EL MAESTRO DEL AGUA de Rusell Crowe - 2014 - ("The Water Diviner")

Primera Guerra Mundial. Joshua Connor es un granjero australiano especialista en buscar y extraer agua del suelo que ha visto partir a sus tres hijos a luchar en la contienda que arrasa Europa. Los tres han sido dados por desaparecidos en la batalla de Gallipoli, en Turquía, país al que él se dirige. Allí, va a encontrar un resquicio para la esperanza.

Algunos actores, en algún momento de su carrera, se lanzan a dirigir. Unos se quedan tras las cámaras para siempre y llegan a ser mejores en este lugar que delante de ellas (Clint Eastwood, Mel Gibson), otros se labran carreras prometedores (Ben Affleck hasta ahora), otros van renqueando (Kevin Costner) y otros pasan por la dirección sin pena ni gloria y vuelven a la actuación definitivamente (Jack Nicholson). El turno le ha llegado en este momento a Rusell Crowe, que ha entregado hace poco una película muy bonita estéticamente hablando pero bastante anodina, "El maestro del agua". Anodina porque nunca llega a emocionar (y supuestamente es un dramón de época de los grandes), porque ni la historia de amor del personaje principal (interpretado por el propio Crowe) con su casera ni su búsqueda de la redención por medio de la búsqueda (valga la redundancia) de su hijo están bien tratadas. Y es que el guión de esta película es muy errático y está poco equilibrado entre estas dos historias complementarias y, además, su ritmo es muy abrupto. Por otra parte, los personajes no llegan al espectador: en general son fríos y su relieve emocional es planito. El resultado es esencialmente correcto, pero muy desprovisto de drama y muy aséptico. Los diálogos son solventes y las actuaciones también, pero a la película le falta mucha, pero mucha sal, y es olvidada a los pocos días de haberla visionado. Queda una representación histórica preciosa y una fotografía esplendorosa con un uso de la luz magnífico, pero nada más. Rusell Crowe le ha puesto ganas, pero el producto le ha salido sin salsa. Tal vez mejore en su siguiente obra o tal vez empeore o tal vez ya no dirija nunca nada más. El tiempo lo dirá.