sábado, 13 de octubre de 2012
30 DÍAS DE OSCURIDAD de David Slade - 2007 - ("30 days of night")
Barrow es un pequeño pueblo de los confines de Alaska alejadísimo de los demás núcleos urbanos que, cada año, es sumido en la oscuridad total durante todo un mes. Sus habitantes llevan unas vidas tranquilas y apacibles aunque también muy duras en ciertas épocas. Algo perturba su paz este año: cuando la noche más larga cae sobre el lugar, algunas personas empiezan a morir de manera violenta. Una fuerza terrible está a punto de lanzarse sobre todos ellos… Una fuerza a la que van a tener que derrotar.
Bastante vilipendiada en general (injustamente pienso) “30 días de oscuridad” es una película de terror y de acción que, además de resultar más que solvente, posee una personalidad artística, lo que hoy consiguen poquísimas producciones de este maltratado género (por lo menos del grupo de las que llegan a estrenarse en las carteleras comerciales). El filme, el segundo de David Slade tras el siempre interesante “Hard Candy”, está basado en el cómic “30 días de noche” de Steve Niles (que colabora en su guión) y Ben Templesmith, y narra la historia del clásico pueblo norteamericano apartado del mundo que es invadido por una fuerza sobrenatural que, en este caso, es vampírica. En este contexto el también clásico grupo de personajes de muy variada clase y condición ha de enfrentarse a esta fuerza o huír del lugar. “30 días de oscuridad” no muestra nada nuevo, pero lo que muestra lo hace con seriedad, con identidad, con pulso narrativo y con ritmo y explotando muy bien las posibilidades que ofrecen los tópicos y los lugares comunes de las historias de vampiros, que en esta ocasión se muestran como seres salvajes y brutales alejados de todo refinamiento o magestuosidad.
El filme, bastante fiel al cómic al que adapta, comienza de una manera muy habitual (con la invasión del referido pueblo) y, por momentos, casi anodina (muchas muertes predecibles, efectismo vulgar, escenas de acción olvidables). No promete. Mejora sin embargo mucho el conjunto cuando los pocos supervivientes de la matanza se esconden entre las ruinas y empieza su periplo por la supervivencia: el terror se sustenta entonces en formas más sugerentes y se logra crear un efectivo clima de opresión, los protagonistas se desarrollan, los vampiros dejan de atacar a discreción para pasar a esconderse entre las sombras y los pocos momentos de acción se muestran capaces de crear tensión y emoción. El desenlace, además, sabe proponer una cierta sorpresa. Le sumamos a todo esto las adecuadas actuaciones del reparto y el excelente maquillaje y caracterización de los monstruos (feístas, deformes, góticos y de rasgos expresionistas), así como la genial ambientación oscurísima y de tonos helados y deprimidos y la violencia desgarradora que destila el filme, con un cierto sabor consciente de obra de serie B actualizada. Se le puede achacar la falta de un contexto más desarrollado: apenas se dice nada de los vampiros, ni de sus objetivos ni de sus orígenes (también hay que tener en cuenta que se basa únicamente en la primera entrega de una de las obras del mundo de las viñetas que en los últimos años está generando más material -lleva publicadas muchas sagas y mini-sagas que completan la historia principal sin cesar y ha creado un mundo propio bastante rico-). Sin embargo, dejando esto de lado, “30 días de oscuridad” es más que divertida y muy recomendable como filme de entretenimiento puro. Este filme ha generado una secuela bastante infame que comentaré mañana y, que yo sepa, dos mini-series de televisión que no he podido ver: “Blood Trails” y “Dust to Dust”.
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