viernes, 3 de agosto de 2012

CARMINA O REVIENTA de Paco León - 2012 - ("Carmina o revienta")


Carmina, una señora de 58 años pateada por la vida, no sabe cómo salir adelante tras el robo de un montón de jamones que había comprado para la humilde venta que regenta en las afueras de su ciudad, Sevilla, y que le da de comer a ella y a su familia. Con un marido con problemas con el alcohol y con la histeria, una hija de 22 años sin formación de ninguna clase y en paro, una nieta de 4 años y un buen cúmulo de deudas, Carmina necesita como sea recuperar el dinero de sus jamones... Y formas hay de hacerlo, aunque le van a reportar más de un quedradero de cabeza.


A "Carmina o revienta" la precede la polémica, ya que, según su director, el famoso actor y aquí debutante tras las cámaras Paco León, la película, estrenada a la vez en las salas de cine (en un número reducido de ellas), en DVD (por 5,95 euros) y en Internet (por 1,95 euros) ha recibido un "boicot activo" por esa industria que todos conocemos que, caduca en gran parte, se niega a renovarse y también se niega a morir (y por supuesto, también se niega a dejar de dar por saco). El caso es que solamente el grupo de Yelmo Cineplex se ha atrevido a exibir la película en sus circuitos, y parece ser que por esta falta de apoyo casi total la ópera prima del actor sevillano solamente ha visto la luz de las grandes salas hasta ahora en diez ciudades de toda la geografía española (Madrid, Barcelona, Málaga, Sevilla, Granada, Valladolid, Zamora, Las Palmas, Lérida y Vigo). Ni ha llegado a las veinte copias exhibidas. Y no queda aquí la cosa: según el mismo León ha denunciado en una entrevista, hasta ha sido amenazado con una petición a los productores para que no le contraten como actor. Copio y pego directamente sus palabras, extraídas de la red: "No quiero generalizar. Hay exhibidores dispuestos a que cambien las cosas. Pero, a la vez, hay una resistencia fuerte, por no utilizar la palabra boicot activo. Teníamos un circuito apalabrado interesante, pero con las presiones muchos se han retirado. Han llegado a amenazar con pedir a los productores que no me contraten como actor. Me entristece. Hay miedo a lo nuevo, a lo desconocido y, en definitiva, a perder privilegios. A todo le mundo le asustaba el paso al sonoro, y al color, y al 3D. La gran revolución de este siglo es Internet. Mi objetivo es restar al público pirata, no al de las salas. Pero quieren 14 semanas de exclusividad cuando muchas películas no se sostienen en cartel ni dos semanas. Sueño con un futuro ideal en el que la gente vea mucho cine, que no sea un artículo de lujo, que no haya piratería y que se consuma cine en Internet. (…) Esta es una propuesta, mi propuesta, una raya en el agua. ¿Quién tiene otra?". Si estas son las palabras del actor y ahora director, creo que merece un aplauso. Por eso fui a ver su película, y fui al cine a echarle un vistazo: nada más por joder a esta industria y a estos señoritos que todos sabemos quiénes son, fue un placer dejarme casi 7 euracos. Y me consta que la película, además, ha sido un éxito en los tres formatos en los que se ha estrenado. Bien.


Hablando ya de la película en sí, hay que decir que, cuanto menos, no deja indiferente, aunque no sea nada del otro mundo y aunque alterne escenas muy buenas con otras muy malas. La cosa va de la propia madre de Paco León y de su hermana María León (también en el filme), Carmina Barrios, que cuenta un sucedáneo de lo que es su vida esperpéntica en una suerte de falso documental que se centra en el hecho de que le han robado un montón de jamones que tenía guardados para la venta que regenta en su ciudad, Sevilla. Le roban los susodichos jamones y ella se busca la manera de recuperar su dinero por medio de pícaras artimañas mientras van transcurriendo ante el espectador pasajes "habituales" de su existencia diaria. Y en su existencia diaria hay tanto delirio como patetismo: una hija con 22 años sin estudios y con una hija de 4, un marido que bebe demasiado y con problemas de histeria (Antonio León, su marido real), una vecina demasiado imaginativa, un robo de su destarlado coche, visitas inesperadas del cobrador del frac, un ayudante retrasado que trabaja con ella en su venta, una comunión organizada deprisa y corriendo... Y hay, por supuesto, mucho casticismo del grueso, del más zafio, bruto y burro que se puedan imaginar. En Málaga, mi ciudad, les llamamos "merdellones"; en Sevilla "canis", en Cádiz "bajunos", en Huelva "burracos", en Murcia "garrulos", en Madrid y en muchos lugares del norte les dicen "bakalas"... "Carmina o revienta" es la esencia del cine "merdellón" y "cani" con mayúsculas: es un retrato hiperbólico de este mundo de gritos, peleas, incultura, insensibilidad y flirteos con el lado más chungo del inframundo urbano español. Hay regodeo en las mencionadas incultura e insensibilidad, hay cutrerío por doquier, hay hasta escatología pura (la escena de la cagada es no sé si para reir o para llorar) e incluso humor negro. Sin embargo, el valor del filme radica en que, contrariamente a otros de su mismo "género" o su mismo "rollo", es capaz de dibujar un retrato serio de cierta sociedad que por desgracia todos los españoles conocemos.


El mundo de "Carmina o revienta" es triste, crudo, patético y deprimente: por mucho cachondeo que lo envuelva, es cien por cien terrible. Maridos que no existen y mujeres que viven muertas en vida, jóvenes sin futuro y con niños sin futuro a las espaldas, pobreza y marginalidad, barrios de los suburbios sucios y sin oportunidades, endeudamiento y paro de todos los colores (la crisis al sector "merdellón" le ha golpeado como a nadie). Al igual que el primer "Torrente" con el que despuntó como director Santiago Segura (sólo el primero), "Carmina o revienta" es, con todo su humor grueso y bruto, un retrato de una España que está ahí y que va a estar ahí todavía mucho tiempo por desgracia, retrato que incluso contiene momentos críticos con la situación actual, con el estado de las cosas de hoy. Su fórmula no funcionaría en una secuela (y seguimos con el ejemplo de "Torrente", que en secuelas manidas y despreciables es una reina), pero en un único filme sí que lo hace. Todos conocemos a personas como Carmina y sus familiares y amigos, y Paco León sabe imprimirle a su obra veracidad y hasta su poquito de ternura, a pesar de que hay momentos en la cinta que sobran (el bailoteo flamenco tópico en la comunión) y momentos con menos gracia que otros. Sea como sea, el debut del actor es fresco y cuenta con tanta gracia como dureza algo que todos conocemos.


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