Porco Rosso

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miércoles, 20 de octubre de 2010

ARIZONA BABY de Joel Coen – 1987 – (“Raising Arizona”)


H.I. McDonnough, ladronzuelo de poca monta que no para de reincidir, conoce en la comisaría a Edwina, una policía de la que se enamora perdidamente. Ella le corresponde y se casa con él cuando sale de la cárcel. Entonces, haciendo propósitos de enmienda, ambos deciden formar una familia… Sin embargo, no pueden tener hijos. Algo se les ocurre: robar un bebé a unos magnates del mundo de los muebles que han tenido quintillizos.


Tras debutar con “Sangre fácil”, su primer filme negro, los hermanos Joel e Ethan Coen cambian radicalmente de registro para rodar su primera comedia: esta genial “Arizona Baby” (la filmografía de los Coen se puede dividir en líneas muy generales en dramas y en comedias, aunque a veces, como comenté, la línea que los separa es muy difícil de vislumbrar). En ella cambian completamente de estilo para regalarnos una alocada cinta que homenajea en sus formas y en su estética a los dibujos animados clásicos, en especial a los míticos de la Warner (lo han dicho miles de veces, pero es que se ve demasiado claro: las referencias al Coyote y al Correcaminos son constantes en esta obra). En un profundo desierto hiper colorista de personajes estrambóticos y un tanto inexplicables se desarrolla la historia de amor de un ladrón reincidente y una policía que, queriendo llevar una vida “normal” (es decir, adecuada al cánon políticamente correcto de familia clásica y "feliz" del sueño americano -los Coen casi siempre son críticos con la sociedad de su país-), se casan, adquieren una humilde caravana para vivir y, faltándole los hijos para ser una "familia completa", pues no pueden tenerlos, se deciden a robar uno a alguien que no lo va a echar de menos porque tiene otros cuatro todavía (una familia rica que, además de abundancia monetaria, tiene abundancia de niños -nótese la ironía de los hermanos Joel e Ethan-). Los Coen, una vez más, y no sería la última, critican como he señalado a la sociedad norteamericana y a su sueño de la familia feliz con la aventura de esta pareja caricaturesca de la clase baja (desternillantes Nicholas Cage y Holly Hunter) que quieren ser como pueden ser los demás: una familia típica con críos, sobre todo con críos. No lo consiguen en un principio por no poder tener a los deseados niños, pero también por la condición del padre de ex preso al que se le niega la apertura de las puertas de la reinserción social. El humor, como vendría siendo en su filmografía posterior, es paródico (sobre todo con los mitos de los USA), absurdo y canalla, muy canalla (“Arizona Baby” se emparienta muchísimo con la loca “El Gran Lebowski”, la obra más canalla de los hermanos) y la acción, frenética a lomos de una cámara no menos frenética y de un montaje de inteligente ritmo, no deja parar un momento al espectador, gracias también a un guión agilísimo y plagado de gags memorables entre los que destaca la lucha final del protagonista contra el “motero del infierno” (¿una parodia desmitificadora de los viajes interiores y exteriores hacia la redención?). Lo pasarán muy bien con “Arizona Baby”. Y no crean: también se emocionarán.

3 comentarios:

  1. Desternillante crítica sociológica. Muy buena reseña.

    Alfred.

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  2. hola que tal! permítame felicitarlo por su excelente blog, me encantaría tenerlo como recomendación en mi blog. Estoy seguro que su blog sería de mucho interés para mis visitantes !. Si puede sírvase a contactarme rafaelleal5@hotmail.com

    saludos

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