RUSH de Ron Howard - 2013 - ("Rush")

Años setenta. El piloto inglés James Hunt y el austriaco Niki Lauda tienen un encontronazo desgradable cuando ambos luchan por acceder, desde los circuitos menores, hacia el gran mundo de la Fórmula 1. Lo que comienza como una simple bronca sin importancia aparente se torna en una rivalidad que va rozar lo enfermizo. Cuando ambos lleguen a los grandes torneos, esta rivalidad va a seguir adelante... Y se va a convertir en el centro de sus vidas marcadas por una búsqueda obsesiva y delirante del triunfo.

Director, guionista y productor, Ron Howard comenzó su andadura en el mundo del cine como actor con el nombre de Ronnie Howard en series de televisión como “Happy Days” o en películas míticas como “El noviazgo del padre de Eddie”, de Vincente Minnelli, “American Graffiti” de George Lucas o “El pistolero” de Don Siegel, de donde pasó a dirigir y a protagonizar sus primeras cintas. Puede considerársele un alumno de la generación de “los barbudos de los 70” (Spielberg, Lucas, Scorsese, Coppola…), aunque ha brillado artísticamente mucho menos que ellos. Ron Howard es un director de cine familiar que, sin demasiada personalidad propia, ha creado algunos de los mejores títulos del cine de entretenimiento de los años ochenta y alguno que otro de los noventa. Es un excelente artesano que domina muy bien todos los recursos del cine clásico en casi cualquier género que se le plante, cosa que ha demostrado de sobra. Muchas de sus películas son más que apreciables, especialmente las que únicamente se muestran como filmes para divertir sin pretensiones y sin moralinas. Otras, directamente, son cansinas: Ron Howard, director nara arriesgado, casi cada vez que toca un drama pretendidamente serio lo hace desde la óptica del “buen norteamericano”. Ya saben: los personajes acaban superándose en la sociedad de los sueños, la familia acaba unida ante la adversidad y el patriotismo acaba triunfando mientras que el humor y la crítica social son descafeinados y flojos, amén de los mensajes maniqueos.

Cultivador de todo tipo de géneros y siempre comercial, su obra está compuesta por las comedias “Loca escapada a Las Vegas” y “Turno de noche”, la comedia romántica “1, 2, 3… Splash”, la película de ciencia ficción “Cocoon”, la nueva comedia “Pisa a fondo”, la película fantástica “Willow”, la otra comedia “Dulce hogar… ¡A veces!”, el drama de acción “Llamaradas”, la histórica “Un horizonte muy lejano”, la comedia de periodistas “Detrás de la noticia”, el drama espacial “Apollo XIII”, el thriller “Rescate”, la comedia televisiva “Ed TV”, la comedia navideña “El Grinch”, el biopic “Una mente maravillosa”, el western “Desapariciones”, el nuevo biopic de boxeo “Cinderella Man” , la película de aventuras “El Código Da Vinci”, el drama político "El Desafío: Frost contra Nixon", la secuela "Ángeles y demonios", la comedia "Qué dilema" y el filme deportivo "Rush".

"Rush" posiblemente sea la mejor película de Ron Howard hasta la fecha y aunque llegue tras más de treinta años de carrera (y de muchos éxitos en las taquillas y también de muchos premios) detrás de las cámaras. Reconozco que, hace una semana y pico, no quería verla porque no me atraía en absoluto y porque venía de este director, cuyas obras por lo general me resultan impersonales y de mensajes reiterativos. Pero mis amigos la eligieron en el cine y, bueno, acabé entrando a la sala. Y la verdad es que me sorprendió y me dio todo un ladrillazo en la boca: la película tiene personalidad visual y una estética muy cuidada y, además, presenta sin maniqueísmos un excelente drama sobre la obsesión y el respeto. Basada en la historia real de la rivalidad que mantuvieron en los años setenta los pilotos de Fórmula 1 James Hunt y Niki Lauda, el filme explora esta rivalidad para realizar un retrato que ya conocemos sobre la mencionada rivalidad y las ansias por triunfar y sus claroscuros. Argumentalmente, tenemos uno de los asuntos predilectos de Howard: la superación. Sin embargo, aquí esquiva el director el retrato simplista de anteriores filmes de su autoría ("Una mente maravillosa", "Cinderella Man"...) para, con gran limpieza, retratar sin juicios una historia de odio profesional que se torna en amistad y en respeto y de la que sus dos protagonistas aprenden.

La estética de "Rush" es la justa y necesaria para retratar el mundo de la Fórmula 1 con realismo pero sin perder el sentido del espectáculo que dicho mundo ensalza, mientras que sus dos protagonistas están en un total estado de gracia: Chris Hemsworth y Daniel Brühl entregan dos papeles magistrales y perfectamente compenetrados a pesar de lo diferentes que son; la química que despliegan es soberbia. Este hecho, unido a las cualidades de Howard para crear cine espectáculo con ritmo y pulso (nadie se las negó nunca) consiguen redondear un filme seguro de sí mismo, contundente y con personajes perfectamente desarrollados y coherentes que no dan moralinas. "Rush" me sorprendió y da fe de que este director puede hacer si quiere filmes por lo menos medianamente personales.