miércoles, 6 de junio de 2012

ALIEN III de David Fincher – 1993 – (“Alien III”)


Cuando se despierta, la teniente Ellen Ripley descubre con horror que su hija adoptiva Newt y sus compañeros han muerto y que la nave en la que escaparon se ha estrellado en el planeta prisión Fiorina 161, en donde convive, sin armas de ningún tipo, una comunidad de viejos reclusos hostil y fanática. Ripley descubre además otra cosa: un alien sobrevivió y, por supuesto, la compañía que la traicionó desea hacerse con él, el último y preciadísimo ejemplar de su especie… Ripley toma una determinación: acabar con la bestia y destrozar los planes a la compañía que le destrozó a ella y a tantos otros la vida.


David Fincher siempre tuvo, sobre todo en su primera etapa, vocación por lo oscuro. Lo demostrarían obras como “Seven” o “El club de la lucha”, y también su irregular debut, “Alien III”, que bajaba el listón que tan alto habían dejado Ridley Scott y James Cameron con las dos primeras e imprescindibles entregas de la saga. Fincher da al desenlace de la trilogía (trilogía en su momento, pues hubo una inesperada cuarta parte y ahora está por llegar a las salas una suerte de precuela del propio Scott, "Prometheus") un tono que, si bien falla en sus expectativas, es personalísimo y muy propio de su obra: intenta regalar un capítulo que nada tiene que ver con los anteriores ni con el posterior del francés Jean-Pierre Jeunet; intenta recrear un drama psicológico de terror. Para ello, desarrolla una historia de absoluta desesperanza y la ambienta en un mundo desolador, corrupto y oscuro. Ripley es, una vez más, la única que sobrevive de la segunda entrega a ésta. Sus amigos han muerto y también su hija adoptiva, por la que tanto luchó, mientras que el androide Bishop es un armatoste destrozado y viejo que no puede hacer nada salvo pedir la eutanasia. Estos incidentes hacen de Ripley, aquí rapada, un ser desencantado y amargado con una vida destrozada a las espaldas por sus dos enemigos implacables: una amenaza alienígena y, lo que es más grave, los propios humanos, los directores de la compañía que en las entregas anteriores la traicionaron sacrificando vidas inocentes para incubar aliens, la forma de vida perfecta que tanto ansían atrapar. La sensación de soledad y malestar de Ripley en el planeta prisión en el que está confinada como la única mujer en una colonia de perturbados y fanáticos está muy conseguida, y es ciertamente deprimente comprobar de qué manera han muerto los supervivientes de “Aliens. El regreso” con los que tanto nos habíamos encariñado (este hecho disgustó a muchos fans de la saga y según he leído también al propio James Cameron).


“Alien III” transmite pesimismo existencial y fatalidad por los cuatro costados, lo mismo que transmite “Seven” y, en menor grado, “El club de la lucha”. Por ello, es una obra tan personal como la de Scott o la de Cameron. Sin embargo, el conjunto básico de la película se viene abajo por diversos factores, y la sensación que queda tras su visionado es la de una insatisfacción básica que, la verdad, fastidia, sobre todo tras las expectativas creadas y tras la genialidad de sus antecesoras. David Fincher intenta volver a recuperar el espítu del primer “Alien”: vuelve a colocar a una sola bestia asesina frente a un grupo de hombres desarmados e indefensos. El ambiente es ahora de luces y sombras, de pasillos oscuros y de tonalidades sepia, lúgubre y extraño de nuevo. Sin embargo, el terror no funciona: el mito es ya conocido y no sorprende, y Fincher no sabe explotar la sugerencia como lo hizo Scott. Tal vez sin proponérselo, Fincher acaba realizando una película de acción, por lo menos en su mitad segunda, la referida a la lucha contra el alien. Y el caso es que como película de acción "Alien III" también se plantea insuficiente, sin pulso, llegando por momentos, ante la falta de originalidad, al puro efectismo frenético vacío que ya empezaba a cuajar entre los autores de cine comercial.


A todo esto se le añade una galería de personajes medianamente interesantes en los inicios pero que acaban resultando anodinos, sin mucho carisma y completamente olvidables (los más olvidables de todas las entregas). Es especialmente triste lo desperdiciado que está en este sentido, primeramente, Bishop, convertido en un trasto moribundo y posteriormente en un villano sin demasiado gancho; y en un segundo término, el médico que interpreta Charles Dance, que muere casi antes de la mitad de la película sin haber aportado todo lo que prometía (una relación con Ripley, nada menos) y que da la completa sensación de ser un personaje interrumpido por alguna oscura trama de productores que no hemos podido conocer. Tampoco ayuda el hecho de que la protagonista albergue un oscuro secreto que no voy a revelar pero que se predice con rapidez y que poco aporta. De “Alien III” se salva su desenlace, completamente inesperado, en el que Ripley por fin se venga de la compañía y les destruye para siempre su sueño de grandeza. El resto, por desgracia, resulta insuficiente por las razones antes comentadas. Eso sí, al parecer a Fincher los productores le destrozaron su proyecto, eliminando escenas sin piedad y cambiando el concepto original de la historia para hacerlo más comercial. ¿Qué ocurrió exactamente? El caso es que, por desgracia, la película es la más floja de la saga (yo incluso la situaría por debajo de la también irregular pero divertidísima aportación de Jeunet). ¿Qué opinan?


2 comentarios:

  1. A mi me gustaron todas las peliculas de Alien. Pero no entiendo como ella se infecto en alien3, ya que supuestamente tenia que haber un huevo en la nave para que esto ocuriera.
    anonimo

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  2. Félix S. Trabanco12 de febrero de 2013, 9:53

    En mi opinión eta peli es malísima, y Fincher un director muy sobrevalorado.

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