Japón. Era Tokugawa. El Shogún de las Tinieblas, un misterioso grupo terrorista, tiene amenazado al Gobierno y hechos extraños ocurren sin cesar por todo el país. Jubei es un diestro samurai sin hogar que vaga alquilando sus servicios como espadachín y que vive atormentado por un oscuro pasado. Cuando se enfrenta de casualidad a uno de los miembros de este Shogún y le vence, su condena se pone en marcha: no le van a dejar en paz hasta verle muerto… Cosa que no va a ser nada fácil. Jubei se une a Kagero, una ninja maestra de los venenos, y a Dakuan, un funcionario agente secreto, para impedir el avance del terror que se avecina. Él lo ignora, pero la mano que mueve el Shogún de las Tinieblas tiene una relación directa con su pasado...
Yoshiaki Kawajiri es uno de los más reconocidos y personales directores de animación de Japón, creador de famosas películas enmarcadas la mayoría en el género fantástico y genial adaptador de conceptos y de obras de otros autores para la gran pantalla. Su particularísimo estilo bebe de cierto goticismo sin dejar de lado las influencias básicas del arte japonés: sus personajes, muy estilizados y de líneas puntiagudas y duras, tienen rasgos tanto asiáticos como europeos, mientras que sus filmes, ambientados en pasados remotos o en mundos imaginarios, poseen unas geniales auras habitualmente sombrías en las que se dan la mano lo macabro y lo lírico, lo sobrenatural y lo cotidiano. Así mismo, sus protagonistas suelen ser héroes que esconden un lado oscuro o triste. La animación de las obras de Kawajiri es tremendamente fluída y realista: se combina en ella a la perfección la agilidad y la potencia, conformando unas escenas de acción siempre impactantes y cargadas de ritmo. En la filmografía que de él ha llegado a España destacan "Lensman", “Wicked City”, “Demon City”, “Cyber City Oedo 808”, “Ninja Scroll”, “Vampire Hunter D. Bloodlust” y “Los Inmortales. The Search of The Vengeance”, además de sus cortometrajes incluidos en “Laberinto de historias”, “The Cockpit”, “Animatrix” y "Batman. Guardián de Gotham".
“Ninja Scroll”, que inspiró una serie de televisión y un manga, fue una de las películas que, junto a “Akira” de Katsuhiro Otomo, lanzó a la fama a la animación japonesa en occidente (en España concretamente fue incluída junto a ésta en un pack doble que se vendió muy bien allá por la mitad de la década de los noventa). Narra una clásica historia en la que el bien se enfrenta al mal en un Japón feudal cargado de elementos fantásticos. Tres ninjas de personalidades muy diferentes (Jubei, el principal, fue un personaje real) se enfrentan a ocho demonios guerreros que quieren acabar con el gobierno e instaurar una era de terror. El filme es completamente lineal (los protagonistas se van enfrentando a estos demonios uno a uno) pero está cargado de virtudes: la trama, aderezada con intrigas políticas, es interesante desde el primer hasta el último momento; los personajes principales tienen una gran hondura y un carisma insuperable, los villanos gozan del mismo carisma y lucen formas imaginativas, las escenas de acción y de lucha son excelentes y están llevadas con un pulso frenético y Kawajiri juega a la perfección con los lugares comunes de la historia medieval épica sin hacer de ellos tópicos, ya que “Ninja Scroll” trata los eternos asuntos del amor, la amistad, la traición, la venganza y la corrupción desde un punto de vista adulto. La película ofrece una visión romántica de la época y del conflicto que presenta pero que en ningún momento cae en la sensiblería ni en el epicismo facilón; más bien todo lo contrario: resulta violentísima y muy sangrienta incluso hoy en día, tiene escenas de sexo directas y trata sin efectismos asuntos como la homosexualidad y la bisexualidad. La animación, por supuesto, es genial: fluidísima y cargada de potencia, como es habitual en las creaciones de su autor. “Ninja Scroll”, casi veinte años después de haber llegado a las salas, sigue impactando y resultando una excelente película de animación.
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