Porco Rosso

Porco Rosso

lunes, 9 de enero de 2012

METRÓPOLIS de Fritz Lang - 1927 - ("Metropolis")


Año 2026. En Metrópolis, la gran megalópolis capitalista del futuro, los obreros viven explotados sin piedad en un gueto subterráneo en el que se encuentra el corazón industrial de la ciudad con la prohibición de subir a las lujosas capas altas exteriores, propiedad de las clases acomodadas. Todo va a cambiar de golpe cuando el joven e idealista Freder Fredersen, hijo del Amo de la propia Metrópolis, descubra la miseria que late en el submundo y, junto a María, su amada, perteneciente a la clase humilde, se rebele contra el sistema desde dentro del propio sistema… La revolución está a punto de llegar.


Arquitecto, pintor y cineasta y gran maestro del expresionismo alemán junto a Friedrich Wilhelm Murnau, Fritz Lang es además uno de los grandes renovadores del cine negro de todos los tiempos. Fue autor de soberbias obras fílmicas tanto en su Alemania natal como en los USA. En su primera etapa desarrolló, ayudado por sus conocimientos arquitectónicos y pictóricos, un expresionismo limpio y preciso, equilibrado, estilizado y alejado del barroquismo o goticismo exacerbado de otros de sus coetáneos y cargado de romanticismo e influenciado por el futurismo; expresionismo que aplicó a unas películas visualmente rompedoras e innovadoras y cargadas muchas de ellas con mensajes ocultos o simbólicos contra el mundo capitalista más agresivo, contra la sociedad alemana de su tiempo y, sobre todo, contra el poder nazi, que Lang vio crecer y desarrollarse. Colaborando con su esposa Thea Von Harbou (gran guionista), realizó obras imprescindibles de la historia del cine mudo y sonoro (muchas emparentadas con el thriller, su género predilecto) como “La muerte cansada”, “El Doctor Mabuse” y su secuela “El testamento del Doctor Mabuse” (contra el nazismo), “Los nibelungos”, “Metrópolis” (contra el capitalismo más brutal), “Los espías”, “La mujer en la Luna” o “M, el vampiro de Düsseldorf” (contra la pena de muerte). Llamado a convalecer directamente por el propio Adolf Hitler, Fritz Lang hubo de huir precipitadamente de Alemania hacia los Estados Unidos y abandonar toda su vida pasada, incluida a su esposa Thea, que no se marchó con él para convertirse en una de las mayores propagandistas del régimen nazi. Fue una etapa muy dura y, como tantos, vivió el deprimente desarraigo del exilio. Sin embargo, se adecuó bien a la vida en el supuesto país de las oportunidades y se integró en el sistema de los estudios, en el que mantuvo una envidiable independencia creativa y en el que no abandonó sus clásicos asuntos sobre la decadencia de la sociedad, cualquiera que fuera esta, como tampoco dudó en cuestionar sin tapujos el Sueño Americano.


Aplicó Fritz Lang en Norteamérica sus conocimientos expresionistas y a partir de ahí renovó el género negro clásico como nadie lo había hecho, creando una violenta y cruda obra de claroscuros, onírica, romántica a veces y sucia y malsana otras. Despuntó en thrillers inmortales como “Furia”, “Sólo se vive una vez”, “El hombre atrapado”, “Los verdugos también mueren”, “La mujer del cuadro”, “El ministerio del miedo”, “Perversidad”, “Secreto tras la puerta”, “Encuentro en la noche”, “Gardenia azul”, “Los sobornados”, “Deseos humanos”, “Mientras Nueva York duerme” o, ya en Alemania de nuevo, la tercera y última parte de su trilogía: “Los crímenes del Doctor Mabuse”, tras la que murió. Sin embargo, también creo fabulosos westerns como “La venganza de Frank James”, “Espíritu de conquista” o “Encubridora” y filmes de aventuras como “Los contrabandistas de Moonfleet”, “La tumba india” o “El Tigre de Esnapur”. En su obra, además de la referida crítica social, se aprecian las constantes del hombre cercado por la sociedad injusta o del hombre que se sumerge en una espiral de tormentos o decepciones sin él quererlo, del hombre buscador incansable de justicia o venganza, del hombre presa de su destino ineludible. A pesar de ser pesimista, buscaba Lang hacer pensar al público, intentar cambiar algo en él, aunque fuera lo más mínimo.


En “Metrópolis”, obra clave del expresionismo alemán, Fritz Lang, por medio de una trama de ciencia ficción mil veces imitada en películas posteriores (para muchos la primera trama de pura ciencia ficción), arremete contra la sociedad de la Revolución Industrial y contra el capitalismo más agresivo e inhumano y se atreve a conjeturar la llegada de un futuro en el que las máquinas dominarán de alguna manera al hombre. Mezcla de cuento de hadas, de película de aventuras, de narración épica mítica y de retrato social y político profético, "Metrópolis", como tantas películas con moraleja de su época, es maniquea y simplista a más no poder a pesar de las buenas intenciones que declara a la hora de transmitir su mensaje, presentado a unos obreros sufrientes como santos (la trama está llena de simbolismos religiosos emparentados con los cristianos) y a unos capitalistas la mayoría pérfidos y malvados hasta la médula. Sin embargo, nadie puede negar que técnicamente es esta maravilla de Fritz Lang una película decisiva y vital para la historia del cine.


Inmortalizados para siempre han quedado sus gloriosos e inmensos escenarios futuristas plagados de miles de extras, sus revolucionarias secuencias de acción y fantasía, sus geniales efectos especiales, sus portentosas máquinas y sus sensuales robots, su iluminación onírica y su opresivo ambiente en el que se dan la mano el expresionismo, el futurismo, el arte y la reminiscencia medieval y el toque maldito con el que las fábricas se funden con el diabólico dios Moloch, devorador de hombres. Ciertamente, sentó “Metrópolis” una escuela creadora y ayudó a desarrollarse al cine espectáculo que hoy conocemos. Por desgracia, por su crítica al sistema y por sus grandes dosis de violencia y de sexo, también fue tremendamente controvertida en su día y, producida por la UFA, fue un carísimo fracaso comercial apartado de la distrubución en las salas prácticamente nada más estrenarse y remontado a base de malos tijeretazos en contra de los deseos de su creador. Posteriormente, el material original fue recuperado y remontado de nuevo. Hoy podemos disfrutar de la versión verdadera de "Metrópolis".

4 comentarios:

  1. Aquí estoy yo, llamándome cinéfila pero sin haber visto esta película.

    ResponderEliminar
  2. La mejor película no sonora de mi director predilecto de all the times junto a Wilder. Increíble de cabo a rabo (aunque tanta revisión y tantas "metidas de mano" del personal hace que la posibilidad de recuperar el auténtico original sin dudas de que lo sea se antoje como bastante chungo). Excelente entrada con la que me quito la boina.

    ResponderEliminar
  3. La he visto por primera vez no hace mucho y me dejó impresionada!! Qué gran película!!! Y más grande todavía debedo al momento en la que ha sido filmada!!
    Me gusta el cine de Lang! Muchas de sus películas están entre lo mejorcito del cine. Me encanta 'La mujer del cuadro'.
    Saludos.

    ResponderEliminar