viernes, 8 de marzo de 2019

HAPPY FEET II de George Miller - 2011 - ("Happy Feet Two")


Mumble y Gloria tienen un problema con su pequeño hijo, Erik: al igual que a su padre no le gustaba cantar, a él no le gusta... Bailar. No se le da nada bien y le ha cogido incluso fobia. Un día, conoce de casualidad a Sven, un pingüino muy extraño que es capaz, misteriosamente, de volar. Empieza para él, y también para su familia y amigos, una nueva gran aventura.


Era de esperar que "Happy Feet" tuviese su secuela, y la tuvo en 2011. Es digna, pero se embrolla en bastante fallos. Su explosión de musical y de colorido es tal que resulta abrumadora, y hay tantos perosnajes, y tantos nuevos, y tantos secundarios, que la trama, a priori sencilla, se vuelve por momentos hasta confusa. El resto, es lo que encontramos en la primera: una nueva historia con las claves de aquella: la superación, la familia, la amistad, el amor, la exaltación del valor del diferente y el mensaje ecologista. "Happy Feet II" tiene las mismas pautas y buenas intenciones que su antecesora, pero se pierde demasiado en una cascada de acontecimientos sin descanso. Es acción, acción y acción, sin apenas tiempo para dejar que el espectador analice las escenas o para que los personajes respiren, y eso la lastra. En la parte buena, la animación es excelente, como era de esperar, y los números musicales, lo que le da personalidad a esta pequeña y ambiciosa saga animada australiana, son excelentes. Por cierto, muy carismáticos los dos mejores personajes secundarios que ha introducido esta película: las gambas. Doblados por Matt Damon y Brad Pitt, poseen escenas desternillantes y algunas muy tiernas que logran conmover. George Miller cumple, a pesar de sus fallos, y demuestra que es capaz de ser ese director todoterreno y variado que es a veces tan difícil de encontrar.


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