Los mapaches están muy preocupados: el bosque en el que viven está cada vez más amenazado por la ciudad de la que son vecinos, que cada vez les come más terreno y que sustituye los parajes naturales por urbanizaciones asfaltadas y llenas de casas para humanos. Aunque sus diferentes clanes han estado bastante tiempo en guerra, van a aparcar las armas por vez primera y se van a sentar juntos a estudiar una manera de parar la destrucción de su hábitat natural. La unión les va a dar más fuerza. Sin embargo, el avance de la ciudad parece ser imparable y otros mapaches ya han optado por dejar la zona para siempre e internarse en otros lugares verdes más profundos y lejanos a los que los hombres todavía no han llegado... ¿Podrán hacer algo para parar lo que está ocurriendo?
"Pompoko" surgió de una idea original de Hayao Miyazaki que Isao Takahata tomó finalmente y desarrolló en solitario. Sigue el director japonés despuntando con un cine único y maravilloso tras "La tumba de las luciérnagas" y "Recuerdos del ayer" y, como deseaba en aquel momento cambiar de género y aparcar el drama, se lanzó a rodar este filme fantástico con animales antropomorfos y magia por doquier. El asunto central vuelve a ser, cómo no viniendo del Estudio Ghibli, la lucha ecológica, unida al de la pérdida de las tradiciones clásicas japonesas, absorbidas por la modernidad y también por la "invasión" de las costumbres y hábitos de la cultura occidental. Un grupo de mapaches lucha por conservar su hábitat natural frente a la ciudad creciente que es su vecina, que cada vez va comiéndoles más terreno y cambiando los bosques por urbanizaciones. Estos mapaches son los llamados "Tanuki" o "perros-mapache" en Japón. Según la mitología antigua de este país, estos animales tienen la capacidad de transformarse en aquello que desean con sólo pensar en ello. Isao Takahata, de nuevo desplegando una animación fascinante, llena de imaginación, de fluidez y de calidad, narra una historia romántica y melancólica cargada también de humor que pone un especial acento en la unión ante la adversidad, en el antibelicismo (una vez más presente en una obra suya y representado en los mapaches que dejan de luchar entre ellos para afrontar el enemigo común), en el cuidado de la naturaleza y en el buen trato a los animales y en algo que me parece muy interesante, en la necesidad de combinar el inevitable progreso técnico y científico, extremadamente necesario para los seres humanos, con el respeto al planeta Tierra y a sus grandes yacimientos verdes.
Los personajes de "Pompoko" son una delicia, tanto los mapaches como los zorros, y los diálogos un ejemplo de lucidez social. Las escenas de "acción" son fascinantes: en especial es magnifica e inolvidable esa misteriosa procesión de fantasmas que recorre la ciudad. El desenlace del filme es también una maravilla, una melancólica revisión de por qué cambian los tiempos y qué podemos hacer para que todos los seres del mundo podamos vivir en paz y tranquilidad con estos cambios. "Pompoko" fue un éxito abrumador en Japón, tanto que llegó a ser la primera película japonesa de animación elegida para representar al país en los premios Oscar. Imprescindible en todos los aspectos.
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