viernes, 25 de enero de 2019

GLASS de M. Night Shyamalan - 2019 - ("Glass")


David Dunn, que trabaja con su hijo en su negocio dedicado a la venta e instalación de sistemas de seguridad, está persiguiendo en secreto al criminal conocido como "La Bestia", que ha matado a varias jóvenes. Un día, parece tener su pista definitiva... Y empieza a seguirle hasta su guarida... Y algo ocurre.


Con "La visita", M. Night Shyamalan fue, poco a poco, volviendo a la senda de la calidad. Aquella película fue discutida pero desde luego fue también un cierto cambio en su mala racha de malas películas. "Múltiple", la siguiente, ya le introdujo del todo en esta buena senda, y ahora, desde mi punto de vista por lo menos, "Glass" le termina de confirmar. Esta película, que cierra su trilogía superheróica (una de las más originales de la historia del cine tanto en planteamiento como en resolución y estilo), es una obra maestra fulminante, a pesar de que no esté tampoco, desde mi punto de vista, perfectamente redondeada cerca de su final (creo que se podrían haber ajustado unas cuantas cosas, pero se le perdonan). Shyamalan vuelve por todo lo alto retomando a sus personajes de "El protegido" tras el gran sorpresón que fue "Múltiple", donde nos la coló a todos. Vuelven, además de aquel personaje nuevo genial interpretado por un James McAvoy en total estado de gracia (soberbio se queda corto: y por favor, véanlo si pueden en versión original), los grandes David Dunn y Don Cristal. Por fin Bruce Willis, que cuando quiere es un gran actor, se deja de esos papeles cutres de acción cutre que llevaba haciendo los últimos años y retorna a la calidad. Y de Samuel L. Jackson no hay nada que decir salvo que está absolutamente inmenso y que borda al que es el mejor personaje de la saga.


También vuelven los secundarios de las anteriores películas, encabezados por una Anya Taylor-Joy fantástica, y algunos nuevos como una Sara Paulson muy destacada. Shyamalan desarrolla una historia pausada, que se toma su tiempo, llena de ironías y de sorpresas y sustos, con súbitos estallidos de emoción y de brutalidad. Agarra al espectador y no lo suelta, lo ata a la silla, y le muestra un giro tras otro y le sorprende con la marca de la casa (cuando la casa funciona bien): uno de sus clásicos desenlaces con sorpresa brutal. Y en este caso, cumple de sobra. Todo ello con diálogos fascinantes, con escenas inolvidables, con combates magníficos, con una ambientación enrarecida de diez y con un mensaje social lleno de aristas y de metáforas que se pueden trasladar perfectamente a nuestros días. "Glass" es una obra maestra y la confirmación de que Shyamalan vuelve por todo lo alto. Esperemos que siga en esta línea.


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