jueves, 12 de febrero de 2015

RED DE MENTIRAS de Ridley Scott - 2008 - ("Body of lies")


Roger Ferris es uno de los mejores agentes secretos que la CIA tiene destinados en el tumultuoso Oriente Medio. Su jefe es el veterano Ed Hoffmann, que desde Washington guía sus pasos y le asesora constantemente. Roger es un hombre especializado en infiltrarse en grupos terroristas o cercanos a los terroristas. Roger tiene muchos contactos, habla muchos idiomas, tiene acceso a información que nadie conoce y está entrenado para conseguir sus objetivos de cualquier manera por brutal que finalmente ésta sea. Sin embargo, una nueva misión le va a hacer cambiar para siempre su forma de ver el mundo...


"American Ganster" fue la primera prueba; "Red de mentiras" lo confirmó; después de otro tiempecito instalado en la irregularidad con películas aceptables pero lejos de lo que él sabe hacer como "Los impostores" y completos fiascos como "El reino de los cielos" o "Un buen año", Ridley Scott volvía por fin y definitivamente a una nueva época de cine de calidad. "Red de mentiras" es una de las mejores películas de espionaje de la pasada década. Al parecer, Scott tuvo problemas de distribución con esta película, que no fue publicitada en su momento todo lo que debería haberlo sido, y críticas tanto del Pentágono como de altas esferas militares norteamericanas. Porque "Red de mentiras" es una gran crítica, una gran crítica antiamericana incluso, a organizaciones de los USA como la CIA y otras tantas. El asunto central es la lucha contra el terrorismo que en los Estados Unidos y en otros países se practica, una lucha en la que el fin justifica siempre los medios y que termina siendo igual de sucia que el propio terrorismo. Un soberbio Leonardo DiCaprio da vida a un agente de la CIA destinado en oriente medio y un absolutamente genial Rusell Crowe (que engordó 14 kilos para representar el papel) hace lo propio con su jefe. El primero conserva algo de escrúpulos y humanidad; el segundo no tiene ya nada. El duelo entre ambos, que representan el cuestionamiento moral y todo lo contrario, mantiene al filme en una tensión genial que, unida a las peligrosas aventuras que sufre el primero, pone al espectador contra las cuerdas.


Violento, crudo, realista por encima de todo, desencantado pero con una salida para la exaltación de las personas que hacen "lo correcto", "Red de mentiras" delinea un retrato certero y muy crítico de un mundo de intereses enfrentados que se disfrazan de patriotismos, de nacionalismos o de fanatismos políticos y religiosos. Oriente y occidente son puestos al mismo nivel: al final, el maldito dinero es el que lo mueve todo, excusas aparte. El personaje de Crowe es una delicia de la construcción de un carácter simbólico: es un hombre que representa toda la soberbia moral occidental, toda su peor frialdad "justiciera" (noténse las comillas). Escenas impagables nos deja su cinismo, su deshumanización total. Ridley Scott dirige el conjunto además con garra y pulso, y crea una ambientación perfecta y nerviosa, unas escenas de acción geniales, unos diálogos "chapeau" y unos personajes secundarios también magníficos. "Red de mentiras" es una joyita del cine de espionaje, una obra maestra de un director que en su día volvía con fuerza al ruedo de la calidad.


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