Alba, española, y Natasha, rusa, se conocen una noche en Roma y entre ellas surge una conexión especial. En una habitación de hotel darán rienda suelta a sus sentimientos y descubrirán unas emociones que nunca habían sentido. Sin embargo, planea sobre ella el fantasma del retorno a sus países y a sus vidas cotidianas...
Quien haya leído mis entradas anteriores sobre Julio Médem sabrá ya que es un autor que por lo general no me gusta nada, y como ya he expuesto las razones en anteriores críticas de películas suyas, voy a ser hoy más breve con "Habitación en Roma", que me parece una película mala por condensar una vez más todos los defectos de siempre del cine de su autor pero que por lo menos está (menos mal) alejada del tufazo político-moral infumable y maniqueísimo de la horripilante "Caótica Ana". Una película como "Habitación en Roma" es muy difícil de guionizar: tienes sólo dos personajes (el tercero no aporta mucho, es más un secundario cómico que otra cosa) y tienes que construir a estos personajes de manera que sean absolutamente redondos y, además, tienes que ser un auténtico maestro de los diálogos ya que todo el peso de la trama recae sobre ellos porque la historia se desarrolla en una sola habitación. Pues bueno, aquí fallan ambas cosas: los dos personajes son tópicos y nada interesantes y los diálogos son "marca de la casa", es decir, barrocos hasta lo grotesco muchas veces y pedantes y pretenciosos pero finalmente vacíos y sin nada que decir.
Las actuaciones de las dos protagonistas, Elena Anaya y Natasha Yarovenko, son dignas de elogio: es dificil rodar una película con tanta carga sexual y emocional en la que además ellas y sólo ellas llevan todo el peso de la trama. Sin embargo, como he dicho, sus personajes no tienen ningún interés. No revelo nada de sus pasados (o de lo que dicen que son sus pasados), pero sí digo que son un puro festival del tópico y que cuentan unas historias tan rocambolescas que llegan a resultar estúpidas y nada creíbles. Y como he dicho, los diálogos que ponen en sus bocas son de pena: pedantería azucarada por todas partes y barroquismo barato para intentar conseguir de forma forzada y artificial una profundidad que no tienen. A esto hay que sumar que "Habitación en Roma" contiene algunas escenas que dan vergüenza ajena (la del Google Earth, la de Enrico Lo Verso pensando en hacer un trío con las protagonistas y sobre todo la del flechazo -esta es de infarto, de verdad, no sé si para reir, para llorar o para quitar la película avergonzado y salir corriendo-).
Las escenas están realmente cuidadas, el amor no siempre tiene que ser tan pasional hay siempre algo más allá sobre todo cuando de dos mujeres se trata, la carga emocional es impresionante, hace poco la vi en HBO GO y realmente me impacto, creo que es un film que tiene que verse con una mentalidad abierta y dispuesto a una experiencia diferente en cine.
ResponderEliminarYo lo veo todo con una mentalidad abiertísima... Y así he visto todas las obras de este director. Pero de experiencia diferente no he encontrado nada... Es más, me parece de lo más convencional.
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