lunes, 6 de abril de 2015

SIN CITY de Robert Rodríguez, Frank Miller y Quentin Tarantino - 2005 - ("Sin City")


Marv es un matón brutal y psicótico al que echan la culpa de un crimen que no ha cometido: el asesinato de una prostituta con la que se acostó la noche antes. Dwight es un guerrero callejero que se ve involucrado en una lucha entre prostitutas, mafiosos y policías corruptos. Hartigan es un policía íntegro y bondadoso que salva a una niña de once años de un peligroso violador y que, debido a ello, entra en un terrible infierno. Las tres historias de estos personajes están enlazadas: todas ocurren en Sin City, una ciudad violenta y podrida hasta las entrañas donde, sin embargo, héroes casuales brillan cada cierto tiempo con luz propia.


Tanto Robert Rodríguez como Frank Miller están de capa caída desde hace algunos años. La segunda parte de esta "Sin City", que ambos dirigieron el pasado 2014, ni siquiera se ha estrenado en muchos países aparte de los Estados Unidos (España entre ellos; aquí nos la hemos tenido finalmente que ver -los interesados- por internet) debido al fracaso que ha resultado ser. Robert Rodríguez empezó como un desprejuiciado mezclador de influencias que entregó en los noventa películas tan tremendamente divertidas como "El Mariachi", "Abierto hasta el amanecer" o "The Faculty". Después, han ido viniendo obras menores, pastiches más o menos afortunados (yo salvo a "Planet Terror" y a la primera parte de "Machete") y muchos, demasiados bodrios infames. "Sin City" está ubicada en el principio del fin del interés de su carrera: entre rollazos infumables como "Sky Kids" y "El Mexicano" y ya claras bazofias como "Shorts: La piedra mágica". Es una adaptación del cómic homónimo de Frank Miller, un señor que cambió el cómic de superhéroes en los años ochenta con sus oscuras versiones de "Batman" y "Daredevil" y que entregó otras maravillas como "300" o las primeras historias de esta "Sin City" y que desde hace algunos años también está más perdido que un pato en un campo de futbol con obras mediocres y hasta fascistoides y con películas (porque también se pasó a dirigir) como la repugnante "The Spirit". "Sin City" calca la estética del cómic en el que se basa y la dirigen a tres manos Rodríguez, el propio Miller y Quentin Tarantino (aunque sólo es "director invitado" en una escena). Y también es una película que no funciona bien en la pantalla.


El filme adapta tres historias del cómic original de Miller, una reinvención del género negro clásico innovadora en su día, y lo hace con una falta de ritmo bastante acusada. La primera historia interesa, pero la segunda mete un bajón inmenso (es reiterativa y pierde el mencionado ritmo sin parar) y la tercera, aunque recupera el mencionado interés ligeramente por ser su historia más estimulante (una denuncia de la corrupción fatalista y épica), no recupera el conjunto por ser también bastante larga y descompensada entre la acción y el drama. Estéticamente la película es como he dicho buena, y tiene además un repartazo (con todas las letras: una troupe de caras conocidas verdaderamente grande), pero las tres historias que la articulan, simplemente, no presentan una unidad fuerte y que enganche al espectador. Aún así, se puede ver, desde luego, y los fans del cómic en el que se basa no lo pasarán mal (básicamente porque es un calco en todos los aspectos). Robert Rodríguez hace su labor esencialmente bien, pero "Sin City" está muy alejada de sus primeros experimentos. Su secuela es, por desgracia, un bodrio infame. De ella hablaré mañana.


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