Porco Rosso
jueves, 30 de mayo de 2013
EN LA CUERDA FLOJA de James Mangold - 2005 - ("Walk the line")
1968. La estrella de la música Johnny Cash se prepara para salir a tocar en exclusiva ante los presos de la Cárcel de Folsom, en California. Johnny ha alcanzado la fama y el reconocimiento y ha sido por sus geniales dotes para componer grandes canciones y por sus crudas letras. Sin embargo, Johnny tiene traumas que le persiguen: una infancia desgraciada, un padre alcohólico, la muerte de un hermano y numerosos problemas familiares y amorosos le hicieron caer en la adicción a las drogas. Johnny recuerda, antes de salir a tocar, lo que ha sido su vida... Y recuerda en especial lo que ha sido su complicada relación con la cantante June Carter.
El biopic es un género difícil, sobre todo porque está demasiadas veces acotado, casi exclusivamente, a los interesados en la vida del personaje que trata en cuestión. Sin embargo, hay algunos, unos pocos, que consiguen captar a toda clase de público ya sea por el carisma de su actor o actriz principal o porque trata asuntos lo suficientemente universales para conseguirlo. "En la cuerda floja" del irregular James Mangold es un biopic excelente al que se le pueden achacar pocos puntos negros y se trata sin ninguna duda de una de las mejores películas del mencionado director. Narra la vida del gran músico Johnny Cash basándose en su atobiografía y en el libro "The man in black", vida que resume perfectamente todo un periodo no sólo de la historia de la música norteamericana, sino de la historia del propio país: el tiempo de la primera rebeldía, de los primeros coqueteos públicos serios con las drogas y de los cambios sociales más importantes de las últimas décadas (la ruptura con la sociedad puritana de ese momento para buscar la libertad de expresión, de experimentación, artística, amorosa o sexual entre otras) y, también, el tiempo del descubrimiento del fracaso de las drogas (del alcohol pero sobre todo de las no permitidas legalmente) como medio de liberación, drogas que sumergirían en una pesadilla interminable no sólo a Cash sino a miles de músicos legendarios que le seguirían.
James Mangold narra con pulso y siempre manteniendo el interés la historia del legendario maestro de la música y equilibrando a la perfección el humor, el romance y el retrato social y también el retrato de la mencionada pesadilla de la adicción a las drogas y el del "fracaso dentro del éxito" de una persona que llega a la fama y al reconocimiento lleno de traumas y de dudas. La ambientación es excelente y muy rica, y los guiños a otros grandes del momento como Roy Orbison, Jerry Lee Lewis o Elvis Presley son acertados. Pero sobre todo, la película brilla con su pareja protagonista, unos fascinantes Joaquín Phoenix y Reese Whiterspoon que cantan sus números sin hacer "playback" y que despliegan una química soberbia que pone los pelos de punta y que se come la pantalla. "En la cuerda floja" es un biopic excelente y, aunque es verdad que cuenta (como casi todos los biopics) lo que le interesa (al parecer, se han dejado por ahí el hecho de que Cash era muy violento, de que causó destrozos irreparables en algún local o paraje natural, de que tenía momentos de un divismo insoportable o de que dejaba al público plantado habitualmente en su peor época) se me antoja como uno de los mejores de su género de los últimos años.
miércoles, 29 de mayo de 2013
NINE de Rob Marshall - 2009 - ("Nine")
Guido Contini es un famoso director de cine italiano que ha sufrido un brutal descalabro en las taquillas con su última película. Enfrentándose al fracaso y al bloqueo creativo, Guido empieza a pensar en su siguiente obra y le vienen a la mente todas las mujeres que han pasado por su vida... Esposas, amantes, musas, actrices, artistas, su propia madre... Todas desfilan ante su imaginación y de todas extraerá algo Guido.
No sé cómo es el musical original de "Nine" de 1982, así que sólo voy a limitarme a hablar de la película, la tercera del amante de los musicales Rob Marshall y desde luego en su faceta de musical técnicamente hablando absolutamente impecable y, sin embargo, y a pesar de los absolutamente soberbios números que se marca, algo olvidable como conjunto, por lo menos para mi. Ya he dicho que técnicamente "Nine" es maravillosa, y es todo un lujazo ver a su plantel de actrices luciéndose frente a las cámaras cantando y bailando como lo hacen. También es estumilante el homenaje en todos los detalles que se hace al director italiano Federico Fellini y a su mítica "Ocho y medio", en la que está basada la obra, así como al cine italiano en general y también a los musicales de Broadway. Sin embargo, la película funciona... a medias. ¿Por qué? Porque o su historia no es lo suficientemente interesante (hoy ya por lo menos), o porque sus personajes a pesar de sus actuaciones estelares no son más que cartones (porque no se desarrollan mucho más allá de esa actuación, cosa que no ocurre en la mencionada "Ocho y medio") o porque simplemente lo que la cinta pretende es ser una colección de momentos estelares y nada más (pero esto tiene su problema, claro). No voy a incluirla entre los filmes fallidos porque pienso que podría ser injusto dadas las pretensiones generales de las que he hablado (las de ser una colección de postales musicales) y, sobre todo, porque sería injustísimo para un reparto estelar femenino (y también masculino, pero femenino sobre todo) que brilla con luz propia y que se merecía un enorme premio para cada componente (y lo digo yo que paso tres kilos de los premios y que me parecen que no valen nada en la mayoría de las ocasiones).
Marion Cotillard, Penélope Cruz, Nicole Kidman, Judi Dench, la a veces injustamente puteada Kate Hudson, Stacy Ferguson (Fergie) y Sophia Loren destrozan la pantalla con sus voces y sus números y, por supuesto, las acompaña una banda sonora maravillosa. El siempre magnífico Daniel Day-Lewis hace también lo propio en el lado masculino. "Nine" fue un fracaso estrepitoso tanto de taquilla (no sé cómo se les ocurrió la idea de estrenarla junto al estreno navideño más esperado de aquel año, "Avatar" de James Cameron, que la machacó sin piedad) como de crítica. Yo creo que no es redonda pero tampoco fallida. Eso sí, y a pesar de su soberbia colección de interpretaciones musicales, no es tampoco un musical que vaya a hacer historia. Tal vez si se hubiese llevado a la pantalla en los mismos ochenta en los que se estrenó en las tablas o incluso en los noventa...
lunes, 27 de mayo de 2013
EN LO MÁS CRUDO DEL CRUDO INVIERNO de Kenneth Branagh - 1995 - ("In the bleak Midwinter")
Joe Harper es un actor y director en paro desde hace bastante tiempo que, junto a su estrafalaria representante Margaretta D'Arcy, decide lanzarse a la aventura suicida de montar una versión de "Hamlet" de William Shakespeare en Hope, un pueblo minúsculo y olvidado del campo inglés. Tiene poco dinero y pocas ayudas, los habitantes del lugar son pocos y no parecen muy intereasdos en la obra y sus actores están frustrados por sus sueños rotos o tienen numerosos problemas. Sin embargo, Joe no está dispuesto a renunciar a este pequeño sueño. ¿Por qué este empecinamiento en representar a toda costa esta obra en este pueblo perdido?
Entre dos películas más comerciales y realizadas con más medios (que no por ello malas) como son "Frankenstein de Mary Shelley" y su espectacular versión de "Hamlet", Kenneth Branagh realizó una de sus digamos "películas pequeñas" y una de sus mejores obras. Porque muchas veces, estas películas llamadas pequeñas son más grandes y redondas que las que se ruedan con más presupuesto y que son más publicitadas. "En lo más crudo del crudo invierno" es una cinta sobre el mundo del teatro, cómo no, el mundo que más apasiona a Branagh (más que el propio cine, incluso) que intuyo que tiene que tener algo de autobiográfico porque narra la historia de un actor y director fracasado empecinado en montar una versión de la mencionada "Hamlet" de William Shakespeare en un pueblo minúsculo y olvidado de la Inglaterra profunda y que lo tiene todo en su contra: poco dinero, pocas ayudas, una iglesia abandonada como escenario, un plantel de actores fracasados como él y con muchos problemas personales, un aforo previsto de unas decenas de personas (si es que llegan) debido a unos vecinos (los del pueblo) que en general no es que parezcan especialmente interesados en ver la obra. Sin embargo, tanto el protagonista (un magnífico Michael Maloney) como los que le rodean van a hacer lo imposible por sacar adelante la obra. ¿Por qué? Por dignidad. Y porque, en sus vidas frustradas, tal vez sea lo único que merece ya la pena: entregarse al arte elegido, el teatro en este caso, en todas sus consecuencias y a pesar de todo lo suicida que esto tiene. La carrera de Branagh, un señor empecinado como pocos en hacer mucho por el teatro desde el arte cinematográfico, tiene mucho de esto, desde luego.
Con un plantel de actores absolutamente maravilloso, en un blanco y negro intimista y delicado con un cierto toque amateur y con una narrativa sencilla y directa el director amante de Shakespeare lanza un optimista canto al arte, a la persecución de los sueños y a la amistad que diserta sobre otros asuntos como el fracaso, el paso del tiempo, la muerte, las decepciones cotidianas o la integridad que emparentan al filme en parte con la también fantástica "Los amigos de Peter" (con la que comparte el aura nostálgica). "En lo más crudo del crudo invierno" es una de las grandes obras de Kenneth Branagh y un maravilloso y sentido retrato del amor al teatro y de la fraternidad que une a los que comparten este amor por encima de todas las cosas. Una película pequeña que hay que reivindicar sin cesar y que tal vez ha sido más olvidada en la filmografía del autor en favor de otras de sus cintas más conocidas.
viernes, 24 de mayo de 2013
OBLIVION de Joseph Kosinski - 2013 - ("Oblivion")
Jack Harper es uno de los pocos hombres que todavía viven en la Tierra, destrozada tras una guerra que la humanidad consiguió ganar pero que le dejó sin su civilización original. Jack trabaja extrayendo recursos vitales de entre las ruinas de su viejo mundo para que ayuden a su raza, que fue en su mayor parte evacuada y vive fuera del planeta. Su vida rutinaria es rota de un día para otro cuando descubre que no está solo en los desolados parajes que frecuenta... Y cuando redescubre unos recuerdos que tenía peligrosamente olvidados.
"Oblivion", la segunda película de Joseph Kosinski tras "Tron Legacy" es esencialmente entretenida y visualmente atractiva pero argumentalmente mediocre y, no soy el único que lo ha pensado, un refrito bastante descarado de un buen montón de elementos de productos clásicos de la ciencia ficción. Basada en un cómic del propio director, la cinta narra la historia de un buscador de recursos vitales que trabaja entre las ruinas de la civilización en el planeta Tierra, destruido tras una guerra apocalíptica que al parecer ganaron los humanos a pesar del tremendo coste que asumieron. Este explorador descubre algo entre estas ruinas que cambia su vida para siempre y no cuento ya nada más. Como he dicho, la película visualmente está muy cuidada, los paisajes son bellos y evocadores, los efectos especiales geniales, la banda sonora muy destacada, las actuaciones buenas (Tom Cruise está bien en su papel y secundarios como Olga Kurylenko o Morgan Freeman también) y narrativamente está llevada con ritmo. El problema es que, tras una introducción que sabe enganchar al espectador (los primeros diez minutos prometen), "Oblivion" empieza a desplegar un apunte argumental tras otro que resulta a cada cual más manido; todos son perfectamente identificables por su parecido con los de otras tantas historias de ciencia ficción que ya hemos visto.
"Oblivion" tiene, y no exagero, toques de "Matrix", de "Moon", de "El Planeta de los Simios", de "Mad Max", de "Soy leyenda", de "Depredador", de "Stargate", de "Mensajero del futuro" (incluso de este bodrio tiene algo prestado) y hasta algo (no mucho pero ahí está) de "Star Wars". Puede que sea cierto que casi todo está ya inventado en el mundo de la narrativa, pero leches, es que aquí la mezcla de influencias es demasiado descarada, y eso quita sorpresa y quita interés a la trama, que por cierto se simplifica notablemente llegando al final del filme, que por cierto (valga la redundancia) es bastante tontorrón (lo siento, no me cuela lo que el protagonista hace, creo que es bastante improbable que logre lo que logra). Esto no quita como he dicho que "Oblivion" sea esencialmente entretenida, pero no pasa de ahí y es una de esas películas que, a pesar de habernos hecho pasar un rato medianamente agradable, no recordaremos cuando acabe el año.
jueves, 23 de mayo de 2013
PESADILLA ANTES DE NAVIDAD de Henry Selick - 1993 - ("The Nightmare Before Christmas")
Jack Skellington es el señor del País de Halloween y el rey absoluto del terror y de la oscuridad. Sin embargo, se siente perdido en su propio mundo: cada año la fiesta que celebra junto a sus conciudadanos es la misma y esto le hastía y, además, no encuentra a un alma gemela que le comprenda. La cosa va a cambiar cuando por casualidad encuentre un pasaje hacia el País de la Navidad, una fiesta nueva de la que se va a enamorar y... Que piensa emular. Para ello, Jack planea secuestrar al mismo Santa Claus y sustituirle. Sin embargo, no se puede imaginar que el caos que va a crear va a ser terrible y destructivo.
Henry Selick, a pesar de tener una filmografía poco prolífica y muy espaciada, es uno de los directores de animación más destacados de nuestros días. Habitualmente trabaja con técnicas como el "stop motion" y utiliza procedimientos más "clásicos" que los de otros compañeros de gremio. También ha mezclado la animación tradicional con los actores reales. Su filmografía se compone de la genial "Pesadilla antes de Navidad", de "James y el Melocotón Gigante", de "Monkeybone" y de "Los mundos de Coraline".
El periodo de máximo esplendor de Tim Burton tiene, pienso, su culmen en el cuarteto que conforman "Eduardo Manostijeras", "Batman Vuelve", "Pesadilla antes de Navidad" y "Ed Wood", para mi sus cuatro mejores filmes con diferencia, creados justo después de su ascensión con las también míticas y excelentes "Bitelchus" y "Batman" y justo antes de empezar a alternar obras buenas pero sin la chispa que tenían éstas ("Sleepy Hollow", "Big Fish", "La novia cadáver", "Sweeney Todd") con otras fallidas o "ni fu ni fa" ("Charlie y la Fábrica de Chocolate", "Alicia en el País de las Maravillas", "Frankenweenie") y con otras directamente malas o malísimas ("Mars Attacks!", "El planeta de los simios", "Sombras tenebrosas"). Aunque está dirigida por Henry Selick, "Pesadilla antes de Navidad" es una película también de Tum Burton; no sólo es su productor, sino que es el artíficie de toda la cinta desde el guión hasta los personajes y los escenarios. Rodada en tres años de extenuante trabajo en "stop motion", el filme narra una historia originalísima en la que el Rey del País de Halloween se enamora de la Navidad, la fiesta del país vecino (estamos en un mundo donde cada fiesta clásica norteamericana tiene su tierra propia), y planea sustituir a Santa Claus. Las consecuencias son desastrosas, por supuesto.
Tim Burton narra un cuento que, como los mejores cuentos, tiene un pie puesto en el mundo de los niños y otro en el de los adultos. Por una parte, tiene humor, personajes entrañables y un mensaje de amor, amistad, justicia y especialmente centrado en el encuentro de una identidad propia. Por otra, parte de este humor es negro (y macabro en algunos momentos), algunos de los personajes son aterradores (incluso los que son "buenos" del País de Halloween) y estos mismos personajes gozan de una profundidad muy notable, ya que, como tantos personajes de Burton, son freaks perdidos en un mundo que o no les entiende o no comprenden. "Pesadilla antes de Navidad" combina además de esto acción y aventuras con inolvidables números musicales y canciones geniales y ofrece toda una delicia visual al espectador: los personajes son cada uno una joya del marionetismo, los escenarios son preciosos y la animación de Selick es soberbia. "Pesadilla antes de Navidad" gozó de un éxito relativo en el cine, pero cuando llegó al mercado del vídeo empezó a ser cada vez más popular entre las subculturas góticas y oscuras y hoy es una película de culto indiscutible cuyo merchandising sigue arrasando. Y no es para menos: pocas películas hay tan personales, tan únicas, tan originales y tan entrañables y a la vez oscuras como "Pesadilla antes de Navidad". Echo de menos al Tim Burton de los años noventa, y estoy seguro de que no soy el único.
miércoles, 22 de mayo de 2013
SIMONE de Andrew Niccol - 2002 - ("Simone")
Viktor Taransky es un director de cine que antaño tuvo gran fama y reconocimiento pero que ahora está de capa caída. Para colmo, la actriz protagonista de su último filme no deja de darle problemas y ha perdido a su mujer, que además es... La jefa de los estudios para los que ahora trabaja. La vida cambia para él radicalmente cuando cae en sus manos de pura casualidad un revolucionario programa informático que permite crear a personas virtuales con un realismo inaudito. Viktor crea a Simone, una actriz ficticia que contra todo pronóstico... Se convierte en un ídolo de masas que le devuelve a lo más alto pero que también le sumerge en una interminable espiral de problemas, ya que nadie puede descubrir bajo ningún concepto que Simone no existe.
A Andrew Niccol le gusta la metáfora social y política, y eso se ve en todos sus guiones ("El Show de Truman") y filmes, desde en los más destacados como "Gattaca" o el perfecto "El Señor de la Guerra" hasta en los más irregulares como el reciente y fallido "In time", el horripilante "The Host" que todavía está en las salas (aunque éste ha sido un trabajo de puro encargo) y "Simone", su segunda película. "Simone", valga la redundancia, pone sobre la mesa cartas interesantes: intenta hacer una crítica de las grandes estrellas prefabricadas, del mundo de la publicidad, de los medios de comunicación y del mundo del espectáculo en general que, por desgracia, se queda a medio camino. La premisa es muy interesante: un director algo de capa caída se saca de la manga una actriz falsa creada por medio de un programa informático (que ha ido a parar a sus manos de pura potra) para intentar levantar su carrera y esta actriz se acaba transformando en un fenómeno de masas que le lleva a él también a la fama pero también a numerosos líos. El problema del filme es que la mencionada crítica que contiene se queda, como he dicho, en una colección de flojitos apuntes. ¿Por qué? Porque Niccol no profundiza en ninguno de los asuntos que trata y porque el filme termina derivando en una suerte de comedia sobre los problemas del éxito, sobre la verdad y la mentira y sobre la familia. Y duele, porque la premisa y el inicio del filme son verdaderamente interesantes.
Se llevan una década, pero no puedo dejar de comparar a "Simone" con la excelente y reciente serie "Black Mirror" (comentada en este blog), que en sus dos temporadas ha tratado bastantes de los mismos asuntos que este filme trata pero desde un prisma mucho más crudo, brutal y crítico: la manipulación de los medios, la creación de estrellas en laboratorios, el atontamiento de las masas, la estupidez y la esclavitud del mundo de la fama están en esta serie tratadas de una forma interesante y consecuente; en la segunda obra de Andrew Niccol todo se termina diluyendo en la "casi" nada. Finalmente, el otro problema que tiene "Simone", problema que no hace sino acentuar más su cierta condición final de "película para toda la familia", es que no resulta creíble y contiene algunas escenas verdaderamente ridículas (el culmen es la del concierto, que es directamente absurda). Porque es imposible que nadie descubra en todo el filme, con todo lo que pasa, que Simone no es una persona real. No se lo cree nadie. Queda ahí un Al Pacino gracioso y unos secundarios igualmente simpáticos (Katherine Keener, Evan Rachel Wood, Rachel Roberts o Winona Ryder) y una ambientación muy cuidada (los característicos espacios abiertos y asépticos muy bien fotografiados que tanto parecen gustale a Niccols), pero el resto es completamente fallido.
martes, 21 de mayo de 2013
EL MUNDO DE GEORGE APLEY de Joseph L. Mankiewicz - 1947 - ("The Late George Apley")
1912. George Apley es un rico aristócrata de Boston enamorado hasta límites enfermizos de su ciudad y de su vida estrictamente idéntica día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año. George no viaja si no es estrictamente necesario, no hace nunca nada nuevo con su mujer, siempre lee los mismos libros, siempre va al mismo club a charlar con sus amigos que son copias de él mismo, siempre celebra las mismas fiestas con los mismos planes y sus ideas son las mismas desde hace décadas. Por supuesto, piensa que él es quien tiene siempre la razón. La vida, sin embargo, le da una lección cuando su hija y su hijo, ambos jóvenes y rebeldes, se enamoren de dos personas... Que no son de Boston y que a George, por prejuicios, no le terminan de gustar...
También en 1947 Joseph. L. Mankiewicz dirigió, junto a "El fantasma y la Señora Muir", "El mundo de George Apley", una película completamente diferente y que, a pesar no contarse entre las grandes del autor, tiene más interes del que en un principio pueda parecer. El filme comienza como una comedia de costumbres amable pero se va desarrollando poco a poco como un drama en el que estas costumbres terminan oprimiendo a los individuos y destrozando sus vidas. Ronald Colman (genial) es George Apley, un bostoniano que a pesar de ser una buena persona es tan excesivamente anticuado para su tiempo que piensa que el pequeño mundo que gira a su alrededor es el único mundo de existe, el de la ciudad de Boston. George sigue la misma rutina todos los días, todas las semanas y todos los meses desde hace años; no sale de su ciudad para nada si no es estrictamente necesario, siempre lee los mismos libros, no va a fiestas nuevas, no hace nada nuevo, aburre a su mujer, sus amigos son todos copias suyas que se reúnen en el mismo club, siempre celebra el mismo Día de Acción de Gracias con el mismo plan y, lo que es más grave, espera que sus hijos sean iguales que él. Pero la cosa se complica, porque sus hijos se enamoran... De dos personas a las que él no aprueba y que para colmo no son de su "perfecta" e "inmaculada" Boston. A partir de este momento, la vida de George va a experimentar un cambio inesperado y su personaje va a resultar mucho más profundo y con más dilemas y hasta traumas de los que prometía en un principio.
"El mundo de George Apley", aún ambientada en 1912, es una crítica clara a la sociedad de su tiempo, los años cuarenta, en los que en los USA (y en muchísimos lugares más, por supuesto) las apariencias eran lo más importante y los padres delineaban el camino que sus hijos habían de seguir por la fuerza. Mankiewicz, por medio de unos diálogos fabulosos, ataca a la hipocresía de las clases altas, a la represión amorosa y sexual (impagables los referidos a Sigmund Freud), a la incomunicación en el matrimonio y entre padres e hijos, al enchufismo, a la intransigencia, al abandono de los sueños vitales por exigencias sociales y sobre todo al provincianismo pacato que todas estas cosas juntas crean en una ciudad (Boston es esta ciudad provinciana, un infierno de aburrimiento y tontería que se contrapone a la abierta y siempre vanguardista y vecina Nueva York). Sobra decir que la ambientación de época es riquísima y que el ritmo de la cinta es delicioso, así como su suave paso de la mencionada comedia de costumbres al claro drama cotidiano. "El mundo de George Apley", una de las películas menos conocidas de su director y tal vez ensombrecida en el mismo año de su estreno por la comentada ayer "El fantasma y la Señora Muir" y posteriormente por otras de sus grandes obras es una cinta que merece, y mucho, la pena y que, además, resulta sorprendente. Muy recomendable y digna de ser rescatada y reivindicada.
lunes, 20 de mayo de 2013
EL FANTASMA Y LA SEÑORA MUIR de Joseph L. Mankiewicz - 1947 - ("The Ghost and Mrs. Muir")
Principios del siglo XX. La joven viuda Lucy Muir deja atrás una vida triste y se instala junto a su criada y su hija pequeña en una mansión cerca del mar que perteneció al Capitán Gregg, un marino que según dicen los lugareños se suicidó. Estos lugareños también advierten a Lucy de que su nueva casa está encantada. Efectivamente, el fantasma del Capitán se aparece a Lucy una noche... Y, contra todo pronóstico, entre ambos surge una química especial...
En 1947 Joseph L. Mankiewicz dirige dos películas, "El mundo de George Apley" y esta "El fantasma y la Señora Muir". Con ambas, muy diferentes, empieza a despuntar el gran director que en breve iba a entregar un enorme puñado de las más grandes obras maestras del Hollywood dorado. La premisa de "El fantasma y la Señora Muir" podría asustar a demasiados cinéfilos, y más viniendo el filme de la segunda mitad de los años cuarenta del pasado siglo, donde lo azucarado y lo políticamente correctísimo estaba a la orden del día en las producciones comerciales de amor: la película narra un romance entre una mujer viuda y entre el fantasma de un viejo capitán en la vieja mansión que este tenía cerca del mar. Sí, de buenas a primeras suena a película romántica ñoña y extremadamente comercial (comercial en el peor de los sentidos). Pero nada más lejos de la realidad: "El fantasma y la Señora Muir" es la primera obra maestra de Mankiewicz y una muestra de maestría tras la cámara y tras el guión apabullante. Porque hay que ser un buen guionista y un buen director para hacer bien una historia de amor sobrenatural sin caer en las mencionadas ñoñerías, en el efectismo barato o en la tontería argumental. La historia que Mankiewicz narra es una maravilla que equilibra perfectamente el romanticismo con un ajustadísimo toque de comedia y que tiene unos diálogos brillantes (uno de los grandes puntos fuertes del director) y unas escenas para el recuerdo con un poder evocador y melancólico prodigioso.
Porque "El fantasma y la Señora Muir" emociona, vaya que sí, y lo hace sin recurrir a los trucos fáciles de los que suelen abusar este tipo de historias (las de su tiempo y las de hoy en día). Ayuda una dirección precisa y con el aura fantástica muy ajustada y una música absolutamente preciosa de Bernard Herrmann que pone los pelos de punta y que fue justamente valorada en su día. Y ayudan, sobre todo, las inolvidables interpretaciones de unos maravillosos Gene Tierney y Rex Harrison que despliegan una química envidiable como pareja estelar y que tanto en los momentos delirantes como en los tiernos tocan el alma del espectador. Ojalá la mitad de las películas románticas fuesen como ésta. Mankieciwz despegaba definitivamente con ella.
viernes, 17 de mayo de 2013
MÁTALOS SUAVEMENTE de Andrew Dominik - 2012 - ("Killing them softly")
Dos ladronzuelos de tres al cuarto recién salidos de la cárcel dan, por encargo de un mafiosillo de medio pelo, un golpe en una timba que frecuentan numerosos mafiosos de la ciudad. El golpe, a pesar de ser una chapuza, sale bien porque pilla a todos por sorpresa. La mafia, sin embargo, no se queda parada y envía al asesino a sueldo Jackie Coogan para que investigue el caso, recupere el dinero si es posible y acabe con los ladrones. Una ola de crímenes brutales se va a desatar en la ciudad.
Casi cinco años después de la excelente "El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford" Andrew Dominik volvió a las salas con "Mátalos suavemente", una película negra que, como tantas buenas películas negras, pretende ser un retrato metafórico de la sociedad en la que vivimos y, en este caso concreto, de la crisis económica mundial que llevamos ya cerca de seis años padeciendo. La trama es mínima: unos ladronzuelos de poca monta dan un golpe a una timba frecuentada por la mafia de la ciudad y, de pura chorra (porque nadie se esperaba este golpe sobre todo) la cosa les sale bien. Los mafiosos, por supuesto, no se quedan parados: envían al experto investigador y asesino a sueldo Jackie Coogan para que averigue quién ha robado el dinero y lo elimine. Con un ritmo pausado Dominik despliega una trama por momentos minimalista y con una consciente aura de ambigüedad en la que las relaciones personales en el mencionado mundo de la mafia construyen la también mencionada metáfora del mundo cotidiano en el que vivimos, un mundo en el que sólo importa el dinero y el beneficio poblado de seres avariciosos, violentos y fanfarrones (y muchas veces estúpidos pero muy creídos de sí mismos) en el que las puñaladas por la espalda y el cinismo están a la orden del día. Cualquiera puede identificar a estos mafiosos con muchos de nuestros políticos y empresarios (o con los políticos y empresarios norteamericanos, que es a los que se ataca más directamente), y en eso "Mátalos suavemente" acierta porque su retrato es certero y, además, queda perfectamente soldado con el discurso final del protagonista, que es por cierto un Brad Pitt soberbio que se come la pantalla y que borda a un personaje cuya moral, irónicamente, es la de "matar suavemente" y "sin implicaciones emocionales" (como esos políticos que no cumplen sus promesas o que roban evitando implicaciones emocionales, como esos banqueros que dejan a familias en la calle evitando implicaciones emocionales, como esos expertos en despedir trabajadores evitando implicaciones emocionales...).
En el lado negativo del filme encontramos sin embargo una acusada falta de desarrollo de muchos de sus personajes secundarios, que parecen estar colgados de la nada o que son interrumpidos sin llegar a lograr el desarrollo pleno necesario para ser redondos. En especial creo que esto ocurre con los caracteres de Ray Liotta y James Gandolfini, interesantes y excelentemente interpretados (sobre todo el segundo: qué actorazo que es Gandolfini, qué grande) pero que nunca llegan a pulirse del todo y que incluso parecen perdidos en la trama. Creo, sin embargo, que es el único defecto de este filme que a todas luces me parece muy destacado y que, no sé por qué, ha cosechado unas críticas muy irregulares. Tiene escenas verdaderamente bien rodadas, sus homenajes al cine negro clásico son muy respetuosos y consecuentes, su ambientación sucia está muy conseguida, el paralelismo del mundo que retrata con el mundo que conocemos desde 2008 en el que los valores humanos cada día valen menos es directo y eficaz y Brad Pitt está, como siempre, en estado de gracia (y repito, su asesino a sueldo que mata intentando conocer lo mínimo a sus víctimas tiene muchas, pero que muchísimas lecturas y admite muchísimas comparaciones con muchísimos individuos cínicos e hipócritas que por desgracia hemos tenido y tenemos el gusto de conocer en la vida pública).
miércoles, 15 de mayo de 2013
COMER, BEBER, AMAR de Ang Lee - 1994 - ("Eat, drink, man, woman")
Chu es un viejo maestro de cocina de Taipei que, ya retirado, pasa por una crisis vital tras quedarse viudo, crisis que coincide con las que también pasan sus tres hijas, muy diferentes entre sí y presas de frustraciones vitales relacionadas con el amor fracasado o las exigencias de la búsqueda del éxito profesional. La familia de Chu está atrapada entre lo que le han enseñado las tradiciones de su país y entre lo que pregona el modo de vida occidental que ha entrado en sus vidas a todo tren.
En "Comer, beber, amar", la tercera película de Ang Lee sobre el encuentro de la modernidad con las tradiciones ancestrales y de oriente con occidente, se ambienta no ya en los Estados Unidos, sino en la Taiwán natal del director (aunque existe un personaje que representa al oriental que ha emigrado a los USA). Por medio de un drama con toques cómicos y en el estilo directo de deliciosos diálogos de "Manos que empujan" y "El banquete de boda", Lee dibuja el retrato de un anciado cocinero y de sus tres hijas que, en el Taipei de los años noventa, chocan de golpe contra la irrupción de la "modernidad" occidental, lo que cambia a la familia y a otros personajes que la rodean. El modo de vida occidental del estrés, la lucha por el triunfo a toda costa y la entrega a los placeres rápidos y efímeros amenaza con cambiar la vida tradicional del viejo maestro cocinero Chu, que se pasa todo el día trabajando para cocinar platos excelentes y extremadamente elaborados que no son sino la metáfora de la mencionada invasión de la sociedad del consumo desaforado, donde la maravillosa comida tradicional de este gran chef puede ser derrotada por la comida rápida de una cadena cualquiera. Chu es un hombre sensible y preocupado por su familia, pero también cerrado a los cambios, mientras que sus hijas viven la vida de manera muy distinta: la más joven es la que tiene su camino más seguro mientras que las otras dos viven persiguiendo la recuperación del amor perdido y el éxito profesional. Ang Lee lanza el mismo mensaje que lanzó en sus dos filmes anteriores: un mensaje a favor de la comprensión y del encuentro entre culturas y que resalta tanto lo bueno de las tradiciones clásicas de su país natal como lo bueno de la forma de vida occidental que le asimiló a él. "Comer, beber, amar" cierra un tríptico excelente sobre el encuentro de oriente y occidente. Menos conocidas (injustamente) que otras obras suyas igualmente excelentes como "Sentido y sensibildad", "Tigre y Dragón", "Hulk" o "Brockeback Mountain", estas tres películas son tres joyas imprescindibles del cine taiwanés-americano.
martes, 14 de mayo de 2013
EL BANQUETE DE BODA de Ang Lee - 1993 - ("The Wedding Banquet")
Wai-tun es un joven taiwanés homosexual que emigró a los Estados Unidos, en donde vive con su novio Simon. Las cosas le van bien hasta que sus tradicionales padres, obsesionados con que se case con una chica y con que les de nietos, deciden ir a visitarle. Por supuesto, ellos no saben que es gay. Wai-tun, deseperado, planea una boda de pega con Wei-wei, una artista china que quiere la nacionalidad estadounidense. Si todo sale bien, todos acabarán contentos: Wai-tun engañará a sus padres, éstos volverán contentos a Taiwán y Wei-wei tendrá los papeles. La cosa, sin embargo, se sale de tiesto y llegan los malentendidos y el caos.
Al igual que "Manos que empujan", "El banquete de boda", la segunda película de Ang Lee, narra un encuentro cultural entre oriente y occidente en el que las cosas no salen como inicialmente estaban previstas. En esta ocasión, el protagonista es un taiwanés homosexual que emigró a los Estados Unidos, en donde vive con su novio norteamericano una vida abiertamente gay. Sin embargo, sus padres, muy tradicionales, quieren verlo casado y con niños, así que, cuando estos van a visitarle, éste planea una boda con una inmigrante china que necesita los papeles: celebrará la boda delante de su familia taiwanesa, la chica tendrá la nacionalidad estadounidense y todos contentos. Sin embargo, la cosa se acaba desquiciando y surgen los malentendidos, las sospechas y finalmente el caos y también el cachondeo.
"El banquete de boda" tiene un tono más cómico que el de la primera película del director americano-taiwanés y que el de la inmediatamente siguiente, "Comer, beber, amar": es, de hecho, una comedia seria. A pesar de esto, trata con una mirada como he señalado seria los asuntos del desarraigo, la inmigración, la asimilación cultural, la intolerancia, la homofobia, las relaciones entre padres e hijos y de pareja, el avistamiento de la paternidad y de la muerte, el enfrentamiento de la tradición y la modernidad y el de oriente y occidente y también, por supuesto, el choque generacional con dos continentes radicalmente diferentes de por medio. Ang Lee despliega la trama con un gran ritmo, economizando perfectamente los momentos de humor y los de drama (que los tiene también), animándola con unos diálogos geniales y lucidísimos y entregando escenas que han quedado para el recuerdo (sobre todo, las de la chapucera boda del protagonista y especialmente el de la juerga en la habitación de los novios falsos). Y el mensaje final es el mismo que el de "Manos que empujan": un mensaje a favor de la comprensión, el entendimiento y la felicidad. "El banquete de boda" confirma a Ang Lee como un gran director en su momento muy a tener en cuenta.
lunes, 13 de mayo de 2013
MANOS QUE EMPUJAN de Ang Lee - 1992 - ("Pushing Hands")
Un maestro de Tai Chi ya jubilado abandona Taiwán para vivir en Nueva York, a donde su hijo emigró hace tiempo y en dónde se ha casado y le ha dado un nieto. El anciano, sin embargo, no logra acostumbrarse a su nueva vida en una ciudad estresante y en medio de una cultura que no termina de entender. Pronto, choca con su nuera, que tampoco logra acostumbrarse a él y a sus costumbres y rutinas. Pronto, llegan los problemas a la familia...
Ang Lee, nacido en Taiwán pero residente en los USA, ha demostrado, desde los inicios de su carrera, ser uno de los creadores más personales del país que le ha acogido. Poseedor de un estilo propio lleno de lirismo, de pasión y de violencia (a veces contenida pero representada de forma excelente), ha sabido moverse como nadie y casi siempre con éxito artístico entre toda suerte de géneros, y a pesar de no pertenecer en sus orígenes a los Estados Unidos, ha sabido retratar su sociedad pasada y presente y su historia e idiosincrasia mejor que algunos propios estadounidenses. Debutó con tres excelentes comedias serias irónicas sobre las sociedades orientales afincadas en Norteamérica: "Manos que empujan", "El banquete de bodas" (sobre la homosexualidad en una sociedad intransigente, que volvería a tratar más tarde) y "Comer, beber, amar". Después se introduciría de lleno en la industria con obras variadísimas que demostrarían su pericia y personalidad cinematográfica y su sentido artístico, que aplicaría a cualquier género que se le presentase: al retrato de época en "Sentido y sensibilidad", a las relaciones personales en tiempos de cambio social en "La tormenta de hielo", al histórico/western en "Cabalga con el Diablo", al cine de aventuras y artes marciales en "Tigre y Dragón", al género de los superhéroes en la injustamente menospreciada "Hulk", al drama homosexual en "Brockeback Mountain", al thriller en "Deseo, peligro", al musical en "Destino: Woodstock" y al drama fantástico en "La vida de Pi". Ang Lee es un director 100% versátil, comercial pero efectivo y muy personal y que nunca abandona el arte en sus producciones.
"Manos que empujan", primera película de las tres que Ang Lee realizó sobre el encuentro entre oriente y occidente, marca la línea que seguirían las otras dos del tríptico, "El banquete de bodas" y "Comer, beber, amar": narra una historia de relaciones personales y especialmente de relaciones dentro de la familia en la que los malentendidos están a la orden del día debido al cambio generacional brutal que se opera en el seno de dicha familia, cambio generacional acentuado por el hecho de que algunos de sus mienbros emigran a los Estados Unidos y viven a caballo entre dos mundos, su mundo natal oriental y el nuevo mundo occidental. En un estilo sencillo y directo realista Ang Lee cuenta aquí la historia de un maestro de Tai Chi jubilado que abandona Taiwan a una edad avanzada para vivir con su hijo en los Estados Unidos. El anciano no se logra acomodar a su nueva vida, y tampoco lo hace a sus hábitos su nuera. Chocan los dos mundos mencionados, oriente y occidente, y también la tradición y la supuesta modernidad, y dos modos de vida contrapuestos estallan creando terribles consecuencias. Sin embargo, Ang Lee despliega un mensaje esperanzador de unión y fraternidad, de entendimiento entre culutras, y las cosas cambian poco a poco para la familia del viejo maestro y para él mismo, que a su edad es capaz de emprender una nueva aventura vital (el filme también critica el papel al que son relegados los ancianos que, tras toda una vida de trabajo para cuidar a sus hijos, son vistos como trastos rotos). "Manos que empujan" es la primera joya de este gran director taiwanés-estadounidense.
domingo, 12 de mayo de 2013
ROMASANTA. LA CAZA DE LA BESTIA de Paco Plaza - 2004 - ("Romasanta")
1851. Galicia. La joven Bárbara vive con su hermana Josefa en un caserío cerca del bosque. En la zona, según creen los lugareños y las autoridades, ronda un asesino, ya que están sucediéndose misteriosos y brutales crímenes que dejan cuerpos destrozados. Algunos incluso hablan ya de que este asesino es realmente un hombre lobo. Josefa tiene una relación con Manuel, un vendedor ambulante por el que Bárbara también se siente atraída y que parece ser el único hombre que se atreve a internarse en los bosques en solitario. Algo está a punto de ocurrirle a estas dos mujeres... Algo terrible relacionado con un secreto que guarda el propio Manuel.
Después de la excelente "El segundo nombre" Paco Plaza tuvo un patinazo con su segunda película, esta "Romasanta", basada libremente en la historia supuestamente real (aunque está sumida en las nieblas de la leyenda) de Manuel Blanco Romasanta, un supuesto "Sacamantecas" conocido en Galicia como "El hombre lobo de Allariz" que según decían era un licántropo real. Técnicamente la película es muy destacada pero falla en lo principal, en su trama, y si eso falla pues tristemente falla el resto por muy bien empacado que esté. Empezando con lo bueno, hay que decir que "Romasanta" goza de una ambientación preciosa y tan lírica como abrupta (la Galicia profunda de Plaza es magnífica y los paisajes están muy bien aprovechados), de una excelente fotografía, de un vestuario riquísimo, de unos efectos especiales verdaderamente destacados y de unas actuaciones en general buenas: Julian Sands brilla con luz propia y clava a un personaje ambiguo, misterioso, peligroso y lleno de morbo y a la vez de mal rollo y Elsa Pataky está solvente en su papel de mujer frágil pero decidida, mientras que los secundarios cumplen todos bien. Sin embargo, como he señalado, la trama falla y hace aguas por todas partes. Primero porque es errática y salta de un lado a otro a veces sin demasiada lógica (parece que haya habido cortes bruscos en el montaje incluso), y segundo porque los personajes actúan de forma a veces tampoco demasiado lógica y por ello terminan mal aprovechados y perdiendo de un plumazo el interés que despierdan en un principio (porque la primera parte de la película resulta interesante, es cierto). En especial, los de Gary Piquer y John Sharian están mal cuidados y no termina de quedar claro su papel final en la función (sobre todo el del segundo, un personaje muy potente en el inicio que queda reducido a la nada sin una explicación convincente).
Estos hechos consiguen que el espectador se pierda en muchos momentos y se aburra con una trama que parece que no va a ninguna parte alrededor de la primera hora de filme y que, cercana al desenlace, se corta de un tajo y sabe a poco porque precipita para colmo todos los acontecimientos. "Romasanta" tiene un cuerpo desarrollado a trompicones y un final muy brusco que afectan todavía más si cabe a su ya también brusco ritmo. Y es una pena, porque la premisa era interesante, los primeros diez minutos del filme de hecho lo son, los actores están como he dicho muy bien, la factura técnica es impecable como también he mencionado y los efectos especiales son verdaderamente buenos. Una pena: otra película española de terror que se estrelló. Fallida incursión de aura gallega en el mito de los "Sacamantecas" y los hombres lobo.
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