Porco Rosso

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viernes, 25 de noviembre de 2016

EL CASO BOURNE de Doug Liman - 2002 - ("The Bourne Identity")


Un hombre que no recuerda nada es rescatado en el Mediterráneo en alta mar por un barco de pesca italiano. Sólo tiene heridas que no sabe quién le hizo y un número de cuenta de un banco suizo. Sí se acuerda de algo: de varios idiomas y de artes marciales y de supervivencia, en las que es un experto. ¿Quién es este hombre? Él mismo va a empezar a investigar para averiguarlo y encontrar su olvidado pasado.


En el año 2002 y en los que inmediatamente siguieron se produjo una clara y nueva redefinición del cine de acción. Comenzó la saga de Jason Bourne con "El Caso Bourne" de Doug Liman. Aunque otros héroes de acción clásicos como John McClane o el mismo Indiana Jones se habían distanciado algo de otros invencibles como los primeros James Bond de Sean Connery, George Lazenby o Roger Moore y recibían palizas y sangraban, fue Jason Bourne la punta de lanza de una nueva hornada de personajes de este género que sufrían todavía más, que no tenían coches con misiles o bolígrafos con pistolas y demás parafernalia más absurda y pulp (muy típica en los sesenta, setenta y parte de los ochenta) y que debían de salir adelante a veces solamente con sus propias manos. Las escenas de acción pasaron a ser realistas, puramente realistas: todo lo que veíamos en las coreografías, a pesar de a veces rozar lo aparentemente fantástico, se podía hacer. A Jason Bourne le daban y bien. Sangraba a lo bruto, recibía auténticos palizones y arrastraba heridas. Posteriormente, la saga del mencionado James Bond se reinició en la mítica "Casino Royale" de 2005 y el Agente 007 de Daniel Craig se adscribió a esta tendencia. "El Caso Bourne", basado en la novela de Robert Ludlum (que desgraciadamente murió en marzo de 2001, un año antes del estreno del filme), es un excelente thriller realista de acción en el que un Matt Damon fantástico sufre junto a una Franka Potente también genial mientras ambos buscan la identidad del primero y la manera de sobrevivir a una persecución mortal.


El personaje de Jason Bourne es uno de los más carismáticos del cine de acción de la historia, y se mete en el bolsillo al espectador en los primeros segundos de metraje. No es un dios invencible, tiene dilemas, no tiene tiempo para hacer chascarrillos mientras lucha por su vida, se enamora, busca su pasado y un sentido a su existencia y queda marcado por los hechos traumáticos que vive. Los villanos tienen aristas, y el filme explora la fina línea entre deber y corrupción, entre patriotismo y terrorismo o si el fin siempre justifica los medios. Las escenas de acción, lucha y persecución son una delicia y hay hueco para un pequeño toque de humor siempre acertado en medio de un drama perfectamente exprimido. "El Caso Bourne" fue una película que cambió a su género para siempre y que lo adaptó a los tiempos modernos y a un público que ya exigía más seriedad. El siempre excelente Paul Greengrass tomaría la batuta de la saga para las dos siguientes entregas y la llevaría a los cielos.


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