lunes, 20 de junio de 2011

LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES de George A. Romero - 1968 - ("Night of the Living Dead")


Un grupo de desconocidos se encuentra en una casa abandonada en medio del bosque a la caída de la noche. Todos huyen de lo mismo: de una marabunta de zombies que ha aparecido de la nada y que, hambrienta de carne y sedienta de sangre, está invadiéndolo todo. Los desconocidos han de unir sus fuerzas para luchar contra ellos, para contenerlos mientras alguien viene a rescatarlos o para ganar tiempo mientras planean la forma de escapar de allí hacia alguna parte. Pronto, descubrirán que tal vez no haya lugar al que huir...


George A. Romero es el padre indiscutible del "género zombie" moderno, el cual revitalizó con "La noche de los muertos vivientes" en 1968, su debut, y en menor medida con sus dos siguientes y muy destacadas secuelas, "Zombie" y "El día de los muertos" (tendría una más en 2005, "La tierra de los muertos vivientes", y, en 2007, una suerte de reinicio de su saga con "El diario de los muertos", a la que seguiría "La resistencia de los muertos"). Lo cierto es que, a pesar de ser un cineasta mítico, Romero no ofertó mucho más al género que había ayudado a refrescar después de su trilogía inicial y tampoco ha destacado especialmente con ningún otro trabajo. Ha rodado obras de terror y thrillers -la revisión zombie más agresiva "The Crazies","La estación de la bruja", "Martin", "Creepshow", "Atracción diabólica", "Los ojos del Diablo", "La mitad oscura" o "El rostro de la venganza"-, melodramas -"There's allways vanilla"-, filmes de acción -"Los caballeros de la moto"- y documentales -"O.J. Simpson"-. Pienso que, salvando dos o tres buenos filmes más allá de su trilogía inicial zombie, la obra de George A. Romero no sale de mediocre. Lo atestiguan las mencionadas "El diario de los muertos" y "La resistencia de los muertos", descafeinados y mediocres intentos de volver a la vieja gloria de sus primeros filmes en un momento puntual de "zombiemanía" (la que estamos viviendo en los últimos años).


George A. Romero, un completo desconocido que se dedicaba a rodar anuncios de cerveza, guionizó, rodó, fotografió, editó y montó a finales de la década de los sesenta la obra maestra que revolucionó el cine de terror moderno y que revitalizó para siempre todo un género: "La noche de los muertos vivientes". El "cine de zombies" tiene para muchos un claro inicio en la obra maestra "El Gabinete del Doctor Caligari" de Robert Wiene, película en la cual, como en tantas hasta la llegada del debut de Romero, un ser malévolo controlaba a un hombre sometido a su voluntad. En los años treinta y cuarenta los zombies tendrían una época de éxito bajo esta premisa en clásicos como "La legión de los hombres sin alma", "Revenge of the zombies", "The walking dead" (filme de Michael Curtiz que nada tiene que ver con el popular cómic actual que ha inspirado la serie del mismo nombre) o "Yo anduve con un zombie". No fue hasta la fulminante llegada de "La noche de los muertos vivientes" que el fenómeno zombie visto como una plaga de resonancias mundiales se popularizó. Realizada en 16 mm con un presupuesto muy bajo (sólo costó 114.000 dólares), con actores desconocidos -familiares y amigos de Romero muchos-, con un brusco montaje y en un estilo casi documental de un crudísimo blanco y negro, la película logró asustar a toda la generación del momento gracias a un terror explotado de forma magistral que jugaba con la lentitud de unos seres sin alma que cada vez eran más numerosos y que no se detenían nunca ni ante nada. La plaga zombie era lenta, pero siempre terminaba llegando y arrasando con todo, y de nada servía correr o colocar barreras: visión terrorífica digna de pesadilla muy bien explotada. Estaba además la delirante y angustiosa banda sonora, la opresiva atmósfera conseguida y el ritmo frenético de la trama, que presentaba el conflicto rápidamente y que a partir de ahí no dejaba descansar al espectador un segundo. También fueron decisivos los espeluznantes efectos especiales, tan creíbles que en algunos países la película fue declarada X.


La obra además contenía un difuminado mensaje, una ambigua metáfora social que se repetiría en las demás obras del género de Romero: los zombies pueden identificarse con la decadencia de la raza humana, con su deshumanización, con el estado social de cualquier sistema totalitario o con otras lecturas igualmente sugerentes (en concreto, en "La noche de los muertos vivientes" se puede encontrar una crítica al racismo, claramente visible en su genial e inolvidable desenlace). "La noche de los muertos vivientes" creó toda una escuela: secuelas, copias, remakes, parodias, nuevas versiones, actualizaciones que siguen surgiendo... La fiebre de los zombies, ahora de nuevo de moda, se extendió a finales de los sesenta gracias a este clásico imprescindible del cine de terror que influyó en autores como David Cronenberg o Sam Raimi, en el cine independiente futuro y en el cine gore.

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