lunes, 4 de junio de 2012

ALIEN. EL OCTAVO PASAJERO de Ridley Scott – 1979 – (“Alien”)


De regreso a La Tierra, la nave de carga Nostromo interrumpe su viaje y despierta a sus siete tripulantes. El ordenador central ha detectado una transmisión misteriosa, una forma de vida que late en un planerta cercano y que podría necesitar ayuda. Los miembros de Nostromo viajan a este planeta para investigar qué ocurre. Cuando vuelven sin haber encontrado nada reseñable salvo restos de una “civilización” o “culto” macabro y desconocido, un nuevo pasajero se les introduce en la nave… Un nuevo pasajero que empieza a asesinarlos de uno en uno.


En 1979 irrumpía en las salas Ridley Scott, después de la genial “Los duelistas”, con una de las más grandes obras maestras del terror y de la ciencia ficción de todos los tiempos: “Alien. El octavo pasajero”. Adaptación completamente libre de un escrito de Joseph Conrad (“La línea de la sombra”), “Alien”, cuento de horror gótico ambientado en el espacio profundo, cambió, gracias a la confluencia de los diversos artistas que en ella intervinieron, la concepción del cine de terror que se tenía hasta entonces o, por lo menos, la renovó, insuflando aire fresco al género del horror alienígena. Para comprender este soplo de frescura, hay que mencionar primero el “tipo de terror” que Scott optó por utilizar en su película: el terror basado en el poder la sugerencia, el terror de películas como “La semilla del Diablo”, “Tiburón” o la posterior “Al final de la escalera”. De hecho, “Alien” comparte con “Tiburón” el mecanismo para producir el miedo y la extrañeza en el espectador: no mostrar a la supuesta bestia asesina hasta el final del filme. El alienígena de “Alien”, como el gigantesco escualo de Spielberg en las aguas, permanece sumido en las sombras la mayor parte del metraje, escondido en esquinas impensables, al fondo de pasillos oscuros, en conductos de respiración. No es hasta el duelo final contra la mítica agente Ripley cuando se le muestra en toda su horrorosa totalidad. El espectador no sabe a qué se está enfrentando: de hecho Scott sólo da pequeñas pistas para ir presentando la amenaza oculta. Muestra a veces una garra, a veces la cola, a veces sólo la cara, a veces su segunda boca… Se explota el miedo a lo desconocido de una manera soberbia, como pocas veces se ha hecho en el cine.


Este alien, además, está diseñado por el célebre artista suizo H.R. Giger, que creó una bestia de líneas insinuantes y hasta sexuales que ya forma parte de los mitos clásicos del cine norteamericano. A esto le añadimos la nave gótica barroca en la que el alien y sus víctimas se mueven, una nave retorcida y lúgubre que es otro protagonista más del filme, casi otro asesino más, y un planeta macabro con insinuaciones de civilización ancestral delirante que hoy sigue poniendo los pelos de punta (por cierto que sigue siendo un parcial misterio la verdadera naturaleza de la momia extraterrestre gigante que se encuentra en este planeta, a pesar de que en algunos de los comics que esta saga ha generado se ha profundizado en esta misteriosa raza que al parecer es conocida como la raza de los Space Jockeys... ¿Solucionará este enigma el esperado filme de Scott "Prometheus", que dicen que desvelará el origen del universo de "Alien"? En breve lo veremos...). Los trajes de los tripulantes y algunos diseños corren por otra parte de la mano del gran autor de comics Moebius, tristemente fallecido el pasado 10 de marzo. La trama, además, no se limita a la lucha contra el “octavo pasajero”, sino que propone una intriga extra con uno de los trabajadores de la nave, de extraño comportamiento y misteriosas intenciones.


Otro punto más a favor de esta obra imprescindible es su inolvidable banda sonora, que crea un ambiente de extrañeza y opresión inigualable, junto, además, a un maravilloso reparto en el que encontramos a grandes como John Hurt, Ian Holm o Harry Dean Stanton junto a secundarios de lujo como Tom Skerritt, Yaphet Kotto o Veronica Cartwright (la niña de “Los pájaros” de Hitchcock). Sigourney Weaver es la sorpresa, la protagonista de la saga que entonces no era una actriz demasiado conocida pero que fue lanzada al estrellato de forma fulminante. Ridley Scott rodaría después de esta obra maestra otra más: “Blade Runner”, tras la cual proseguiría su carrera de manera ya siempre irregular (una lástima). La saga de los aliens tendría tres entregas más (hasta la fecha): “Aliens. El regreso”, maravillosa película de acción dirigida por James Cameron; “Alien III”, de David Fincher y “Alien. Resurrección”, de Jean-Pierre Jeunet, que resultaron más flojas pero que contenían momentos interesantes. En dos meses y poco más llega a las salas "Prometheus", de nuevo dirigida por Scott, y que parece estar relacionada con esta cuatrilogía. Veremos qué tal está.

4 comentarios:

  1. Félix S. Trabanco4 de junio de 2012, 6:41

    No sabia que estuviese basada en un relato de Conrad, ¡ni tampoco que Verónica Cartwright fuese la niña de LOS PAJAROS! En fin, grandiosa película de ciencia ficción, uno de mis films favoritos. Lástima que Scott sea lo que yo llamo un director "de trilogia". "Los duelistas", "Alien" y "Blade Runner" (su mejor película en mi opinión), y a partir de ahí nada remarcable. Curiosamente es lo mismo que le pasa a James Cameron: Terminator, "Aliens" y "Abyss", y no creo que sus posteriores films sean buenos.

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  2. Obra maestra es poco, compañero. Imprescindible. Paul.

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  3. Parte del tratamiento visual de "Alien" ha envejecido bastante mal, solo con verles fumar a bordo de la Nostromo se me ponen los pelos de punta. De todas formas estaría bien hacer un revisionado ahora que se acerca "Prometheus".

    Un saludo

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  4. No sabía que 'Prometheus' tuviera alguna relación con 'Alien'!
    Sigmoney Weaver ha logrado hacer de su personaje y del Alien todo un icono en el mundo del cine.
    Una mezcla de ciencia ficción y terror que ha dado un resultado genial!!
    Saludos.

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