ENTRE TINIEBLAS de Pedro Almodóvar - 1983 - ("Entre tinieblas")

La joven cantante Yolanda Bell, tras la muerte de su novio por sobredosis, se marcha a vivir al convento de las Redentoras Humilladas, donde, junto a la Madre Superiora, drogadicta, viven Sor Estiércol, Sor Perdida, Sor Víbora y Sor Rata de Callejón. En este ambiente, entre drogas, lesbianismo, novelas eróticas, tigres mascota y vírgenes vestidas a la moda, Yolanda se siente bien. Sin embargo, la paz se rompe cuando aparece Merche, una antigua conocida de la Madre Superiora a la que busca la policía y cuando, desde las altas capas de la Iglesia, amenazan con acabar con la vida pacífica del convento…


“Entre tinieblas” es la tercera película de Pedro Almodóvar después de “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón” y “Laberinto de pasiones”, en las que retrató el mundo de los jóvenes de la Movida Madrileña en la que él vivió y en la que se empezó a formar como artista. “Entre tinieblas” ya no reproduce este ambiente (a pesar de estar rodada todavía en plena Movida), aunque toma muchos elementos suyos, especialmente todos los que influyen en su aspecto visual, un collage de influencias de todo tipo y una llamativa y original explosión de color y de psicodelia de idiosincracia puramente española. “Entre tinieblas” confirma lo “almodovariano”, dejando, digamos, cerrado un estilo que se repetirá película tras película en mayor o en menor medida y que no es en absoluto un producto exclusivo de una época (la de la mencionada y susodicha Movida). El filme muestra además por primera vez y en todas sus consecuencias un recurso plenamente “almodovariano” y vital en su obra, el de la fusión de géneros, que en unas ocasiones le ha dado a su creador muy buenos resultados y en otras unos resultados no tan buenos. En este caso, el cine negro de corte clásico (pero reinventado por esto que hemos llamado “almodovariano”) se funde con la comedia coral, situando una trama de intriga entre las paredes del convento de las Redentoras Humilladas, en donde transcurren las vidas de unas monjas muy particulares.


El humor de "Entre tinieblas" es idéntico al de los dos anteriores filmes del director manchego: surrealista, delirante, irreverente, excesivo, fieramente alocado y completamente desprejuiciado a la hora de utilizar cualquier elemento como medio para desatar la carcajada: el sexo de todo tipo, las drogas, el crimen, la castidad, los animales salvajes, la novela rosa, las alucinaciones/revelaciones divinas, la simbología cristiana, los utensilios religiosos... La película presentaba unas formas ciertamente escandalosas en su momento, y fue interpretada por muchos como una crítica a la Iglesia Católica. Sin embargo, “Entre tinieblas” no era más que una cinta en lo que lo sagrado se daba la mano con lo festivo para ofrecer un retrato de unas monjas ante todo entrañable y muy digno, a pesar de que superficialmente pueda parecer todo lo contrario (sí cargaría Almodóvar las tintas contra la iglesia en posteriores cintas como "Matador"). Las “madres” protagonistas se revelan contra un modo de vida nuevo que no quieren aceptar, el que trata de imponerles la autoridad superior de su convento. La trama negra que cruza la historia de estas monjas la verdad es que está algo fuera de lugar: Almodóvar podría haberse limitado a contar los pedazos de vida de las integrantes de las Redentoras Humilladas sin más. A pesar de ello, resulta en todo momento entretenida. “Entre tinieblas” es una divertidísima comedia de principio a fin con un final inesperado en el que, de golpe, irrumpe el drama y que inaugura el estilo pasional que vendría en "Matador" o "La ley del deseo": la frustración amorosa y sexual y el abandono del ser querido dejan la cinta con un sabor agridulce sorpresivo y acertado. "Entre tinieblas" está además interpretada por un elenco de actrices genial (aquí se empieza a ver al gran director de mujeres que iba a ser Almodóvar en el futuro): Carmen Maura, Marisa Paredes, Chus Lampreave, Lina Canalejas, Cristina Pascual... Tras ella, llegaría el que es su primer filme “serio”, y para mi una de sus grandes obras: “¿Qué he hecho yo para merecer esto?”.