miércoles, 7 de noviembre de 2012

TOY STORY de John Lasseter - 1995 - ("Toy Story")



El vaquero Woody es el juguete preferido de Andy, un bondadoso niño de seis años. Él es además el jefe de sus compañeros juguetes y la voz de la razón en su comunidad, el juguete al que todos escuchan y el que soluciona todos los problemas. Las cosas, sin embargo, están a punto de cambiar para él: el regalo estrella del cumpleaños de Andy es Buzz Lightyear, el juguete de moda, el juguete que todos los niños quieren, un héroe espacial cargado de toda clase de modernos accesorios. Entre Woody y Buzz Lightyear va a estallar una rivalidad terrible cuando Andy comience a preferir al segundo en sus juegos... La situación va a llegar a ser insostenible para ambos... Hasta que se vean obligados a colaborar a su pesar.


"Toy Story", primer largometraje completo de John Lasseter y de los hoy en día imprescindibles estudios Pixar, fue además la primera película de animación creada en su totalidad con efectos digitales y bueno, su impacto y su legado lo conocemos ya todos (además de dar el pistolezado de salida a la referida Pixar, la herencia de su técnica animada se ha podido ver en las últimas décadas en otras películas, videojuegos e incluso en los avances de la robótica, según he leído). A "Toy Story" le han salido imitadores por todas partes, y al estillo "pixariano" también (y los que les quedan). Y es que no sólo en su día, sino hoy también, este filme seduce como pocos no sólo con su entonces revolucionaria animación (cargada de detalles y poseedora de un realismo sin par -se pueden apreciar hasta las imperfecciones del suelo o las rozaduras de las puertas-), sino por sus fabulosos personajes y por la genial historia que narra, orientada tanto para los niños como para los adultos. Porque la batalla campal que mantienen Woody y Buzz Lightyear es increíblemente humana: todos hemos vivido o conocemos situaciones similares entre familiares, amigos, parejas, compañeros. Los celos, la ambición, el victimismo, el orgullo y la soberbia y finalmente la camaradería y la amistad, que surgen cuando menos se espera, son los ingredientes principales de la cinta: ya los hemos visto en miles de películas antes (sobre todo los que hemos crecido con las películas de Walt Disney), pero en "Toy Story" adquieren una fuerza que consigue que nos identifiquemos sin problemas con los juguetes que la protagonizan (se retoma el concepto de esos cuentos clásicos en los que los compañeros de juegos de los niños toman vida cuando ellos no los ven y tienen montada su propia sociedad con sus propias reglas, sociedad que no es más que otro trasunto de la humana).


Sí, hay una lección moral que exalta la amistad en el debut de Pixar y Lasseter, pero es increíblemente madura y coherente, y alejada de maniqueísmos. El germen de películas animadas plenamente adultas ("Buscando a Nemo", "Los Increíbles", "Wall-E", "Up"...) que hoy tantos intentan crear (y que otros como Ralph Bakshi o Hayao Miyazaki -por poner gruesos y ultraconocidos ejemplos- ya llevaban años desarrollando, aunque con poco éxito masivo en occidente en aquel momento o con menos reconocimiento -injustamente en el caso de Bakshi-) está en "Toy Story". Y queda además la referida animación, absolutamente maravillosa, y unas escenas de acción geniales (el plan para escapar de la horrible casa de Sid, la batalla contra éste con los juguetes destrozados, la carrera final para alcanzar el coche de mudanzas...), y una banda sonora inolvidable y, sobre todo, unos personajes que han pasado a la historia: no sólo Woody y Buzz; los demás juguetes son una oleada de carisma, el villano es simplemente soberbio (el clásico niño maleducado y destroza-juguetes al que todos hemos querido dar de ostias alguna vez),  los juguetes del mencionado villano que viven como en un mundo post-apocalíptico de rollete "Mad Max" tampoco pueden olvidarse y la familia de los protagonistas también se hace querer. En fin, yo nunca me canso de ver esta película: estoy seguro de que muchos otros tampoco.


 

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