lunes, 4 de mayo de 2015
THE FAST AND THE FURIOUS. A TODO GAS de Rob Cohen - 2001 - ("The Fast and The Furious")
Brian O'Conner es un joven policía que se infiltra en el mundo de las carreras de coches ilegales de Los Angeles. Su objetivo es desenmascarar a una banda que se dedica a robar camiones en marcha desde vehículos deportivos. En este mundo conoce a Dominic Toretto, líder de una de las pandillas más famosas del lugar y un genio total y absoluto de la conducción. Brian sospecha de su grupo... Pero empieza a entablar amistad con él y para colmo se enamora de su hermana Mia.
Rob Cohen es un artesano sin personalidad que ha dirigido películas aceptables junto a algunos sonados bodrios. Con olfato comercial, es responsable de bastantes grandes éxitos de taquilla. Su filmografía se compone del biopic "Dragon: The Bruce Lee Story", de la cinta fantástica "Dragonheart", de la de acción "Daylight: Pánico en el túnel", del drama de intriga "The Skulls", de la comentada "The Fast and The Furious", de la nueva película de acción "xXx", del filme de aviones "Stealth", de la horrenda secuela "La Momia: La Tumba del Emperador Dragón" y de los malos thrillers "En la mente del asesino" y "Obsesión".
La enorme (por cantidad de películas, no la por la calidad de éstas) saga de "The Fast and The Furious" es un caso cinematográficamente interesante. Sus detractores la acusan de ser una "merdellonada" (una saga de canis, bakalas o como se les llame en según que lugar) que explota la pasión de este público (el merdellón, como le llamamos en Málaga) por los coches para entregar historias testosterónicas con una exaltación de la familia norteamericana de fondo. Sí, lo es ciertamente, pero como fórmula comercial ha sido un éxito indiscutible: sus sietes películas llevan destrozando las taquillas, los videoclubs e Internet quince años, desde 2001 hasta este 2015, ininterrumpidamente, y no ha tenido una octava entrega porque Paul Walker, uno de sus protagonistas, murió (irónica y fatalmente en un accidente de coche) el 30 de noviembre de 2013. Su fórmula ha sido explosiva, desde luego, y en la era de la mencionada Internet es difícil, bien difícil, estar una década y media de taquillazo en taquillazo. "The Fast and The Furious" es una historia más de Hollywood con mensaje pro-familia (aunque aquí la familia se extiende a los amigos, por suerte; no es un mensaje rancio y conservador) y con personajes testosterónicos que sueltan frases lapidarias y que viven en una suerte de paraíso de los coches en donde todos realizan carreras ilegales épicas que suelen culminar en juergas o en sexo. Algún toque machista hay por ahí, y alguno hasta homófobo, aunque son los menos y las protagonistas femeninas van ganando poder en la saga conforme avanza, todo hay que decirlo. En fin: la fórmula, como he señalado, ha sido explosiva, aunque la primera película de la serie no fuese ninguna maravilla y aunque dicha serie perdiese calidad en las siguientes (aunque se levantaría en la quinta y en la sexta entregas, distraídas pero no terribles como la segunda, la tercera y la cuarta).
Esta primera "The Fast and The Furious" es bastante diferente de sus "hijas": presenta una historia de perdedores, de personajes marginales que han hecho de su familia su grupo de amigos y que a pesar de ser buenas personas y los mejores en su oficio (las carreras de coches y en general todo lo que tiene que ver con el mundo de los vehículos) viven en un lugar aparte que no les reconoce sus méritos. Los personajes no están mal, aunque sean algo tópicos: son creíbles y tienen carisma. A la película le pierde en parte el tener demasiados lugares comunes, un fondo de thriller algo predecible y una historia de amor típica. Sin embargo, hay química entre los personajes de Vin Diesel y Paul Walker (que entonces estaban lanzando sus carreras todavía), las escenas de acción son aceptables (y más realistas, alejadas de toda la pirotecnia loca que vendría después, en especial a partir de la cuarta y quinta entregas) y el desenlace, verdaderamente sorprendente en un producto de este tipo, recuerda a esas historias de perdedores en los USA agridulces y de poso triste. "The Fast and The Furious" no está mal: se puede ver, no trata al espectador como a un tonto y no es tan mala como dicen que es. Fue un exitazo total y absoluto, uno de los más grandes de su década, y eso hay también que reconocérselo a nivel comercial.
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