miércoles, 11 de marzo de 2015

CONTRATÉ UN ASESINO A SUELDO de Aki Kaurismaki - 1990 - ("I hired a contract killer")


Henri Boulanger es un francés apocado y tímido que lleva mucho tiempo viviendo en Londres y que lleva una existencia solitaria, sin amigos y sin pareja. Cuando, tras quince años de servicio, le echan sin ninguna piedad de su oficina, Henri, que no tiene nada por lo que vivir ni en Inglaterra ni en Francia, decide suicidarse. Como es un cobarde, contrata a un asesino a sueldo para que le mate rápida y eficazmente cuando él menos se lo espere. Sin embargo, de repente, algo ocurre en la vida de Henri... Se enamora. Desgraciadamente, le es imposible dar con el asesino que él mismo ha contratado y una loca carrera por salvar su vida empieza para él.,,


A la vez que presenta una de sus películas más duras y deprimentes, "La muchacha de la fábrica de cerillas", en 1990 Aki Kaurismaki presenta una segunda película que es todo lo contrario, a pesar de que el sustrato original es el mismo: el drama social sobre personajes solitarios y perdidos en el mundo urbano moderno. "Contraté un asesino a sueldo" es la historia de un hombre gris y anodino que se quiere suicidar y que contrata a un asesino para que le mate cuando él menos se lo espere. La cosa cambia de golpe porque el hombre gris y anodino encuentra el amor y una razón para vivir... Pero no puede encontrar ahora de nuevo al asesino que contrató. La historia sale de la Finlandia natal del autor para irse a Inglaterra, a un Londres oscuro y sucio, de calles sombrías y gente triste sin glamour ninguno, sin norias ni palacios en el horizonte, pero cargado de lirismo, como la Helsinki de otras obras suyas. El protagonista es de lujo: un Jean-Pierre Léaud en total estado de gracia, con un carisma apabullante en toda su simpleza desvalida y que homenajea con su sola presencia (presencia nada casual) a la Nouvelle-Vague francesa que le vió nacer y hacerse grande artísticamente. Aki Kaurismaki vuelve a crear una historia minimalista, reducida al detalle más nimio pero a la vez más revelador, construida a base de momentos certeros y de diálogos muy escuetos pero muy inteligentes y lúcidos y con un humor muy particular, negro pero a la vez muy tierno.


El contexto social es claro: el capitalismo agresivo, "sádico" en palabras de Kaurismaki, es atacado de nuevo frontalmente. El protagonista es un pobre diablo (un francés que vive en Inglaterra pero que no tiene nada ni nadie ni en su país de adopción ni en su país de origen por lo que le merezca la pena vivir) que es cruelmente despedido de la empresa en la que lleva trabajando años y años (y además la indemnización es un miserable reloj de pulsera: toménselo a cachondeo o en serio o ambas cosas a la vez) y que tanto laboral como socialmente está perdido. El tono, como he dicho, es por suerte aquí el de la comedia (digo por suerte porque tras la magistral "La muchacha de la fábrica de cerillas" pienso que era más fresco afrontar el mismo asunto desde otra óptica, especialmente cuando ambas se estrenaron el mismo año) y "Contraté un asesino a sueldo" es una de las mejores del maestro finlandés, toda una oda a la alegría de vivir a pesar de los momentos tristes a los que todos tenemos que enfrentarnos. Como curiosidad, Joe Strummer, el cantante de los míticos "The Clash", aparece en una de las escenas musicales del filme, muy del gusto de Kaurismaki, melómano empedernido. Imprescindible.


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