Porco Rosso

Porco Rosso

lunes, 30 de septiembre de 2013

LA FLAUTA MÁGICA de Kenneth Branagh - 2006 - ("The Magic Flute")


Primera Guerra Mundial. El joven y valiente Tamino se lanza al rescate de la bella Pamina, la hija de la Reina de la Noche que ha sido, según le ha dicho su madre, secuestrada por Sarastro, un hombre perverso que la tiene recluida en sus oscuros dominios con terribles intenciones. Tamino va a emprender la mayor aventura de su vida en un mundo que se sume cada vez más rápidamente en la guerra y en la destrucción. Y va a descubrir algo que no imaginaba sobre la naturaleza de Pamina, de su madre, del propio Sarastro y de la misma guerra...


En 2006 Kenneth Branagh estrena dos películas: "Como gustéis", en la que de nuevo adapta a su idolatrado William Shapeskeare, y esta "La Flauta Mágica", adaptación (valga la redundancia) de la obra operística homónima de Wolfgang Amadeus Mozart y una de sus películas más complejas en lo que a argumento se refiere. Lo llevo haciendo desde que comento la filmografía de este director: no voy a analizar la trama de esta película como no he analizado la de otras suyas debido a que no tengo los conocimientos suficientes sobre la obra original del gran artista austriaco. En concreto, "La Flauta Mágica" hace referencia al parecer a la masonería (uno de los hermanos de Mozart era masón según he leído) y tiene un mensaje antibelicista (esto lo extraigo yo de filme) y está cargada de símbolos y de metáforas sobre numerosos asuntos universales y sobre su concreto momento social. Tiene una complejidad que nada envidia a otras obras míticas y nada transparentes como, se me ocurren ahora de ejemplos gruesos, "La Divina Comedia", "El Paraíso Perdido", "Fausto", el "Ulises" de James Joyce o muchas de las "shakesperianas" que el propio Branagh ya ha llevado a las pantallas.


El análisis que puedo presentar de esta "La Flauta Mágica" de 2006 se resume en un hecho: soy un completo profano del universo de Mozart... Y el filme me ha resultado una delicia (y eso a pesar de que muchos pasajes me han parecido oscuros y difíciles por mi condición de profano). La cinta, ambientada en la Primera Guerra Mundial (es característica del director la costumbre de mover sus adaptaciones a otros momentos históricos), es visualmente apabullante, preciosa, magnífica, y sus actos musicales son una maravilla, tanto los cantos como las coreografías, mientras que el reparto está en estado de gracia. Kenneth Branagh demuestra una vez más que es un gran adaptador de obras de otros medios para el cine, ya sea esta una gran obra épica o una más sencilla comedia bucólica. Para leer sobre "La Flauta Mágica" de Mozart ahí está Santa Internet y sus miles de páginas sobre el músico. Yo lo tuve que hacer al terminar este filme, que sin embargo me pareció muy destacado y que consiguió introducirme en el mundo del citado músico. Por desgracia, no ha tenido una gran reperscusión ni siquiera entre los fans del director. Una pena.


viernes, 27 de septiembre de 2013

MI VECINO TOTORO de Hayao Miyazaki - 1988 - ("Tonari no Totoro")


Satsuki y Mei, de 11 y 6 años, se trasladan con su padre a su nueva casa en el campo, situada junto a un gran árbol milenario. Mientras su madre se recupera de una enfermedad en un sanatorio, las dos niñas descubren un mundo fantástico en los bosques, en los que habita el bondadoso espíritu Totoro y sus amigos, con los que jugarán en un mundo maravilloso donde todo es posible.


"Mi vecino Totoro", la película que termina de confirmar de forma definitiva al Estudio Ghibli como uno de los estudios de animación básicos de la historia del cine, es un canto a la infancia y a la vida simple en el campo (esa que tanto ama su creador, Hayao Miyazaki) que levanta una obra maestra desde la sencillez más absoluta, una de las cosas más difíciles de conseguir en un filme de cualquier tipo. Dos niñas se trasladan con su padre a vivir a una casa apartada en un entorno natural idílico y, mientras su madre se recupera en un sanatorio de una enfermedad cuyo nombre no se llega a decir, descubren el mundo fantástico de los espíritus del bosque, personificados en el archiconocido Totoro, el gato gigantesco y carismático que se convertiría en la "mascota" del propio estudio de Miyazaki y en otros seres como los duendecillos del carbón o el estrambótico y originalísimo Gatobus. Entre juegos y juegos y con un argumento minimalista donde la sencillez está elevada a su máxima expresión el espectador se convierte en un compañero más de estas niñas y regresa a su infancia.


Muchas interpretaciones tiene "Mi vecino Totoro", y muchas más sigue suscitando hoy. Película de meandros complejos tras su mencionada sencillez expositiva, podemos encontrar en ella el mensaje ecologista habitual de Hayao Miyazaki una vez más, así como (yo lo veo de esta manera) una representación más del paso de la infancia a una cierta concepción primeriza de los "peligros" de la edad adulta, representada la primera por los juegos de las niñas con sus compañeros del bosque y la segunda por el "susto" ante la enfermedad de su madre, y también una propuesta de divagación sobre el papel de la imaginación en la infancia ante la posibilidad de los primeros hechos traumáticos (el debate sobre si Totoro y sus amigos son seres reales sigue abierto) aunque alejada de lecciones morales, lo cual es muy de agradecer.


La animación de "Mi vecino Totoro" es, como viene siendo habitual en el Estudio Ghibli, una maravilla, y tanto personajes como decorados son una delicia absoluta. El filme fue estrenado en 1988 en Japón junto a la también excelente "La tumba de las luciérnagas" del gran Isao Takahata (del que hablaré en otro momento), una película de estilo completamente contrario al de ésta, para "demostrar la cara y la cruz de la temática que ambas trataban". En Estados Unidos se estrenó el filme en 1993 y en Europa a partir de 1995 (el manga japonés no estaba entonces tan aceptado como hoy en día y las producciones orientales no gozaban del favor que hoy tienen).


miércoles, 25 de septiembre de 2013

LA ROSA PÚRPURA DE EL CAIRO de Woody Allen - 1985 - ("The Purple Rose of Cairo")





Corren los tiempos de la Gran Depresión en los Estados Unidos. Cecilia se deja la espalda trabajando como camarera por un sueldo miserable en Nueva Jersey mientras su marido se dedica a hacer el vago a la vez que le pone los cuernos sin cesar y con cualquiera que aparece. Para escapar de este ambiente, Cecilia se refugia en el cine. Su película preferida es “La Rosa Púrpura de El Cairo”, una película de aventuras y romance que nunca se cansa de ver. Un día, en una de sus repeticiones, el actor principal la mira fijamente… Sale de la pantalla y la invita a marcharse con él.


En la extensa filmografía de Woody Allen hay un grupo de comedias y dramas que destacan por no tener como protagonista a un individuo excentrico y egocéntrico, neurótico e inseguro, perdido en un mundo de extrañas relaciones personales (¿Les suena?). La mayoría de estas comedias y dramas son, además, las que no están protagonizadas por el propio Allen en su papel de casi siempre, el de este individuo antes mencionado. Entre ellas están algunas de sus mejores obras (sin desmerecer al resto en absoluto): “Interiores”, “Septiembre”, “Otra mujer”, “Alice”, “Balas sobre Broadway”, “Celebrity”, “Acordes y desacuerdos”, “Melinda y Melinda”, “Match Point”. Algunas de ellas son dramas intimistas que parecen deudoras de cierto Ingmar Bergman (uno de los creadores más admirados de Woody). Otras son comedias de tinte histórico, de biopic o de irónico y despiadado retrato social. Unas están protagonizadas por actores que, simplemente, sustituyen a Allen en su papel habitual (John Cusack en “Balas sobre Broadway” o Kenneth Brannah en “Celebrity”). Otras lo están por actores que aportan un registro completamente nuevo y espectacular a la historia (el Sean Penn de “Acordes y desacuerdos”, por ejemplo). Otras, la mayoría, están protagonizados por Mia Farrow, la mujer del director que en más películas suyas ha participado (y que tristemente tan mal acabó con él). “La Rosa Púrpura de El Cairo” es uno de estos filmes, y tal vez el mejor de todo este gran grupo.


Con estructura de cuento clásico y ambientado en los duros y melancólicos años de la Gran Depresión y excelentemente ambientado, por cierto (hasta el más mínimo detalle en su nostálgica reconstrucción histórica), se aleja un poco de los asuntos habituales de su creador para exponer el drama cómico o la comedia trágica de una mujer que vive entre la fantasía y la realidad y que prefiere la primera, aunque también le de sus disgustos. Mia Farrow está soberbia, mejor que nunca, brillando con luz propia en uno de los mejores papeles de toda su carrera. El devaluado Jeff Daniels también está fantástico como comparsa, como el actor que sale de la pantalla para salvar a la desdichada protagonista de su mundo de mediocridad y tristeza. Con una puesta en escena limpia y sencilla, sobria pero de gran poder descriptivo y evocador, donde no falta ni sobra nada, “La Rosa Púrpura de El Cairo” comienza siendo una comedia más de Allen, parodia de películas románticas de aventuras baratas y folletinescas, para acabar resultando un crudísimo drama sobre la decepción y el mundo del espectáculo, sobre las verdades y las mentiras, sobre el “quiero y no puedo”, sobre el refugio de los seres humanos en la fantasía para escapar de una realidad cruel y, también, sobre el propio cine y el metacine. La banda sonora, como siempre, es magistral, y el reparto de secundarios también. “La Rosa Púrpura de El Cairo” es una de las más grandes películas de Woody Allen, al nivel de las más famosas como “Annie Hall” o “Manhattan”. No se la pierdan. Llorarán y reirán, como la propia Mia.


martes, 24 de septiembre de 2013

EL MOTORISTA FANTASMA. ESPÍRITU DE VENGANZA de Mark Neveldine y Bryan Taylor - 2012 - ("Ghost Rider. Spirit of Vengeance")


El Motorista Fantasma vive apartado del mundo temeroso de que sus poderes incontrolables y de que su deuda con el Infierno hagan daño a los demás. Sin embargo, se va a ver obligado a volver a la acción cuando un misterioso monje contacte con él para decirle que las fuerzas del mal persiguen ahora a una joven madre y a su hijo pequeño... Que guarda un gran poder que puede ser utilizado con terribles propósitos. El Motorista Fantasma se vuelve a lanzar a la carretera para volver a salvar al mundo.


Mark Neveldine y Bryan Taylor han co-dirigido los filmes de acción "Crank. Veneno en la sangre", "Crank. Alto voltaje", "Gamer" y "El Motorista Fantasma. Espíritu de Venganza".


El año pasado la bazofia de "El Motorista Fantasma" tuvo una secuela todavía peor. De nuevo protagonizada por un Nicholas Cage cada vez más desganado y perdido (ese Nicholas Cage que, arruinado al parecer, hace películas malas como churros para pagar sus deudas), la cinta reincide en todo lo horrendo que tenía su antecesora metiéndole ahora con calzador un toque de humor canalla que da vergüencita ajena (esa escena sonrojante del Motorista meando fuego es para "mear y no echar gota", nunca mejor dicho). Volvemos a tener una trama lineal y tonta, unos personajes planísimos (y faltan bastantes importantes de la primera entrega de los que no se dice nada -total, para qué se van a preocupar en establecer bien los lazos entre ambas si nadie se va a acordar de casi nada de una a otra-), unos actores desganados locos por terminar para cobrar y largarse, unos diálogos patéticos, unas escenas de acción aburridas y unos efectos especiales horteras.


Y como he dicho, esta cosa inombrable está llena de incoherencias con respecto a la primera parte (y se subtitula claramente "El Motorista Fantasma II", que no es un reinicio precipitado de esos que ahora están tan de moda): faltan como he mencionado bastantes personajes, el carácter del Motorista ha cambiado y el del antagonista también, el protagonista ahora cambia sus objetivos de un día para otro sin explicación, los secundarios actúan porque sí, la maldición contra la que luchan no tiene sentido... Nada más hay que decir de "El Motorista Fantasma. Espíritu de Venganza". Es una de las peores películas de personajes del mundo de Marvel de la historia... Que ya es decir, porque las hay horribles para dar y regalar. Huyan de ella y de su primera parte como de la peste.


lunes, 23 de septiembre de 2013

EL MOTORISTA FANTASMA de Mark Steven Johnson - 2007 - ("Ghost Rider")


El joven piloto de motos Johnny Blaze ve cómo su padre es devorado por el cáncer. Una oportunidad de curarle se le presenta cuando las fuerzas del Infierno le ofrecen acabar con la enfermedad a cambio... De su alma. Johnny acepta el trato... Y se transforma en El Motorista Fantasma, un ser con un poder inimaginable pero esclavizado por el Diablo y atormentado por tener que alejarse de las personas a las que quiere. Su nueva vida sin embargo cambia cuando estalla una guerra interna entre varios miembros de las fuerzas del mal y él se encuentra en medio de ellos.


Puede haber películas fallidas, que no salieron como se esperaba que saliesen. Puede haber películas con un buen guión y un director mediocre o malo y viceversa. Es comprensible. Hacer cine es dificil y muchos elementos diferentes convergen en una película. Lo que ya no es normal es lo que pasa demasiadas veces en el mundo de las que están basadas en cómics y videojuegos: que el producto ya se enfoque mal desde un primer momento y que, con un descaro y un sinvergonzerío sin par, dicho producto sea una chapuza hecha en cinco minutos (como quien dice) destinada a sablear a la taquilla con su simple imagen y fama y adios muy buenas. "El Motorista Fantasma" es otro de esos personajes del mundo de Marvel que ha sido vilmente vilipendiado en el cine. Nicholas Cage tenía muchas ganas de interpretarlo porque según decía era fan de los cómics en los que se basa, pero parece todo lo contrario. Claro que a lo mejor no es culpa suya. Porque esta porquería por tener no tiene ni ganas de ser "algo".


Mark Steven Johnson ya perpetró la basura de "Daredevil" y aquí vuelve a entregar otro bodrio. Su dirección es torpe y el guión de la obra es burdo, con una trama lineal en el peor de los sentidos, con diálogos horrendos, con personajes ridículos y desperdiciados, con actores desganados conscientes de que hacen el tonto y con escenas de acción sosas y aburridas. "El Motorista Fantasma" es un despropósito conscientemente mal hecho, realizado sin interés por gente loca por "fichar y largarse" (cuánto habrán tardado en escribir su argumento no me lo quiero ni preguntar) porque saben perfectamente que, por tratarse de un personaje de la casa de Marvel, va a tener su público sí o sí (el mismo que escribe esta crítica -el frikismo a veces hace hacer locuras-) y algo recaudará (total, para lo que ha costado... que no creo que sea mucho ni en esfuerzo ni tampoco en dinero a juzgar por sus decorados malos y sus efectos especiales discretitos). La tendencia por suerte está cambiando, pero todavía siguen llegando obras basadas en cómics como esta cosa (el año pasado su todavía más infame secuela, sin ir más lejos), y es una verdadera lástima.


domingo, 22 de septiembre de 2013

LA SOMBRA DEL TESTIGO de Ridley Scott - 1987 - ("Someone to watch over me")


A Mike Keegan, policía de Nueva York felizmente casado y con una familia, le encargan la misión de vigilar y proteger a Claire Gregory, una atractiva y rica mujer que ha sido la única testigo de un asesinato cometido entre mafiosos. Entre ambos, que pertenecen a mundos diferentes, va a surgir una inesperada conexión...


No sé debido a qué, pero tras la fallida "Legend" Ridley Scott se consolidó, durante un tiempo largo (hasta prácticamente la llegada de las excelentes "American Gangster" y "Red de mentiras"), en la producción mediocre o discretamente artesanal alternada con algún filme algo más destacado como "Thelma & Louise" o "Gladiator" y con auténticos e inexplicables bodriazos como "Tormenta blanca" o "La Teniente O'Neill". En esta etapa se encuadra "La sombra del testigo", un thriller aceptable pero nada más protagonizado por unos solventes Tom Berenger y Mimi Rogers y con una intriga que se sigue sin problemas pero que no dice nada ya hoy en día (se nota que la cinta es heredera de su justísimo momento, porque, aun siendo desagradables -evidentemente- asuntos como el adulterio no suponen en nuestros días el increíble trauma social que aquí se plantea). En "La sombra del testigo" todo es correcto y todo es olvidable: los actores están bien pero no se quedan en la memoria, la historia es convencional pero no ridícula, el conflicto de clases que plantea no es el culmen del cine social pero funciona básicamente, la ambientación está bien recreada (con el habitual abuso de humo de la primera etapa de Scott) y todo el conjunto es en general agradable y distraído. Pero... Ya se acabó. Nada más hay en "La sombra del testigo", una obrita muy menor (y hoy muy olvidada) de este cineasta que comenzó su carrera de forma fulminante y que inexplicablemente se pasó casi dos décadas sin acertar demasiado en sus propuestas.


viernes, 20 de septiembre de 2013

LOS 47 RONIN de Hiroshi Inagaki - 1962 - ("Chushingura")





El noble Asano es respetado y querido por todos sus subordinados, a los que ha dado paz y prosperidad muchos años. El noble corrupto Kira, uno de sus rivales, se dedica a despreciarlo en público constantemente y a ponerle en aprietos para dejarle en evidencia ante las autoridades superiores. Un día Asano se cansa y ataca a Kira, dejándole una cicatriz en la frente. Asano es obligado a hacerse el harakiri según la tradición por la ofensa. Ante esta injusticia, sus 47 samurais, que se quedan sin señor, deciden atacar la casa de Kira exigiendo justicia ante todo Japón.


Desconozco si Hiroshi Inagaki pertenece o es encuadrado en la generación de Masaki Kobayashi o Kaneto Shindo, pero sí estoy seguro de que su periodo de grandeza transcurrió durante los años cincuenta y sesenta, en los que regaló al mundo algunas de las grandes obras maestras del cine épico de todos los tiempos. Hiroshi Inagaki era hijo de actores ambulantes, y, autodidacta en todas las disciplinas en las que trabajó, muy joven entró en el mundo del teatro como actor llevando una vida errante por todo Japón. Su gran oportunidad le llegó al participar en pequeños papeles en películas, ya que en esta etapa se topó con el gran Kenji Mizoguchi, que le dirigió en los años veinte, en los que Inagaki pudo debutar como director con la película “La Reina de La Paz”. Rodó durante esta época películas de samurais y adaptaciones literarias, y su estilo se fue consolidando. Por lo poco que hemos visto de él en occidente (y aún así es más que de muchos otros), podemos comprobar que fue el creador de una obra ambiciosa como pocas, colosalista y megalómana. Sus películas, a menudo históricas o míticas, tienen un aliento épico inigulable, incluso tratándose de dramas sociales (como “El hombre del carrito”). Casi todas son de una larguísima duración, llegando sin problemas a las tres horas de metraje y en ocasiones pasando las cuatro.


Es Inagaki un maestro obsesivo del color y del ambiente, representando épocas pasadas con una riqueza llena de matices y cuidada hasta el más mínimo detalle en escenarios y vestuario. Es también un maestro del ritmo, logrando que tres horas puedan pasar en un vuelo gracias a una agilidad pasmosa en unas tramas llenas de fluidez y unas grandiosas escenas de acción. En sus obras, a pesar de su cubierta “comercial” o aparentemente aventurera sin más, se esconden alegatos antibelicistas o contra la violencia, cuadros de la corrupción y la hipocresía humanas, crudos dramas sociales y geniales retratos psicológicos y anímicos de individuos atormentados o colectividades perdidas en un entorno hostil o desagradecido. Su cine es tal vez más accesible que el de sus otros contemporáneos (exceptuando tal vez a Kurosawa) por su exotismo que fácilmente cautiva a la mirada occidental y por sus personajes universales con conflictos universales a pesar de ser fieramente japoneses. Aquí hemos podido ver, que yo sepa, las siguientes películas de su autoría: la trilogía épica histórica sobre los samurais “Samurai”, “Samurai II” y “Samurai III”; el drama social “El hombre del carrito” (que triunfó en el Festival de Venecia en su año); el drama épico histórico “Los 47 Ronin” y el drama épico mítico sobre el nacimiento de la cultura japonesa “Los tres tesoros”. Queda todavía mucho por conocer de este autor, como de tantos otros olvidados en occidente. Por suerte, ahí está Santa Internet, gracias a la cual su obra es cada vez más accesible.


Drama colectivo basado en una de las grandes leyendas de la cultura japonesa, “Los 47 Ronin” es una de las obras maestras de Hiroshi Inagaki donde podemos reconocer su particular estilo épico: una deliciosa recreación histórica cargada de minucioso realismo en todos los aspectos, un esplendoroso color que es otro de los protagonistas del filme (que además siempre aparece acorde con el significado último de las escenas), un aliento de poesía épica arrollador, unas escenas de acción inolvidables llenas de dinamismo y emoción y dos historias: la de un hombre que no puede soportar la corrupción y la injusticia y que, por ello, cae en desgracia ante una sociedad injusta e hipócrita de valores a veces absurdos y la posterior, la de sus subordinados, que se disponen a reestablecer esta justicia perdida y a vengar el agravio cometido contra su bondadoso señor. Las primeras horas de metraje se dedican al primer ciclo, al de la “presentación”; el resto al segundo, al de la acción. Las cuatro horas de metraje se pasan sin que uno se percate casi. No pesa ni un solo minuto ante semejante torrente de acción, ante el retrato coral emocional de los diversos tipos de esta época, ante el desarrollo de los dilemas morales a los que son sometidos. El desenlace es inolvidable, acompañado de una de las batallas mejor rodadas de la historia: el asalto a la mansión del noble Kira, con casi sólo tres colores: el negro de las armaduras y los trajes de los ronin, el blanco de la nieve que lo baña todo y el rojo de la sangre.


jueves, 19 de septiembre de 2013

CABALGA CON EL DIABLO de Ang Lee - 1999 - ("Ride with The Devil")


1861. Estados Unidos. Los norteamericanos del norte se enfrentan a los del sur durante la cruenta Guerra de Secesión mientras el fin de la esclavitud de los negros cambia radicalmente la sociedad de todo el país. Los sureños Jack Roedel y Jack Bull Chiles, amigos desde la infancia, se unen a los Bushwhackers, que ocultos en los bosques y en las montañas practican la guerra de guerrillas contra el ejército del norte. Ambos creen en su causa. Ambos van a descubrir un mundo de decepción, de muerte y de horror que no esperaban descubrir.


Ang Lee, tras la genial "La tormenta de hielo", volvía a cambiar de registro con "Cabalga con el Diablo" para entregar ahora un western bélico sobre la Guerra de Secesión visto, como no suele ser habitual, desde el lado de los combatientes sureños. Con un reparto muy destacado, Lee narra la historia de un grupo de estos soldados (los Bushwhackers, que desarrollaron la guerra de guerrillas contra el ejército del Norte), historia que le permite diseccionar, además de la sociedad de su momento y su gran complejidad (sumida en el cambio radical que supondría el fin de la esclavitud de la raza negra), la decepción por la caída de un sistema moral que se cree acertado y justo vista desde la óptica de tres tipos de personaje básico: los americanos por llamarlos de alguna manera "puros", los americanos nacidos en Norteamérica pero de familias emigrantes (alemanas en este caso) y los americanos de raza negra traídos desde África. Las representaciones de cada uno de estos personajes se enfrentarán a una sociedad brutal en la que los ideales políticos a veces no son más que excusas para el abuso y la destrucción y divagarán sobre asuntos como la moral, la lealtad, la amistad, la justicia o la libertad.


Ang Lee, en su estilo habitual pausado y lírico pero de gran potencia en las escenas de acción, despliega un maravilloso fresco histórico en el que los asuntos universales están perfectamente integrados para resultar del todo interesantes hoy. Queda también su excelente dirección de actores, su maestría tras la cámara para cualquier escena (desde la más intimista hasta la más brutal pasando por las grandes batallas o las más ágiles escaramuzas), su equilibrio en todos los elementos de la trama (que consiguen que un filme largo se pase con total amenidad) y, una vez más, su retrato de los USA, de su idiosincracia y de su historia acertado, agudo y lúcido. Ya se ha dicho muchas veces: sin ser americano de nacimiento, ha dibujado la vida en este país mejor que muchos americanos "de pura cepa". Otra gran cinta de Ang Lee.


martes, 17 de septiembre de 2013

ODIO ENTRE HERMANOS de Joseph L. Mankiewicz - 1949 - ("House of Strangers")


El italiano Gino Monetti emigró a los Estados Unidos a principios del siglo XX y, desde su humilde barbería de Nueva York, levantó poco a poco un gran imperio bancario. Hoy es rico y poderoso y tiene cuatro hijos que heredarán su fortuna. Sin embargo, Gino está a punto de enfrentarse a una terrible acusación de corrupción... Y a algo aún más terrible: a la lucha sin cuartel entre sus propios hijos, algunos de ellos enfermos de poder, para quedarse con todo lo que tiene mientras él se hunde.


Obra algo olvidada de Joseph L. Mankiewicz (como tantas otras eclipsadas por sus más grandes títulos), "Odio entre hermanos", simiente décadas antes de películas como "El Padrino" (estoy segurísimo de que Coppola vió este excelente filme y tomo algo de él, y no soy el único) es otra de las certeras y brutales radiografías del gran director sobre el lado oscuro del Sueño Americano. Estrenada el mismo año que la comentada ayer "Carta a tres esposas", este filme narra la historia de un clásico emprendedor que, llegado a los USA desde Italia, ha levantado un imperio bancario empezando desde casi la nada que va a peligrar debido al fracaso del mencionado Sueño Americano y de las relaciones entre sus diferentes hijos, casi todos ellos enfermos de ansias de poder. Edward G. Robinson entrega otro de sus grandes papeles como este padre de familia que vive para esta mencionada familia pero que es a la vez un tirano intransigente que no respeta a ninguno de sus miembros y que dirige sus vidas como le place. Richard Conte y Susan Hayward también entregan excelentes interpretaciones, así como el resto de secundarios, mientras que Mankiewciz, apoyado como siempre en sus grandes diálogos, despliega una terrible fábula moral moderna desencantada y lúgubre pero abierta a una conclusión justa y nada forzada.


La increíble habilidad del director para condensar asuntos universales junto a temas candentes de su momento queda bien patente una vez más en "Odio entre hermanos", donde se trata la locura por el poder, el ansia enferma de dinero, las envidias familiares, los complejos entre hermanos, la soberbia del hombre hecho a sí mismo, la traición, el odio o la sed de venganza. Por supuesto, todo ello viene envuelto en la habitual crítica al capitalismo agresivo y en la disección más aguda e incluso cruel de las mentadas partes oscuras del Sueño Americano. Como he dicho, esta película se ha quedado ligeramente olvidada y a la sombra de los que han sido considerados (con justicia) los grandes clásicos imprescindibles de Mankiewicz. Es preciso revalorizarla sin parar, puesto que es otra de sus obras clave.


lunes, 16 de septiembre de 2013

CARTA A TRES ESPOSAS de Joseph L. Mankiewicz - 1949 - ("A Letter to Three Wives")


Deborah, Rita y Lora, tres amigas de una pequeña ciudad de provincias de los Estados Unidos, salen juntas para pasar un día de campo y, antes de comenzar su excursión, reciben una carta de su amiga común Addey Ross en la que les informa de que se acaba de fugar con uno de sus maridos. Ninguna de las tres parece darle importancia y dicen que se trata de un farol. Las tres, sin embargo, van a pasar un día terrible de tensión divagando sobre lo que ha podido fallar en sus respectivos matrimonios. ¿Será verdadera la amenaza de Addey?


"Carta a tres esposas" es otra de las grandes obras maestras de Joseph L. Mankiewicz y una de las más feroces críticas a la sociedad del Sueño Americano de su momento a pesar de su desenlace, que hoy puede que sea visto como ciertamente "algo suavizado" y finalmente políticamente correcto. Sea como sea, el cuerpo del filme se dedica a destripar sin piedad a tres parejas muy diferentes de una ciudad de provincias cualquiera (que parece estar ubicada en la Norteamérica profunda o semi-profunda, por supuesto) por medio de la historia de una mujer que envía una carta a tres amigas suyas indicándoles que se ha fugado con uno de sus maridos. Mientras asistimos al terror de estas tres mujeres, muy diferentes entre sí, asistimos al terror de la vida viciada y estancada de su ambiente, de sus hipocresías diarias y su falsedad (y de las de los que las rodean) para presenciar críticas inmisericordes al clasismo, a la cultura de la apariencia, al capitalismo agresivo y a la persecución del dinero a toda costa, al machismo, a los complejos impuestos por la sociedad, a los medios de comunicación de masas, a la publicidad o al arte basura. Todo ello, por supuesto, con una de las grandes características del mejor cine de Mankiewicz: sus diálogos irónicos, mordaces, crueles y tiernos y realistas y perfectamente creíbles.


El elenco actoral está fantástico por supuesto (Mankiewicz siempre fue un gran director de actores y de actrices): todos escrupulosamente bien elegidos para sus papeles. También es fantástico el asombroso dominio de la intriga del que hace gala el director (que posteriormente rodaría grandes e imprescindibles thrillers y películas negras), que sabe atrapar al espectador desde el primer hasta el último momento (genial el desenlace del filme, cargado de una tensión magistral), y la ambientación casi "pastel" de su pequeña localidad campestre que alterna con los pasajes más sórdidos de su parte pobre, la que se aleja de las mansiones de grandes jardines frente a grandes avenidas y bellos lagos. "Carta a tres esposas" es una maravilla del cine social y una película en su momento impactante, escandalosa y polémica en la que, además, cualquier pareja de la época (y de hoy en día) puede perfectamente reconocerse.


domingo, 15 de septiembre de 2013

MR. BROOKS de Bruce A. Evans - 2007 - ("Mr. Brooks")


El Señor Brooks es un triunfador que ha conseguido todo lo que se ha propuesto: tiene su propia gran empresa, una vida llena de lujos y una familia perfecta que le adora. Sin embargo, algo le atormenta sin cesar: es adicto al asesinato y, en secreto, sale a la calle para matar a personas aleatorias cada cierto tiempo, lo que le ha hecho ser conocido y buscado como “El Asesino de la Huella del Pulgar”. La culpabilidad le corroe sin piedad, pero tampoco puede dejar su vicio. Su existencia termina de sumergirse en el infierno cuando descubre que su hija, universitaria, ha heredado su sangriento gusto y cuando un joven voyeur le descubre con las manos en la masa y le pide a cambio de su silencio que le deje acompañarle en sus correrías. Para colmo, una tenaz detective comienza a interesarse por su caso. El mundo del Señor Brooks se cae a pedazos.


Dedicado principalmente a la creación de guiones, el norteamericano Bruce A. Evans es autor, junto a su amigo y colega Raynold Gideon, de las historias de películas (en su mayoría familiares) como “Starman”, “Cuenta conmigo”, “Hecho en el cielo”, “La Isla de las Cabezas Cortadas” o “De jungla a jungla”. Como director únicamente ha dirigido dos cintas hasta la fecha tremendamente espaciadas: la comedia “Kuffs, poli por casualidad”, de 1991, y el thriller “Mr. Brooks”.


De nuevo firmando el guión junto a Raynold Gideon, Bruce A. Evans dirigió su segundo filme quince años después de haberse colocado por vez primera tras una cámara. El resultado fue, por desgracia, bien irregular, a pesar de la interesante premisa del filme. “Mr. Brooks” fue un intento por parte de sus dos creadores de salir del cine comercial familiar al que hasta ahora se habían dedicado prácticamente por completo que, protagonizado por las tres grandes estrellas de las dos décadas pasadas Kevin Costner, Demi Moore y William Hurt (actualmente los tres tal vez un poco de capa caída con respecto a sus momentos de gloria) explora el difícil terreno de la adicción al asesinato intentando en todo momento ofrecer un punto de vista serio y alejado del tremendismo facilón en el que suelen caer este tipo de producciones. Kevin Costner da vida a Mr. Brooks, un empresario que ha triunfado en la vida y que nada en la abundancia con su feliz familia pero que no puede controlar su imparable instinto asesino. William Hurt interpreta a su conciencia oscura, a su lado más sombrío, el que le incita a matar sin cesar, mientras que Demi Moore hace lo propio con una detective que capta la atención del protagonista por su tenacidad y su coraje frente a un mundo machista que le cierra todas las puertas.


Hay que decir que “Mr. Brooks” está, por desgracia, segmentada en dos líneas de acción bien diferenciadas tanto en trama como en calidad. Por un lado, tenemos la del Señor Brooks, cimientada en un guión hasta cierto punto sugerente y bien medido y llevado y, sobre todo, en las dos geniales actuaciones de Costner y Hurt (delicado y sobrio el primero, alejado de efectismos actorales simplones, y estremecedor y solventemente cínico el segundo). Por otro, está ya la de la detective Demi Moore, un lastre argumental completamente fuera de lugar que únicamente sirve para hacer que el filme pierda ritmo constantemente y que para colmo aporta muy poco a la historia que narra salvo personajes tópicos (los dos criminales gótico punks que escuchan heavy son tan típicos y predecibles que provocan la vergüenza ajena) y lugares comunes del género policiaco más remanido (persecuciones aburridas, entrentamientos “polis buenos-abogados malos”, tiroteos gratuitos, pruebas de integridad para la buena de la protagonista…). En el segmento Costner-Hurt encontramos lo más interesante de “Mr. Brooks”: el aproximamiento (muy limpio y directo y alejado de maniqueísmos) a la atormentada mente del adicto al asesinato y al desmoronamiento de su mundo tras el descubrimiento de que su hija, universitaria, ha herededado su vicio (todo articulado por medio de un acertado armazón de thriller que introduce al personaje de Dane Cook, un voyeur que tras descubrir al Señor Brooks con las manos en la masa intenta por todos los medios unirse a él en sus correrías). El segmento de Moore, por desgracia, ya no es sólo olvidable: es innecesario.


Resulta una verdadera lástima que la película esté tan descompensada y termine siendo tan dispersa, especialmente cuando su línea argumental principal se sigue con interés (incluso cuenta con un desenlace que sabe provocar una cierta sorpresa). El fallo mortal de “Mr. Brooks” es su tremenda dispersión, que hace que su mencionado interés decaiga y ascienda sin cesar y además de manera abrupta. Por momentos no deja de ser una cinta interesante; por momentos es soporífera. Verdaderamente triste es este hecho, ya que el filme no sale de la mediocridad más olvidable a causa de ello.

jueves, 12 de septiembre de 2013

ALMANYA. BIENVENIDOS A ALEMANIA de Yasemin Samdereli - 2011 - ("Almanya. Willkommen in Deutschland")


El turco Huseyin Yilmaz ha vivido 45 años en Alemania y ahora, al cumplir los setenta, anuncia a su familia, ya numerosa y con muchos miembros nacidos en su país de adopción, que ha comprado una casa en Turquía... A dónde quiere volver. La idea no va a ser muy bien recibida y va a crear un conflicto entre ellos.


La actriz y directora turco-alemana Yasemin Samdereli ha dirigido las películas "Kreuz & Ker", "Kismet", "Sextasy" y "Almanya. Bienvenidos a Alemania".


"Almanya. Bienvenidos a Alemania" es la película que recientemente ha otorgado fama fuera de Alemania a su directora, Yasemin Samdereli. Se trata del clásico filme bienintencionado de mensaje a favor de la integración de todos en un mismo país que expone un drama familiar con mensaje de esperanza. No es una maravilla ni va a ser la cumbre del cine social ni germano ni europeo, pero se ve bastante bien y es coherente sin llegar a ser maniqueo ni desplegar una insufrible moralina (a pesar de ciertas escenas que chirrían que no revelo en su desenlace), y juega bien con la emotividad sin ser ñoño. Road-movie familiar, el filme narra el periplo de una familia (valga la redundancia) de turcos-alemanes que viajan a Turquía para conocer los orígenes de sus padres (ya abuelos), que se asentaron en Alemania hace casi cincuenta años. Con flashbacks constantes narra la clásica historia de inmigrantes en busca de un mundo mejor y retrata las dificultades de la integración de éstos en una cultura completamente diferente mientras reflexiona sobre el paso del tiempo y las diferencias generacionales. "Almanya" es una película esencialmente bonita y divertida aunque peque de ser también algo olvidable.