Porco Rosso
martes, 12 de abril de 2011
DESPERADO de Robert Rodríguez - 1995 - ("Desperado")
El Mariachi ha llegado a la ciudad en busca de Bucho, el mafioso que domina el lugar, para vengarse de él por el asesinato de su novia y por la mutilación de su mano. Allí, va a comenzar a acabar con todos sus hombres y a arrasarlo todo. Sin embargo, Bucho tiene más armas aparte de sus secuaces… El Mariachi se siente atraído por Carolina, la dueña de un café librería, y Bucho piensa utilizarla para atraparlo.
Después del enorme éxito de su ópera prima, “El Mariachi”, Robert Rodríguez entró arrasando en la industria de peso. En un espacio de un año y poco más, presentó la segunda parte/remake de su debut, “Desperado”; la película de vampiros “Abierto hasta el amanecer” y uno de los cortometrajes de la colección “Four rooms”. Tuvo también una gran suerte: “El Mariachi” llegó a ser una película de culto (cosa que parece que ni él se esperaba) y supo hacerse amiguito del genial pero sobrevalorado y tontamente llamado “Rey de la Independencia” Quentin Tarantino (autor de otro de los cortos de “Four rooms”), lo que le permitió ingresar sin problemas en el grupo de jóvenes cineastas de cuna independiente innovadores, recicladores, canallas y desprejuiciados de los noventa. “Desperado” es, en todos los aspectos, un “El Mariachi” rodado con dinero. La película es un híbrido entre remake y segunda entrega de ésta, aunque creo que se la puede catalogar mejor como lo primero, ya que en la historia que en ella se narra hay aspectos que no coinciden con la de la anterior. El Mariachi ya no es Carlos Gallardo, sino Antonio Banderas, que iba a establecerse como el actor fetiche de Rodríguez; su amada es Salma Hayek y su enemigo Joaquim de Almeida. La historia viene a ser muy parecida: básicamente, el protagonista, un luchador y tirador ya experimentado, tiene que enfrentarse a unos malvados mafiosos en una pequeña ciudad del desierto mexicano. Mejoran los efectos especiales, y… Pues poco más. “Desperado” es una cinta de acción divertida y desprejuiciada en todos los aspectos que presenta un aspecto visual excesivo y que bebe de un gran número de variadas influencias. En ella se dan la mano el western, el cine negro, el cine de acción, la comedia negra, el comic, los dibujos animados… Por desgracia, le ocurre lo que a tantas películas de su creador: está tan volcada en divertir que se olvida de desarrollar una trama interesante. No llega al nivel paupérrimo de su despreciable continuación, “El Mexicano”, pero tampoco deja de ser una simple excusa para la acción frenética. Tiene apuntes interesantes: sus personajes freaks, la actuación de Steve Buscemi y Tarantino, la simpatía que el conjunto destila y también algunas escenas realmente imaginativas y efectivas. Hay más presupuesto para tiros, explosiones y sangre, elementos que aparecen notablemente multiplicados. La película es un festival pirotécnico sin pretensiones, listo para divertir sin más. Por desgracia, la falta de un argumento más trabajado le impide pasar de ser un divertimento mediocre, a pesar de la personalidad que destila, que no se la niego.
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Me quedo con la primera y sin dudarlo, además Banderas no me convence como actor. Eso sí, no esperaba ver a Buscemi (¿o era Trarantino?) contando el chiste de los huevos cuadrados que tanto me hizo reir de crío. Borgo.
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