lunes, 28 de marzo de 2011

UNA VERDAD INCÓMODA de Davis Guggenheim - 2006 - ("An inconvenient truth")


Documental sobre el cambio climático, sus causas, sus posibles consecuencias y las maneras de detenerlo.

No sé absolutamente nada de Davis Guggenheim, por lo que voy a limitarme a nombrar sus obras: los documentales “The First Year”, “The Teach”, “Norton Simon: a man and his heart” y “JFK and the imprisoned child” y las películas de ficción “Rumores que matan” y “Gracie”. Criado en el mundo de la televisión, ha dirigido también capítulos de las series “Numbers”, “The Shield: Al margen de la Ley”, “Alias”, “24”, “Policías de Nueva York”, “Urgencias”, “Melrose Place”, “Cinco en familia” y “Deadwood”, de la que fue productor y director.


No voy a extenderme introduciendo a la polémica figura de Al Gore por falta de un conocimiento amplio sobre su persona y su carrera. Únicamente voy a comentar el hecho de que es uno de los políticos más hábiles y también controvertidos de los Estados Unidos porque siempre ha estado a la cabeza de la lucha ecologista en este país, lucha a la que cada día dedica más esfuerzos desde que perdió las elecciones en el año 2000. “Una verdad incómoda” ha sido uno de sus proyectos más ambiciosos en este campo, un magistral documental sobre una exposición multimedia de carácter divulgativo y educativo en la que él mismo diserta y reflexiona sobre el cambio climático, sus causas y sus posibles consecuencias mientras narra algunas de las experiencias vitales que le llevaron a convertirse en un abanderado del combate contra este fenómeno (la muerte de su hermana mayor por culpa del cáncer de pulmón y la larga convalecencia de su hijo en el hospital). Por medio de imágenes y vídeos actuales y de archivo, de efectivas recreaciones, de gráficas y de simpáticas animaciones, Al Gore hace un recorrido rápido pero muy completo por nuestro mundo actual analizándolo política y económicamente y relacionando las conclusiones de estos análisis con los desastres medioambientales que asolan o que se cree que asolarán nuestro planeta. Se presentan los hechos, se estudian a todos los niveles (políticos, económicos, sociales, medioambientales…) y se proponen soluciones; todo narrado con un sorprendente ritmo y con una sencillez pasmosa que, alejándose de tecnicismos innecesarios, trata el mencionado problema desde una óptica simple y adaptada para cualquier público y sin emitir juicios morales maniqueos. La sensación que los espectadores suelen experimentar durante la primera mitad del filme es la del puro desasosiego, que conforme el metraje avanza puede transformarse en puro terror o incluso pánico. Es lo que Al Gore se propone. No puede evitarse el estremecimiento ante la contemplación de las fotografías que demuestran que los glaciares y las grandes masas de hielo se derriten, ante los mapas que predicen cómo podría quedar la Tierra en pocos siglos, ante las cifras que nos enseñan lo mucho que los niveles de calor o de pobreza han aumentado en las últimas décadas, ante las especulaciones sobre las muchísimas especies de animales y de plantas que podrían desaparecer por culpa de los abusos del hombre… Sin embargo, no sólo es este terror lo que quiere provocar el máximo artífice de esta genial película (de hecho, se le ha acusado de alarmista y hasta de demagogo y manipulador, especialmente los ecologistas que creen que el cambio del clima anunciado es una mentira inventada para desviar la atencion de asuntos como la Guerra de Irak). El terror es una consecuencia lógica producida por lo que se nos enseña en el documental. Nos estamos jugando nuestro futuro, y Al Gore quiere que lo sepamos. Sin embargo, no es su objetivo aterrorizarnos, sino instarnos a actuar, a tomar partido, a empezar a cambiar el mundo en el que nuestros hijos y nietos habrán de vivir. Al Gore en ningún momento se muestra alarmista, y de hecho, en más de una ocasión utiliza el humor y la ironía para introducirnos a nuevos hechos y datos. Al Gore sólo busca una cosa: concienciar, pero sin falsos optimismos ni pesimismos.


“Una verdad incómoda” es un documental serio que tiene el claro objetivo de llamar a la actuación contra el cambio climático y también de criticar a los escépticos sobre el asunto, que a su vez acusaron a su creador de aprovechar cintas como ésta para hacerse propaganda política él mismo. Su fantástico desenlace queda muy lejos de esta propaganda que le achacan: un ofrecimiento de planes de acción desde un punto de vista optimista pero riguroso. Se puede cambiar el futuro, y, como bien se deja claro, la humanidad ha podido superar otras barreras peores que ésta. La clave es la voluntad. Una película incómoda, pero terriblemente necesaria.

4 comentarios:

  1. Por supuesto, dedicada (una vez más) a Alhy :)

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  2. Tú lo has dicho, "una película incómoda", pero de absoluta y necesaria visión. A estas alturas de la historia todavía hay piraos que niegan esta realidad palpable.
    Un abrazote

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  3. Bueno la palabra correcta para definir a los que no aceptan la hipótesis (o hecho, ya puestos) del cambio climático no seria la de 'escépticos' que es algo casi científico y a veces útil sino de 'negacionistas' que suele llevar detrás un interés muy determinado.
    En fin, lo mismo que ya predijo Carl Sagan en 1980 se ha cumplido (incluso antes de las peores previsiones) y las contramedidas que éste propuso siguen sin aplicarse ni tenerse en cuenta para nada.
    Y esta vez no habrá tercer aviso...

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  4. Vi este documental en su momento, y me impactó tanto que no he vuelto a echarle un vistazo desde entonces.

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