéroes que hoy tenemos en las grandes pantallas o recién salidos de ellas. El escenario le iba a acompañar: Gotham fue por primera vez verdaderamente gótica en las pantallas. Tim Burton realizó en ella uno de sus mejores trabajos de ambientación. Su ciudad fue un inolvidable caos ordenado de influencias que se convirtió en un protagonista más de la cinta: oscura, sombría, siempre bajo un cielo de plomo o negro, llena de humos (la sombra de “Blade Runner” o del “Satyricon” de Fellini, entre otras, fue alargada), de claroscuros, colosalista, de puntiagudos edificios góticos junto a mugrientas fábricas, de reminiscencias de principios de siglo o de los años cuarenta y cincuenta junto a una tecnología punta glamourosa y de homenajes ambientales y formales al cine negro clásico y, especialmente, al expresionismo alemán, que parece devorarlo todo dislocando las construcciones, a veces de dimensiones imposibles. Sus pobladores no desentonaron: esperpénticos y aterradores a más no poder, sacados directamente de cuentos de hadas oscuros o de un teatro de marionetas. ¿Qué decir, por otra parte, del villano del filme? Jack Nicholson bordó al personaje del Joker en el que es uno de sus mejores papeles, un Joker histriónico sin caer en el ridículo, un Joker perverso y oscuro pero que es todo un festival de humor negro, un humor que a Burton siempre le ha encantado y que aquí aplica sin cesar. El envoltorio se completó con la inolvidable banda sonora de Danny Elfman y con unos geniales efectos especiales.
Tim Burton demostró por primera vez en el cine que la historia de un superhéroe iba algo más allá del clásico enfrentamiento entre el bien y el mal y de la historieta de entretenimiento con moralina y humor para jóvenes. Tim Burton se alejó del concepto original que tenían los primeros comics del personaje creado por Bob Kane (que, sin embargo, siempre pensó en Batman como en el ser sombrío que no llegó a ser hasta tanto tiempo después) para acercarse al de la oscura renovación que le imprimieron grandes autores del cómic mundial como Frank Miller (“Sin City”, "Ronin" “300”...) en sus obras “El regreso del Señor de la Noche” y "Batman: Año Uno" (dos de los comics más importantes de la década de los ochenta) o Alan Moore ("Watchmen", "V de Vendetta", "From Hell", "La Liga de los Caballeros Extraordinarios"...) en "La broma asesina" (un cómic que configuró definitivamente al Joker de Nicholson) . El filme llegó a ser un gran éxito de taquilla, aunque la crítica lo destrozó sin piedad. Ciertamente, puede estar “Batman” un poco sobrevalorada. Es una notable película de acción que desarrolla a sus personajes y les dota de una cierta hondura. Tiene un fallo que a nadie deja indiferente: a pesar de ser su protagonista un héroe contradictorio en todo momento, solitario e inadaptado (Bruce Wayne no es más que otro freak marginal de esos que a Burton tanto le gustan) llega un momento en el que se ve completamente devorado por el imparable carisma de su enemigo el Joker. Tal vez sea por Michael Keaton (a nadie le gustó que interpretara al Hombre Murciélago, aunque creo que el papel que hace es más que aceptable), tal vez sea por lo desmesurado y lo genial que es Jack Nicholson. El guión de “Batman”, por otra parte, tampoco es nada del otro mundo: lineal y predecible, a pesar de ser muy efectivo. Otra cosa que muchos fans de Batman nunca perdonaron fue el hecho de que Tim Burton se sacara de la manga la tontería de que el Joker mató a los padres de Bruce Wayne (de ahí las confusiones de muchos/as no familiarizados con los comics tras la imprescindible “Batman Begins” de Christopher Nolan) o el hecho de que personajes clave como el Comisario Gordon o Harvey Dent (el futuro villano Dos Caras) tuviesen apariciones sin trascendencia. Sin embargo, y a pesar de estos fallos, “Batman” es, creo, la primera película de la historia que trata a un superhéroe con la dignidad plenamente adulta que se merece (y lo digo sin desmerecer de las geniales pero más infantiles "Superman" y "Superman II"). Es una película comercial plenamente de autor. Fue, además, la obra que confirmó a Tim Burton como una joven promesa de su momento. Poco después, él mismo dirigiría su continuación, tras la que pasaría las dos siguientes entregas a Joel Schumacher, que destrozaría la saga sin miramientos. Por suerte, Christopher Nolan le devolvería el esplendor al personaje con “Batman Begins” y con "El Caballero Oscuro".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
uohhhhhhhhhhh,la mejor de todas de batman para mi gusto
ResponderEliminarSiempre me gustó este Batman de Burton, pero ahora, al lado de "El caballero oscuro", me parece más bien una parodia, eso si, con mucho estilo.
ResponderEliminarLa primera peli que vi en el cine, hoy parece que está bien visto darle palos... a esos yo les daría palos (verbalmente).
ResponderEliminarComo empecé a leer este blog de lo reciente hacia atrás, no he visto las reseñas de Supermán (que también tiene colita que le pisen, con aquellas secuelas horrorosas con Pryor, etc), que me imagino estarán más adelante.
ResponderEliminarLeyendo, me están dando ganas de volver a ver esta película, que después de la de los 60s, es la que inició de nuevo el interés en el encapuchado, verdad?