domingo, 23 de diciembre de 2018

EL GUERRERO Nº 13 de John McTiernan - 1999 - ("The 13th Warrior")


Siglo X. Ahmad ibn Fadlan es un árabe noble y culto que, expulsado de su tierra por cortejar a la mujer de otro, es nombrado embajador y enviado al norte, donde habitan culturas bárbaras y brutales. Durante uno de sus viajes, es salvado de los tártaros por un grupo de vikingos. Ante él está a punto de abrirse un mundo completamente nuevo y una tenebrosa aventura.


"El guerrero nº 13", la segunda película que John McTiernan dirigió en 1999, es ya bastante mejor que la primera, el innecesario y flojo remake de "El secreto de Thomas Crown". Basada en el libro "Devoradores de cadáveres" de Michael Crichton, narra la historia de un árabe real, Ahmad ibn Fadlan, viajero y escritor que dató a numerosas culturas de su tiempo, que se ve envuelto aquí en una inesperada epopeya junto a un grupo de vikingos en una guerra contra unos monstruos extraños venidos del norte profundo. La película tiene algunas fallos y lagunas, es cierto: secundarios que quedan olvidados, una introducción muy acelerada, giros bruscos. Y los personajes dan para bastante más: su desarrollo no es muy hondo nunca, ni siquiera el del protagonista, un Antonio Banderas bastante solvente que es capaz de aprender un idioma nuevo solamente escuchándolo durante un viaje (fantasmada bestial). Sin embargo, creo también que la cinta es una cinta de aventuras muy digna. Su ritmo es frenético, las peripecias son constantes y emocionantes, y están rodadas como el mejor McTiernan sabe rodar: con potencia, con violencia, con un gran sentido de la garra visual. Y la ambientación es absolutamente fantástica: Escandinavia es un lugar oscuro, de pueblos aislados, de amenazas del pasado más tenebroso, y la cultura vikinga es brutal y a la vez heroica, en un cable fino que oscila entre la justicia y la bestialidad.


El poblado en el que se desarrolla el asedio, cutre, salvaje, es perfectamente creíble, así como los preciosos bosques indómitos o la cueva con unos curiosos toques primitivos y a la vez post-modernos que le otorga a la amenaza principal de la trama un aura inimitable. Y el vestuario es una delicia, desde el de los mencionados vikingos hasta el de los árabes pasando por la carecterización genial de esos "wendol" inolvidables. Leyenda y realismo bien fusionados. "El guerrero nº 13" creo que es una obra bastante olvidada que se merece ser valorada. Es aventura de la buena, de la sugerente y épica, de la bien hecha a pesar de su falta de pretensiones.


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