jueves, 28 de febrero de 2019
BLACK MIRROR: BANDERSNATCH de David Slade - 2018 - ("Black Mirror: Bandersnatch")
9 de julio de 1984. Stefan Butler es un joven prodigio de la informática y de los videojuegos que es contratado por la gran empresa Tuckersoft para programar "Bandersnatch", basado en una delirante novela de ciencia ficción homónima de un autor maldito. La noticia es muy bien recibida por él y por su padre. Stefan empieza a trabajar: tiene que tenerlo listo para final de año. Y se empieza a obsesionar con el proyecto...
"Black Mirror" está agotada. Por lo menos, como siga por este camino. Ya su cuarta temporada me pareció bastante repetitiva, sin alicientes, con apenas un capítulo que muestra algo verdaderamente novedoso. Y mientras llega o no (que creo que llegará) la quinta, se ha estrenado "Bandersnatch", un largometraje que, al modo de aquel "White Christmas", el especial de Navidad de 2014, mantiene a la serie en la parrilla. A priori, el plan es interesante: a modo de videojuego, o de libro interactivo del estilo de "escoge tu propia aventura", el episodio tiene varias opciones para que el espectador pueda elegir el propio camino que seguirá el protagonista en la trama. A priori, interesante, sí, desde luego. El problema es que todo esto enmarca un capítulo largo muy normalito, también repetitivo, y que pretende para colmo abarcar demasiados frentes. Tampoco está muy currado el tema de los finales alternativos: ni son tantos, ni son tan sorprendentes. Y, encima, hay decisiones que no sirven para nada, que te devuelven a la casilla de salida para que al final haya que tirar forzosamente por los mismos lugares. Es fallido en todos estos aspectos. Y además ha perdido bastante de la esencia que hizo famosa la serie: su crítica social es aquí superficial, bastante simplona, y está llena de tópicos de los gordos.
Los mensajes de "Bandersnatch" son muy simples. En prácticamente todos sus finales. Su mencionada crítica social no es efectiva. Y sus posibilidades nos las sabemos de memoria. Quiere abarcar tantos campos (la metaficción, la conspiranoia, la locura, la tecnología desbocada, el capitalismo brutal) que no desarrolla bien ninguno. Algún que otro desenlace incluso me ha parecido fuera de lugar, forzado, metido con calzador para tratar de sorprender por la fuerza con hechos escabrosos que creo que no venían demasiado al caso. No en todos ocurre esto, pero sí en una amplia mayoría de ellos. Buenas actuaciones, buena representación de la época (esos ochenta tan socorridos hoy para todo) y buenos homenajes a aquel tiempo de videojuegos primigenio tan entrañable. Pero el resto es morralla, verdadera morralla. Y es una lástima. "Black Mirror", si sigue así, está en un callejón sin salida ya. No se puede explotar tantísimo a una gallina de los huevos de oro sin que la calidad se resienta.
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