Porco Rosso

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jueves, 5 de mayo de 2011

LABERINTO DE PASIONES de Pedro Almodóvar - 1982 - ("Laberinto de pasiones")


El joven Riza Niro, hijo del Sha de Tirán, vive en Madrid de incógnito para que no le encuentren unos terroristas que quieren secuestrarlo para chantajear a su país. Riza, aunque es homosexual, se ha enamorado de Sexilia, una punk ninfómana que parece corresponderle y con la que comienza a vivir una vida delirante en su ciudad de adopción, cuna de la Movida. La relación de ambos se empieza sin embargo a complicar cuando los terroristas estrechan el cerco sobre Riza y cuando otras relaciones sexuales se les presentan a los dos, relaciones que pueden desatar a sus fantasmas del pasado. El caos absoluto ha llegado a las vidas de Sexilia y Riza... Y de todos los que les rodean.


Tras debutar con la loquísima “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón”, Pedro Almodóvar continuó, hasta la genial “¿Qué he hecho yo para merecer esto?”, realizando comedias: fueron las dos siguientes aún más delirantes que esta primera si cabe. “Laberinto de pasiones” fue el segundo filme del manchego, y “Entre tinieblas” el tercero (aunque en éste irrumpió parte del drama pasional que iba a caracterizarle en el futuro). A partir de ellos, combinaría ya casi siempre la comedia con el mencionado drama. “Laberinto de pasiones” es una cinta en la línea de “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón”: es otro filme que enarbola la bandera de la libertad absoluta en un mundo que acababa de salir de una larga dictadura. Por supuesto, está ambientada en la ciudad de la fiesta eterna del momento, el Madrid de la Movida, en el que Almodóvar vivió años muy importantes para su vida y para su carrera. Almodóvar no fue por el camino de la denuncia del decadente franquismo o por el del revisionismo histórico que escogieron muchos de sus compañeros de generación: él eligió el camino más frívolo y desinhibido; si muchos grupos musicales de la Movida eligieron el camino de la pura diversión, él hizo lo propio en el cine. “Laberinto de pasiones” mantiene por ello las constantes de su debut (por cierto, fue igual de criticada por su visible descompromiso social y político): es en todo momento una película creada para el entretenimiento más desprejuiciado, canalla y loco. El asunto que trata es, una vez más, el de las relaciones personales, centrándose en los amores y desamores de unos personajes extravagantes como pocos metidos en conflictos del todo surrealistas. Se busca el efectismo, el escándalo con objetivos lúdicos, y no hay en la obra absolutamente ningún tabú del momento que no se viole: homosexualidad, bisexualidad, escatología, prostitución, travestismo, transexualidad, incesto, sadomasoquismo… Y hasta terrorismo (con propósitos lúdicos, como dije antes). Madrid es el lugar en el que todo ocurre: una ciudad moderna, libre hasta el extremo, culturalmente avanzada y abierta, de imparables noches de juerga y de gente que por fin da de lado a la moral y a los convencionalismos rancios de las décadas anteriores. Almodóvar le canta una vez más a la capital española con tanto fervor y cariño como Woody Allen o Martin Scorsese le cantan a Nueva York, François Truffaut a París o Kevin Smith a Nueva Jersey. El estilo es el de siempre: el puro collage de influencias estéticas con una narritva que, en estas primeras obras almodovarianas, se estaba aún desarrollando. El filme es, como “Pepi, Luci; Bom…” un genial documento social del momento: retrata a la perfección la juventud (especialmente su facción más radicalmente hedonista) de aquella época de profundos cambios y todo el mundo en el que se movían. Además de sus protagonistas, encontramos en “Laberinto de pasiones” un caos constante de cortos cameos de personajes de la Movida: podemos ver entre otros al propio Almodóvar con su amigo McNamara, a varios componentes de Kaka De Luxe, de Alaska y Los Pegamoides, de Radio Futura, de Derribos Arias, al pintor Guillermo Pérez Villalta… Muy divertida y desquiciada película del primer Almodóvar.

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