TOY STORY II de John Lasseter, Ash Brannon y Lee Unkrich - 1999 - ("Toy Story II")

Cuando Andy se marcha a un campamento de verano, Al McWhiggin, un friki coleccionista compulsivo de juguetes de toda clase secuestra a Woody para incorporarlo a su valioso museo particular. Buzz Lightyear se va a encargar de liderar la expedición de rescate... Y junto a sus compañeros se va a enfrentar a un montón de terribles peligros.

Planeada en un principio como secuela directa al mercado del videoclub pero finalmente y por suerte llevada al cine, "Toy Story II" vuelve a tener todos los elementos de la primera entrega mejorados incluso: aunque ya no es una sorpresa, su humor es todavía más inteligente, su animación más perfecta y sus escenas de acción más delirantes y divertidas. John Lasseter repite tras la dirección junto a Lee Unkrich (que debuta en el largo en Pixar con esta película y que dirigiría su tercera entrega) y Ash Brannon (que también debuta en el largo en el estudio y que posteriormente dirigió "Locos por el surf"). La película, con los personajes ya sobradamente presentados en la primera parte, se dedica plenamente a desarrollarlos más y a entregar más aventuras y más gags, que en esta ocasión vienen dedicados al cine clásico de ciencia ficción (los hay que parodian a "2001. Una odisea del espacio", a "Star Wars", a "El Planeta de los Simios", a "Godzilla"...). Los nuevos personajes, por otra parte, están cuidadísimos y vuelven a ser una explosión de carisma y además enriquecen todavía más el mundo de los juguetes y en especial el de Woody: Jessie y su caballo son el complemento perfecto para los protagonistas y los dos villanos, Stinky Pete y el Emperador Zurg, parodias ambos del malvado cuatrero de los westerns y de una suerte de Darth Vader (éste último complementa el mundo de Buzzlightyear), son inmejorables y están al nivel del genial niño malvado Sid de la primera entrega.

Queda además, por supuesto, la fábula que ya vimos en el filme de 1995: la fábula sobre el abandono y sobre los temores de los juguetes, cuya vida pierde todo el sentido cuando no están cerca de los niños o las niñas a los que aman. Estas emociones, una vez más, están tratadas con una coherencia y una madurez sin par que hacen que los mencionados juguetes sean humanísimos, que todos podamos identificarnos con ellos sin ningún problema. "Toy Story II" es todo un ejemplo de lo que debe ser una buena secuela: más y mejor en todos los aspectos.