Año 2070. La Tierra ha sido invadida por una extraña raza alienígena conocida como los Fantasmas y los seres humanos luchan día a día contra ellos, que por desgracia parecen ganar cada vez más terreno debido a sus misteriosos y casi invencibles poderes. La doctora Aki Ross es una científica que, sin embargo, está a punto de descubrir una forma de vencerles... Junto a un grupo de especialistas y grandes soldados va a intentar pararle los pies a esta terrible amenaza. No va a ser nada fácil.
La de "Final Fantasy" es una de las sagas de videojuegos más importantes, famosas y rentables de la historia y está al nivel o incluso por encima de otras míticas como la de "Super Mario", "Sonic", "The Legend of Zelda", "Metal Gear" o "Resident Evil". Por supuesto, como es de esperar, tiene merchandising para dar y regalar y sus productos llevan décadas vendiéndose como churros. Además, tiene producciones animadas: en este caso cortometrajes, series de televisión y dos largometrajes de los que vamos a hablar hoy y mañana. Las dos películas que nos ocupan, "Final Fantasy. La fuerza interior" y "Final Fantasy. Avent Children", ambas animadas, son las dos únicas largas que se han realizado hasta ahora sobre la franquicia (que cambia de universo en cada uno de sus videojuegos, pues narran todos historias independientes aunque con elementos en común) y han sido por desgracia una bastante irregular y la otra, la segunda de ellas. un tremendo bodrio. "Final Fantasy. La fuerza interior" fue dirigida por Hironobu Sakaguchi, el creador de la franquicia, y fue producida por los Estados Unidos. No gustó a los fans de la saga y ante el público general pasó sin pena ni gloria. Aunque es considerada un fracaso, también es considerada una obra de culto y los debates sobre sus bondades y maldades siguen abiertos hoy en los foros.
"Final Fantasy. La fuerza interior" narra una invasión alienígena a la tierra y cómo unos humanos luchan contra ella. Los personajes son flojos y tópicos, y están más basados en estereotipos del cine de acción americano que en los de la saga japonesa a la que supuestamente pertenecen. La trama parece un sucedáneo cutre del "Aliens" de James Cameron y de películas de este estilo y no tiene ninguna sorpresa. Hay elementos de los videojuegos, claro, pero son pocos, bastante pocos. El conjunto es entretenido pero nada más, y por ello decepciona. Da la sensación de que los productores estadounidenses del filme han metido más mano en todo de lo deseable. Insisto: es una cinta distraída. Pero, tratándose del primer "Final Fantasy" de la gran pantalla, se le podía (y tendría) que haber pedido mucho más. Una pena, porque a nivel técnico, como he dicho, fue una maravilla de su momento.
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