Danny Zuko es un chico duro y pendenciero al que únicamente importa su actitud siempre provocadora. Sandy Olsen es una chica buena, educada y comedida y además una excelente estudiante. Los dos han pasado un romántico verano juntos a la orilla del mar… Y se han separado al comenzar el curso. Danny no lo sabe, pero Sandy se ha mudado y va a ir a tomar clases a su mismo instituto. Allí, él ya no es el chico sensible que ella conoció, sino un joven brutal y cínico que siempre está de juerga o de bronca con sus amigos y que la trata casi con desprecio. ¿Podrán continuar con su relación en estas condiciones?
El estadounidense Randall Kleiser es un director de cine familiar de estilo artesanal y sin demasiada personalidad que alterna títulos solventes con soberanas bazofias y grandes éxitos con estrepitosos fracasos. Ha tocado varios géneros, aunque se ha dedicado especialmente a la comedia y al drama románticos o de relaciones personales. Sus primeras películas le encumbraron como una promesa: “El chico de la burbuja de plástico”, “Grease” y “El lago azul”, retratos generacionales llenos de encanto que alcanzaron de manera fulminante el estatus de filmes de culto (especialmente los dos segundos). Después su filmografía entró en la irregularidad total. Llegaron posteriormente los dramas “Un amor en verano” y “El desafío americano”, el filme de ciencia ficción familiar “El vuelo del Navegante”, el filme sobre las aventuras de Pee-Wee “Gran Pee-Wee”, la comedia “Haciendo bien las cosas”, el filme de aventuras “Colmillo Blanco”, la comedia (secuela) “Cariño, he agrandado al niño”, la tragicomedia “Fiesta de despedida”, el thriller “Sombras de sospecha” y la comedia “Lovewrecked”.
Basada en el exitoso musical homónimo de Broadway, “Grease” fue una película generacional que dejó una huella indeleble en los que vivieron su fiebre a finales de los años setenta y principios de los ochenta. El filme es una parodia nostálgica y bienintencionada de las películas juveniles de los años cincuenta en la que se aprovechan todos los tópicos y lugares comunes de la década para configurar una cinta deliciosa tanto a nivel musical (inolvidable) como estético. La trama es bien convencional: un chico rockero que va de duro y al que únicamente importa su actitud provocadora se enamora de una clásica “chica buena” y virginal. Tras muchos líos y malentendidos el chico aprende que el amor y la amistad son lo verdaderamente importante en la vida y la chica, gracias a sus grandes amigas, se transforma en una joven popular y a la moda y adquiere la fama en el instituto. El mensaje de “Grease”, como pueden ver, es clasista y conservador hasta decir basta. Sin embargo, no se le puede negar el ecanto a veces surrealista que guarda la película. Con un gran ritmo se suceden en el filme las relaciones personales de todo tipo, la típica y prejuiciosa guerra de sexos, las peleas de bandas, las carreras de coches, las discusiones entre amigos, las gamberradas en los institutos, las quedadas en hamburgueserías y las juergas nocturnas; mientras, los personajes, todos clichés conscientemente superficiales y predecibles, gozan de un enorme carisma y están maravillosamente interpretados (John Travolta y Olivia Newton-John han pasado a la historia como pareja mítica presente en todas las culturas). “Grease”, sin embargo, es sobre todo sus números musicales, francamente deliciosos y que ya pertenecen de manera indisoluble a la cultura norteamericana: “Hopelessley Devoted to You”, “Summer Nights”, “Sandy”, “You’re the One That I Want” o “Greased Lightnin’”. Si se deja a un lado su despreciable mensaje, “Grease” es un filme muy divertido y una de esas cintas generacionales que alcanzaron por derecho propio el status de clásico comercial de todos los tiempos. Tuvo una horripilante secuela que mañana comentaré.
Mi número favorito es el "Look at me I'm Sandra Dee"!! xD
ResponderEliminar"Grease", grande entre las grandes.
ResponderEliminarTony Manero, Danny Zuko, Vincent Vega... ¡le debemos mucho a Travolta!