viernes, 20 de julio de 2012
SPIDERMAN III de Sam Raimi – 2007 – (“Spiderman III”)
Spiderman ha llegado a ser un gran héroe en la ciudad y a Peter Parker las cosas le van mejor que nunca. Sin embargo, no le ocurre lo mismo a su novia Mary Jane… Parker además va a verse las caras con dos nuevos enemigos: el nuevo Duende Verde, que además es su mejor amigo, Harry, y el poderoso Hombre de Arena. Pero hay algo más: un extraño ser ha poseído su traje y lo ha vuelto de color negro. Spiderman va a tener que enfrentarse también a sí mismo y al terrible secreto que su nuevo uniforme esconde…
El bodriazo de “Spiderman III” fue la última (menos mal) entrega de las aventuras del Hombre Araña que dirigió Sam Raimi hasta el excelente y por suerte más serio reinicio de la franquicia que hemos tenido este mismo año. El director de "Posesión Infernal" anunció en su día que iba a desarrollar en esta escoria fílmica una trama más seria centrada en la lucha interior del superhéroe; por eso nadie pudo dejar de sorprenderse cuando la película de marras llegó a las salas hace ya cinco años: ¿Dónde está esta seriedad? ¿Dónde está esta lucha interior? Si “Spiderman” y “Spiderman II” resultaban fallidas por infantiles, esta tercera parte ya no es sólo infantil, sino que además es ridícula y estúpida. La historia narra cómo Peter Parker se enfrenta su lado oscuro y a tres nuevos villanos: el nuevo Duende Verde (su amigo Harry), el Hombre de Arena y Venom, cuya aparición parece que no estaba inicialmente prevista pero que según rumores fue forzada por los productores de la cinta por si no llegaba nunca a rodarse una cuarta entrega (efectivamente, así ha sido, aunque no hay que descartar que el villano de la larga lengua salga en la nueva saga). En dos horas y media insufribles se van sucediendo estos enfrentamientos que desembocan en un espectacular pero burdo clímax que se nota completamente improvisado. El ritmo de la trama está mal llevado, con poco equilibrio entre las escenas de acción y las que no lo son. Además, su motor está cimientado casi exclusivamente en constantes y tontísimas casualidades. Por si fuera poco, está encima llena de lagunas argumentales y hechos inverosímiles que la lastran aún más si cabe: no se explica absolutamente nada sobre Venom –se da por hecho que los espectadores ya conocen su historia y no se dice nada sobre ella, un error de bulto-, el Hombre de Arena hace cosas sin sentido y revive a los pocos días de haber supuestamente muerto, a Harry le da de lleno una de sus bombas y sólo le desfigura una parte de la cara, una fotografía burdamente trucada con Photoshop del Spiderman del traje negro se hace famosa sin que nadie se percate de su clarísima falsedad…. Y así otras tantas chorradas incoherentes.
Sin embargo, lo peor de la película son sus personajes, los más planos y absurdos de toda la saga. Peter Parker está peor desarrollado que nunca, y su “parte oscura” es de auténtico chiste: para Raimi mostrar esta parte sombría del héroe consiste en despeinarlo, pintarle ojeras, volverlo un gamberrete y ponerlo a bailar por las calles, a provocar a tías macizas y a decir frases como “me gusta ser malo”. De auténtica y dolorosa vergüenza ajena (por favor, alguien debería enseñarle a este hombre que esto es "Spiderman", no una película gore de cachondeo). Pero llega el turno de los villanos y todo sigue hundiéndose: el Duende Verde ya no es un duende (bueno, tampoco lo era mucho su padre), sino un simple niñato armado con tecnología punta (ni tiene máscara ni tiene conflicto interior ni tiene posesión ni tiene doble personalidad), el Hombre de Arena está insertado en la historia con calzador y cambia de bando constántemente sin mucha coherencia (el antagonista más anodino de todos los de Raimi) y Venom es simplemente patético: sólo tiene protagonismo en la media hora final y el simbionte que lo trae a la Tierra aparece de casualidad precisamente junto a Spiderman ¡Pero que casualidad!. Por si fuera poco, aparece también, interpretada por Bryce Dallas Howard, Gwen Stacy, la primera novia de Parker que en los comics moría a manos del primer Duende Verde en un papel idiota que nada tiene que ver con el de su personaje original y que instaura el triángulo amoroso más pueril que he visto en mucho tiempo. Por supuesto, también tenemos una gran bandera americana colocada de manera gratuita, como ya la tuvimos en el primer “Spiderman”. Lo dicho: una porquería de cierre de trilogía. Por una parte, me alegra de que Raimi haya dejado una saga para la que ha quedado claro que ha sido muy incapaz. Con todos sus fallos, su reinicio la trata por lo menos con dignidad.
Recuerdo como muchos nos frotamos las manos cuando se conoció que la puesta de largo on screen de spidey iba a correr a cargo de Sam "Evil dead" Raimi... Algunos años después solo queda rendirse a lo evidente de que el fracaso, así lo veo yo, es total. Y esta tercera parte que da el cierre ya flirtea directamente con lo puro insultante, desde luego. Mucha cera que le das (bravo) y aún con todo me pareces amable cuando recuerdo según qué (la acabé de ver con esa actitud de "madre mía qué horror, ¿puede ir a peor esto?"... Y si, iba a peor -maldita sea, constantemente y en caida libre hasta el horrendo final-). Saludos guzzeros.
ResponderEliminarAmén. Horrorosa es poco. Es una maldita maldición esta película. Paul.
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