viernes, 30 de enero de 2015

BIG EYES de Tim Burton - 2014 - ("Big Eyes")


Años cincuenta. Estados Unidos. Margaret abandona con su hija a su marido cansada de ser una mujer florero y se marcha a San Francisco, en donde da rienda suelta a su arte: la pintura y, concretamente, la pintura de retratos con grandes ojos. Allí, conoce a Walter Keane, otro pintor, un hombre con el que vive un romance... Y que tiene una idea: convertir los particulares cuadros de Margaret en una gran moda que les haga ganar mucho dinero. La vida de ambos está a punto de cambiar para siempre.


Desde "Ed Wood", de 1994, Tim Burton no dirigía una película "realista" (sin ni un sólo elemento fantástico, se entiende). y el cambio en su habitual línea creativa que nos trae ahora en "Big Eyes", su última obra, resulta cuanto menos refrescante. Sin embargo, la cinta repite, por desgracia, la línea de calidad de sus últimos años: la línea irregular. "Charlie y la Fábrica de Chocolate" y "Alicia en el País de las Maravillas" son cuentos esencialmente dignos, pero no son "Eduardo Manostijeras". "La novia cadáver" y "Frankenweenie" son películas animadas esencialmente dignas, pero no son "Pesadilla antes de Navidad". Y por supuesto, la basura de "Sombras tenebrosas" (la peor película del director con mucha diferencia, incluso por encima de su horrorosa versión de "El planeta de los simios") no es ni de lejos "Bitelchús". "Big Eyes" es una película digna, sí, pero no es "Ed Wood". En ella, el director gótico de Hollywood apunta alto a priori para tratar, por medio de la historia de la pintora Margaret Keane, famosa por sus cuadros que representan a personajes con llamativos ojos grandes, asuntos como el machismo (representado por una sociedad que no ve "normal" que una mujer pinte y por un marido que se aprovecha de ello) y el feminismo (representado por esta misma mujer, luchadora en los años 50 y 60 por su autonomía y reconocimiento), la perversión del arte (la repetición constante de un mismo concepto por razones comerciales, la explotación del más vil merchandising, el esnobismo de artistas y críticos...), la crítica a un sistema que premia al mediocre o al que sólo ve un producto en absolutamente todo o una nueva lucha por el Sueño Americano que termina pervertida por el dinero.


Con estas premisas, la película es, desde luego, interesante. El problema es que es correcta pero no tiene alma. Christoph Waltz está sobreactuado en lo estrambótico y carece del poder que debería tener como representación del "trepa americano" (Tim Burton es incapaz desde hace mucho de crear a un personaje masculino que no sea un "freakie"), y Amy Adams está bien, pero simplemente bien. Y los dos son unos actorazos para estar tan poco aprovechados. La narración, por otra parte, es rápida y simple, plana por momentos, con diálogos que no tienen chispa. Todo el nervio y la brutal ironía de "Ed Wood" en su representación de la industria del cine más cutre (que tiene mucho que ver al final con la del arte que se retrata en "Big Eyes") no está por ninguna parte y la película, siendo correcta, como he dicho, parece más bien un biopic al uso de cualquier director artesanito de Hollywood que de alguien de la talla de Tim Burton, A "Big Eyes" no se le puede hacer ninguna objeción más porque como he dicho no es mala... Y sin embargo, es olvidable y no destaca por nada: ni por su estética, ni por su guión, ni por sus personajes ni por su visión novedosa de lo que trata. Burton sigue decepcionando, tristemente.


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